Hay otra arremetida mediática contra el Presidente AMLO por la respuesta que dio a los eurodiputados del Parlamento Europeo, quienes señalaron a su gobierno por los asesinatos de periodistas durante este primer trimestre 2022. El problema es absolutamente real y debe atenderse a la brevedad, pero que los eurodiputados actúen como rehenes de la OTAN y de la política de Joe Biden contra la Federación de Rusia, al grado de que callan ante la intensificación del conflicto con 20 mil mercenarios contratados, armamento y hasta aviones de combate para Ucrania, sabiendo que ello significará más muerte y destrucción, claro que es una inmensa hipocresía política de un colectivo que agacha la cabeza ante una política militar aventurera de sus líderes políticos y militares, y que nos digan que están preocupadísimos por este problema en México (sic). La respuesta es del tamaño de las insinuaciones irrespetuosas y de mala fe que la misiva contenía. Lo apoyo.
No sólo la guerra económica total contra Rusia –más débil en ese espacio que China- es el más grande ataque a la globalización económica, sino que en varios sectores industriales está siendo un “boomerang” contra las economías europeas, asiáticas y la de los propios Estados Unidos, y a través de ellas hacia América Latina, por lo que no se explica cómo los intelectuales, académicos y analistas internacionales en México, con importantes y honrosas excepciones, no se ocupan de explicar siquiera en lo básico el desarrollo de los acontecimientos para entender mejor los términos del conflicto militar, y es porque están más ocupados en declarar su alineamiento con la postura atlántica. El comportamiento lacayuno en México ha sido siempre muy socorrido. Expliquemos términos centrales de una problemática que llevó a la guerra a dos países que antes fueron parte de un territorio unificado bajo una misma unión de repúblicas. Algo muy grave sucedió entre ellos: la interferencia de EUA-OTAN en las relaciones Rusia-Ucrania.
El director actual de la CIA del Presidente Joe Biden, William J. Burns, advirtió sobre el efecto provocador de la expansión de la OTAN en Rusia desde 1995. Burns, entonces funcionario político en la embajada de EUA en Moscú, informó a Washington que “la hostilidad hacia la temprana expansión de la OTAN se siente casi universalmente en todo el espectro político interno aquí” (se refería al territorio ruso). Los países que antes fueron del Pacto de Varsovia (militar) creado por la URSS, hoy son de la OTAN, ¿quién ha desarrollado una política de expansionismo militar? En dos países de la OTAN, Rumania y Polonia, hay misiles apuntando al territorio ruso, Ucrania sería otro más. Rusia acusa: se violó el “Tratado Dos más Cuatro” de 1990 y se ingresó a Alemania unificada a la OTAN. Ha dicho el jefe de la armada alemana: “Putin quiere respeto y debemos dárselo”, es decir, reconocimiento de su poder actual y seguridad para sus fronteras. Es normal.
En 2008, J. Burns (hoy jefe de la CIA), entonces embajador estadounidense en Moscú, escribió a la secretaria de Estado Condoleezza Rice: “La entrada de Ucrania en la OTAN es la más brillante de todas las líneas rojas para la élite rusa (no solo para Putin). En más de dos años y medio de conversaciones con actores rusos clave, desde los que arrastran los nudillos en los oscuros rincones del Kremlin hasta los críticos liberales más agudos de Putin, todavía tengo que encontrar a alguien que vea a Ucrania en la OTAN como algo más que un desafío directo a los intereses rusos”. Ha sido una inmensa provocación política-militar jugar con esa opción contra Rusia.
En junio de 1997, 50 destacados expertos en política exterior firmaron una carta abierta a Bill Clinton en la que decían: “Creemos que el actual esfuerzo liderado por Estados Unidos para expandir la OTAN… es un error político de proporciones históricas” que “perturbará la estabilidad europea”. Como en la Primera y Segunda Guerra Mundial, el teatro de operaciones militares sería Europa. Pero la doctrina militar rusa ha cambiado: Stalin decía “lo peor que le podemos hacer a Estados Unidos es traerlo a combatir a Asia”, hoy Putin afirma: en caso de conflicto “combatiremos a las puertas de Washington”. Demasiado riesgoso para todos seguir en esa lógica. Se requiere un Gran Pacto para transitar ordenadamente hacia un nuevo Orden Multipolar como lo determina la real situación mundial actual.
Finlandia y Suecia no quieren quedar atrapados en esta disyuntiva “OTAN si, entonces vs Rusia”, “OTAN no, entonces vs UE”, y han declarado su neutralidad. Cuando un Estado se declara neutral es un estatus internacional previsto en el Derecho Internacional Público y debe ser respetado, como Suiza. Eso es lo que quiere V. Putin de Ucrania, una declaratoria formal de neutralidad. Los líderes occidentales responden –no Ucrania- que es un país libre y soberano y puede decidir integrarse por su propia decisión. Entonces eso nos devuelve al problema original: la OTAN en la frontera oriental de la Federación Rusia a través de Ucrania. Lo mismo podrían responder Suecia y Finlandia, y no lo han hecho, se han declarado neutrales, aunque no lo han suscrito formalmente. Putin ha declarado: “lo que necesitamos lo vamos a obtener con la guerra o con negociaciones”.
