Ayer, en El Financiero, Raymundo Riva Palacio pronosticaba un nuevo caso Colosio: “López Obrador está creando las condiciones objetivas para que asesinen a su inesperada adversaria”. Es decir, a Xóchitl Gálvez.
Lo mismo había dicho la directora de la muy venida a menos revista Siempre, Beatriz Pagés: “El presidente López Obrador crea un ambiente que recuerda el asesinato de Luis Donaldo Colosio. En esta ocasión el escenario tiene más riesgos. López atiza la violencia política cuando los cárteles ocupan el 81 por ciento del territorio nacional”.
También ha sido el diagnóstico de Carlos Alazraki, de Atypical Te Ve: “Xóchitl Gálvez podría sufrir un atentado como Ciro Gómez Leyva por parte de algún fanático de AMLO”.
Joaquín López Dóriga, en Radio Fórmula, repite tales palabras: “Es necesario que del mismo Frente Amplio por México establezcan cuanto antes un cinturón de seguridad alrededor de Xóchitl Gálvez, para evitar un desenlace como el de Colosio”.
Y hoy en Reforma la columnista Guadalupe Loaeza aporta su dosis de veneno: “Son tan intensos y reiterados los ataques contra Gálvez por parte del presidente en sus mañaneras, que no faltará algún demente adorador de la 4T que quiera asustar o inclusive algo peor”.
En dos encuesta de vivienda que se han difundido —Darío Celis dio a conocer en El Heraldo de México la de Buendía & Márquez y la propia empresa De las Heras Demotecnia publicó resultados en su página de internet—, los careos son contundentes: Claudia Sheinbaum supera a Xóchitl Gálvez por mucho más de 20 puntos. Vi ayer otra encuesta, también de vivienda, con números parecidos; supongo que pronto será pública.
Es lógico que Xóchitl compita en gran desventaja en relación a la líder en Morena, Claudia: la candidata de la derecha empresarial es todavía muy poco conocida lejos de las redes sociales y de las zonas de clase media y alta de algunas ciudades mexicanas.
El partido de izquierda es muy fuerte por los programas sociales del gobierno federal y el presidente de México mantiene una aprobación altísima; además, los más de 20 gobernadores morenistas han hecho la tarea de estar cerca de la gente. Eso explica las pobres estadísticas de preferencias electorales de la candidata de la clase conservadora.
Si los estrategas de Xóchitl y sus promotores, como el empresario Claudio X. González, pensaban que la vendedora de gelatinas iba a arrasar, se han equivocado. Les costará mucho trabajo llevar la espuma que han levantado en los espacios políticos de las redes sociales al mundo real para convencer a la mayoría de la población mexicana.
Por esa razón, necesitan un gran acto de campaña y lo están construyendo: el atentado para golpear al más importante activo de Morena, el presidente López Obrador, a quien ya culpan de un hecho criminal que solo la perversidad de la derecha podría convertir en realidad.
Sí, Xóchitl debe cuidarse, pero particularmente de sus publicistas y patrocinadores que, si lo consideran necesario, la sacrificarán para restarle fuerza a AMLO, a Morena, a Claudia…