La prudencia es la primera condición de la felicidad.
Esa es una de las enseñanzas de Antígona, de Sófocles. Ni duda cabe que es así tanto para las personas como para las naciones.
Entre ocho juristas inteligentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que han manifestado su inconformidad con la reforma al poder judicial, se busca urgentemente un ministro, una ministra capaz de entender lo que se lee sobre la sensatez en la tragedia de Sófocles.
1.- Margarita Ríos Farjat
Me pregunto si actuará con prudencia la ministra Ríos Farjat. Ojalá, sabiduría le sobra para comprender lo que ella, poeta además de estudiosa del derecho, debe haber leído no pocas veces en Antígona: que si la prudencia es la mejor de todas las riquezas, la imprudencia es el peor de los males.
2.- Jorge Mario Pardo Rebolledo
No creo que vaya ser prudente el ministro Pardo Rebolledo. No le conozco. Sé que es un jurista de excelencia, pero con un defecto grave que daña la capacidad de entendimiento de algunas personas excesivamente preparadas: la vanidad. Ojalá por esta única ocasión tenga un ataque de humildad.
3.- Alberto Pérez Dayán
De todo corazón deseo que actúe con la sensatez que la nación exige a sus líderes un juez talentosísimo, honesto siempre y culto como el ministro Pérez Dayán. Aunque él piense que tenga la razón al oponerse a la reforma, si esta vez ignora sus propios argumentos y contribuye a evitar una crisis política, la historia lo premiará, aunque en lo inmediato lo aturdan con reproches y aun con insultos quienes desean, por defender sus propios intereses, que México caiga en una situación de ingobernabilidad.
4.- Juan Luis González Alcántara Carrancá
Supongo que ha comprendido el erudito ministro González Alcántara Carrancá que no resultó suficiente para acabar con un serio problema nacional su salomónico proyecto; ni hablar, este no ha sido aceptado por los poderes ejecutivo y legislativo. Tengo la esperanza de que, por lo tanto, antes de que se vote Juan Luis retire su propuesta. En política, cuando se enfrentan apasionadamente dos rivales y nadie quiere ceder, para impedir el desastre que provocaría el choque corresponde a la parte débil, con sensatez, entender que debe admitir la derrota. Estamos en esta situación de riesgo político no solo por la decisión de Morena, apoyada por la presidenta Claudia Sheinbaum, de sacar adelante una mala reforma judicial diseñada por el expresidente López Obrador: también, y sobre todo, estamos en dificultades serias porque en el pasado proceso electoral no hubo oposición capaz de lograr el mínimo número de victorias distritales necesario para impedir a quienes ganaron reformar la Constitución a su antojo. En democracia las cosas así son. Considero socialmente suicida insistir en intentar restarle credibilidad a un gobierno con tan fuerte respaldo popular —la aprobación de Sheinbaum es altísima—. No se trata, entendámoslo, de un debate académico ni de dar lecciones de derecho, sino de algo mucho más grave: una realidad política que no se modificará por más que se logre crear el peor ambiente contra México en todos los círculos jurídicos del país y del extranjero.
5.- Norma Lucía Piña Hernandez
Imposible que sea prudente la ministra presidenta Piña Hernandez. Estamos como estamos por su imprudencia, causada en gran medida por los aplausos que recibía de una comentocracia que odia a AMLO y a la 4T. Ella nunca entendió que la elogiaban solo para invitarla a autoinmolarse con el propósito de generarle costos a un presidente, López Obrador, que redujo notablemente la cantidad de dinero que el gobierno federal entregaba a los medios de comunicación. Con inmadurez, ella se sintió heroína, y así nos ha ido. No era la presidenta de la corte suprema que México necesitaba en la segunda parte del sexenio de Andrés Manuel.
6.- Luis María Aguilar Morales
Ha sido tan imprudente como la ministra presidenta. Inclusive, el ministro Aguilar Morales ha actuado como fanático de ultraderecha. Valdría la pena que a última hora, con un gesto de sensatez, apoyara a su país. Contribuir a evitar un conflicto siempre habla bien de las personas.
7.- Javier Laynez Potisek
No le conozco. Mucha gente lo tiene en buen concepto precisamente por prudente. Ojalá entienda el ministro Laynez Potisek, como se lee en Antígona, que si actúa con su reconocida sensatez deberá rechazar los argumentos de sus colegas que con engreimiento debatan este martes pensando que tienen la razón y deben defenderla, aunque a México le vaya mal. Si algo odiaba Zeus era la jactancia de la lengua altiva.
8.- Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
Tecnócrata, riquísimo, partidario de condonar impuestos a los potentados. Es la imagen que le fabricó el presidente AMLO. Una sola vez hablé con el ministro Gutiérrez Ortiz Mena. Fue amable, me escuchó con atención, entendí sus puntos de vista y no me pareció el típico funcionario de gabinetes económicos —de los de antes, de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto— sin sensibilidad social. Demostrará que AMLO se equivocaba y que sí era un hombre sensato que no merecía tales críticas si no apoya el proyecto contra la reforma del poder judicial.
9.- Andrés Manuel López Obrador
Si la implementación de la reforma es caótica, y creo que lo será, AMLO será el responsable del desorden que, en cualquier caso, se superará y México tendrá un nuevo poder judicial operativo y eficaz. La reforma surgió de un mal entendimiento entre Andrés Manuel y la SCJN, es la verdad, pero también es cierto que el pueblo, cansado de una judicatura muchas veces corrupta, apoyó ese cambio en las urnas. Las cosas como son.
10.- Claudia Sheinbaum
La presidenta tendrá que armar un complicado rompecabezas. Porque no nos vamos a quedar en el limbo si, como es probable, la elección de personas juzgadoras resulta un fiasco —sobre todo por el nivel de abstencionismo, que apunta a ser altísimo, y por las quejas que habrá dada la complejidad de las boletas de votaciones—. Se tendrá que corregir lo que deba corregirse, pero el hecho es que tal reforma ya es Constitución, como dijo ayer Claudia Sheinbaum. Para la presidenta, debe “quedar muy claro que ocho ministros no pueden estar por encima del pueblo de México y que quien está poniendo en duda la reforma —que ya es parte de la Constitución—, no es la presidenta de la república, son los ocho ministros y ministras”.
11.- Todos y todas ya a trabajar sin debates que dañan
Me parece que Claudia tiene razón: ya hubo una reforma constitucional y no puede la corte suprema echarla abajo. Permitirlo sería caer en una dictadura de la judicatura, tan perjudicial como cualquier dictadura. Además de tener la razón, la presidenta cuenta con instrumentos para imponerla, no solo el aparato enorme del poder ejecutivo, sino respaldo popular, como queda claro en el tracking diario ClaudiaMetrics: entre ayer y antier, en el contexto de la polémica judicial, su aprobación pasó de 67.3% a 68.6%.
El hecho es que habrá paz si acepta la derrota solo una ministra, solo un ministro del grupo de ocho que no se han resignado. Si tal jurista prudente aparece, la oposición y los medios le llamarán traidor: otras personas simplemente diremos que actúo con responsabilidad.
Para quienes no están de acuerdo con la 4T, así veo las cosas, llegó el momento de administrar la derrota, lo que empieza por aceptarla. Solo así, algún día, podrán convertirla en victoria. Y para el gobierno de izquierda, especialmente para su presidenta, es la hora de gobernar ya sin polémicas que en nada ayudan. Ojalá dejemos ya gobernar a Claudia sin tantas odiosas, inútiles distracciones.