Partamos por entender qué es en realidad la política, porque con los años se ha venido distorsionando y deformando su significado:
Política es: Actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan al país o a una sociedad.
Políticos: Persona que se dedica a la política interviniendo o aspirando a intervenir en el gobierno de un Estado, municipio o comunidad.
Teniendo claro el significado de ambas palabras podremos descubrir con bastante facilidad que prácticamente la mayoría de los políticos que están dentro de la política están haciendo de todo menos hacer política.
He observado, con el paso de los años, en el transcurso de mi vida, que para empezar todo aquel que decide ser presidente se avejenta de una forma rapidísima. El desgaste físico de los presidentes ya es algo comprobable y notorio. Ahora entonces, imaginen su estado emocional actual.
Pero, además, están los que insisten en estar dentro de la política y se aferran con uñas y dientes para no perder los llamados “huesos”.
La pregunta es: ¿Qué tendrá la política que todos quieren estar dentro de ella a cómo dé lugar ?
Y es que la verdad es que la política de hoy en día está como para un tema de psiquiatría.
Parece que las personas que ingresan a la política se sienten pero además se les atribuye tal poder, con tanto dinero en sus manos, con tal reforzamiento de sus egos, que de plano enloquecen.
Me parece que algunos políticos manejan desde siempre una autoestima muy baja y la política les da esa posibilidad de ser reconocidos, de “brillar”, de tener las luces encima de ellos; los reflectores, las entrevistas, las fotos. Un político con una autoestima alta no tiene tanta “adicción” a ser visto, reconocido, escuchado, entrevistado, grabado o fotografiado cual rockstar.
Se ha sabido de muchos artistas que al adquirir fama y fortuna llegan a enloquecer, a llenarse de ambición por los excesos y adicción por la fama a tal punto de morir por ello. La lista es grande: Elvis Presley, Marilyn Monroe, Kurt Cobain, Whitney Houston, etc.
Todos ellos perdieron el piso al adquirir peso y relevancia. Vivían a través de ser vistos por otros, pero claro, ellos tenían talento. Sin embargo, perdían la confianza en sí mismos y ya no soportaban que nadie hablara de ellos o que de pronto dejaran de brillar. Querían más, más y más. Más de todo. Más de más cosas.
Creo que lo mismo pasa con nuestros políticos de hoy en día aunque tengan cero talento para serlo.
No diré nombres porque ustedes saben quienes son, afortunadamente ya andamos todos muy avispados y despiertos, pero es notorio el desvarío emocional y psicológico de algunos políticos.
Y es que, sencillamente creo que no están hechos para ser políticos. Llegaron ahí quizá arrastrados por la ambición, por el hambre de poder, porque alguien los colocó ahí, pero no tienen la inteligencia emocional para estar dentro de la política.
A nuestros políticos de hoy se les olvida qué es hacer política. Parece más un concurso de talentos de la primaria que una competencia democrática entre los participantes donde en verdad muestren su talento o sus dones para hacer política.
Lo grave de todo esto es que estos políticos que ya no saben para donde van ni de dónde vienen, que siento que enloquecen con el solo hecho de imaginarse y verse fuera de la política que hacen o dicen cualquier estupidez para quedarse ahí y que nadie los mueva de su centro.
Lo grave es que los afectados son los ciudadanos, los mexicanos que, con ojos desorbitados, vemos cómo van perdiendo el control mental y emocional nuestros políticos frente a nosotros sin que nadie les diga nada ni nadie los detenga.
Entre ellos mismos incluso se llegan a despedazar, mientras tanto el mexicano que ve esto como un ring de lucha libre, hace lo que puede con lo que tiene para sobrevivir a su día día.
Yo de verdad que, como psicóloga, pero también como una mexicana preocupada por este escenario, invito a que el INE promueva exámenes psicológicos a las y los candidatos para el 2024 como un requisito fundamental para poder contender.
Perooooo... Seguramente no querrán, porque saben de antemano que el primero que tendría que someterse a una prueba de estas es el ahora presidente que nos gobierna, el cual, sí… se ha llenado de canas y ojeras, manotea como nunca antes, pero también, a estas alturas ya se le ve fastidiado y cansado, ya no tiene filtro para decir las cosas, se enreda el mismo, se desenmascara sin importarle mucho si se nota o no se nota.
Y sí, debe de ser el clásico hombre de la tercera edad que se niega a recibir apoyo psicológico pues comúnmente las personas de esas edades no han terminado de entender que acudir con el psicólogo no es una señal de locura, sino una forma de mantener un estado de salud mental adecuado sobre todo por el paquete que cargan todos los días y que ellos decidieron asumir.
Aunque López Obrador haya dicho que gobernar es muy sencillo y que no tiene mayor ciencia, la verdad es que estoy segura que él sabe ahora que esto de gobernar es un verdadero caos y que es desgastante y muy complejo.
Pocos, muy pocos políticos tienen la inteligencia emocional para ser y hacer política. Puedo nombrar a varios, que a mi parecer saben controlarse mentalmente mucho más y saben de qué se trata la inteligencia emocional:
Mauricio Kuri, gobernador de Querétaro; Roberto Sosa Pichardo, presidente Municipal de Corregidora, que no es conocido aún por todo el país, pero que localmente ha hecho un extraordinario trabajo; Margarita Zavala, Santiago Creel, María Elena Pérez Jaén.
Me cuesta encontrar personalidades más o menos equilibradas dentro de Morena. De veras que lo intento para que no se me tache de facha.
Claudia Sheinbaum me parece que es una mujer que no fácilmente cae en la agresividad o en el exabrupto, es controlada y centrada emocionalmente, pero preocupa que con AMLO encima marcándole el paso, pienso que en cualquier momento pudiera llegar a explotar.
Todas las y los políticos deberían y merecen recibir atención en su salud mental. De hecho todos los seres humanos deberíamos de tener acceso a ello. Es fundamental para ellos y para el todo el país.
Porque lo que se está viendo ahora con muchos de ellos es aterrador. Parecen salidos de un manicomio, sin que nadie les vigile, les dé tratamiento o les brinden contención.
Enloquecen por el poder y por el dinero. Supongo que al ver en sus cuentas bancarias muchos ceros empieza ahí el quebranto.
¡Y qué difícil debe de ser, ser un político en este país en estos días!, porque estoy segura no saben quién los quiere de verdad, quién los busca por interés, quién los ve como seres humanos y no como puentes para alcanzar puestos y fama. Qué agobiante y paranoico debe de ser para ellos.
En fin… que en este pareciera concurso de talentos que se ha convertido la política mexicana, no nos queda más que desear que en su “locura” y desvarió encuentren el punto intermedio y les asista la cordura y la razón.
Apenas llevamos dos días desde que arrancaron oficialmente las precampañas y ya vemos a muchos políticos que de plano enloquecieron o están en el punto de enloquecer.
Me pregunto si en la política no se ganara tanto dinero, ¿seguirían nuestros políticos queriendo hacer política?
Lo dejo para el análisis .
Es cuanto.