El mismo creador de la “doctrina de la contención” del comunismo, George F. Kennan (2008), se ha preguntado si el expansionismo militar de la OTAN en Europa ha aumentado la seguridad o la vulnerabilidad de los Estados europeos. El caso de Ucrania es una respuesta contundente: los has hecho más vulnerables a la doctrina de seguridad nacional y las reacciones de Rusia frente a las presiones de la política militar atlántica, y al nuevo posicionamiento ruso en el sistema internacional, así como en el balance estratégico regional-global. Hay que partir de ello, no renegar y desconocerlo. La historia sólo puede echarse atrás con grandes guerras o con cataclismos políticos o naturales impredecibles.
Por eso el mismo Henry Kissinger ha afirmado:
“Es una característica particular de Rusia que la convulsión en casi cualquier parte del mundo la afecta, le da una oportunidad y también la percibe como una amenaza. Esas convulsiones continuarán. Me temo que se van a acelerar”. Kissinger continúa: “Occidente asumió erróneamente, en los años antes de que Putin se anexara Crimea, que Rusia adoptaría el orden basado en las reglas occidentales. La OTAN malinterpretó el profundamente arraigado anhelo de respeto de Rusia”. Pregunta el entrevistador: “¿Quiere decir que provocamos a Putin?”, y luego afirma. “No creo que Putin sea un personaje como Hitler”, responde Kissinger. “Él sale de Dostoievski (…) a los europeos les espanta un mundo sin EE.UU”.
Los aliados anteriores de la URSS en Europa Central y del Este (con fronteras comunes con la actual Federación de Rusia) se integraron a la Unión Económica Europea y a la OTAN (Alemania oriental se unificó con Alemania occidental, Polonia, Rumania, Bulgaria, Hungría, Checoslovaquia que se dividió en la República Checa y la República de Eslovaquia). Además desapareció la República Federativa y Socialista de Yugoslavia (integraba 6 repúblicas), es decir, el Estado Yugoslavo, y surgieron como repúblicas independientes: Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte y Montenegro, más una provincia autónoma: Kosovo.
La República Federativa Yugoslava formada por Serbia-Montenegro surgió de esta ruptura y se mantuvo hasta 2003, su Presidente Slobodan Milosevic fue acusado por Occidente de genocida por la guerra que hubo con Bosnia-Herzegovina, la OTAN bombardeó e invadió esta república (allí también hubo muchos muertos) y la desmembró en dos Estados más débiles, Serbia y Montenegro. Hasta aquí EUA-Occidente y la OTAN reconfiguraron toda la geografía territorial y la geopolítica de los Estados vecinos eliminando cualquier rival, Estado o República competitiva en lo político-militar, particularmente borraron la República de Serbia-Montenegro que se orientaba hacia una alianza con la Federación de Rusia, pero fue desmembrada por occidente y su Presidente capturado y tratado como criminal de guerra. Limpieza política y militar. De la Bipolaridad con la URSS, EUA pasó a la Unipolaridad mundial, a ser el único poder absoluto y líder sin contraste en la alianza militar atlántica. Hoy el mundo cambió, avanzamos hacia un Orden Internacional que deja atrás la Unipolaridad y ve emerger la Mutipolaridad, con nuevas potencias globales y regionales que EUA-OTAN se niegan a aceptar.
Pero dentro de toda esta reconfiguración completa, un líder como Vladímir Putin hizo resurgir a Rusia como gran potencia energética, científico-tecnológica, volcada a la producción militar, con nuevos pactos y alianzas, bloques y acuerdos económicos, especialmente con China. Impulsó la Organización para la Cooperación de Shanghái (2001) que incluye a China, India, Rusia, Irán, Paquistán y otras repúblicas antes integradas a la URSS en Asia Central, y como observadores a Turquía y Mongolia; impulsó también una agrupación interregional como los BRICs (Rusia, China, Brasil e India, luego se integró Sudáfrica), ha volteado hacia América Latina con acuerdos comerciales, cooperación científica tecnológica (incluso aeroespacial) y militar. En suma ha posicionado a la Federación de Rusia como una potencia global emergente aliada con dos rivales fundamentales de EUA-Occidente: China en lo económico e Irán en Medio Oriente, y penetrando la zona de cuasi-exclusividad geopolítica de EUA en América Latina: Argentina, Venezuela, Nicaragua, Cuba, principalmente. Volvió a colocarse claramente como el segundo ejército más poderoso del planeta detrás de EUA. Derrotó en alianza con Irán, Irak y China, a EUA- Occidente-Turquía-Israel y al Estado Islámico, en Siria. Su liderazgo global en desarrollo es harto incómodo para EUA-Occidente-OTAN.
Tenemos aquí entonces una primera explicación fundamental. Pero ¿cómo pactar con la Federación de Rusia?