El asunto de la sobrerrepresentación es de la mayor relevancia para el futuro del país. Se juega, nada más ni nada menos, que Morena y sus aliados, en un asalto a la Constitución, y sin la necesidad de dialogar con los partidos minoritarios,  cuenten con los votos en el Congreso federal para reformar el modelo del Estado mexicano.

Sin embargo, se trata de un tema complejo, y resulta bastante ininteligible para muchos mexicanos.

Mientras los morenistas y partidarios juegan con el número del 85 por ciento (en relación con el número de diputaciones de mayoría relativa ganadas por Morena) otros esgrimen el argumento –verdadero también– de que el oficialismo apenas alcanzó el 56 por ciento de la votación nacional emitida a la Cámara de Diputados; lejos, pues, de las dos terceras partes.

Ante este panorama, la “Marea Rosa” no consiguió lo que buscaba. Bajo el “liderazgo” de Xóchitl Gálvez y Claudio X. González, apenas se reunieron efectivamente un puñado de personas para protestar frente al INE y exigir que los consejeros respetasen la voluntad popular de no concederle a Morena la mayoría calificada.

Previo a esta paupérrima convocatoria, Claudia Sheinbaum, en un video publicado en sus redes sociales, “exhortó” al INE y al Tribunal a seguir los criterios del pasado, es decir, que en una evidente lectura equivocada de la integralidad del artículo 54 de la Constitución, conceda el 8 por ciento de sobre representación a cada partido, no así a la coalición.

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En suma, ante una problemática compleja, mientras la presidente electa, diputados, senadores  y otros personajes conspicuos de la vida pública nacional buscan presionar al INE y a los magistrados del Tribunal para que fallen en favor del oficialismo, la oposición (sí, el 46 por ciento de los mexicanos que no votaron por Morena y aliados en el Congreso) están condenados a confiar en el liderazgo de Claudio X. González, Xóchitl Gálvez y Margarita Zavala, entre otros.

El domingo mismo, mientras la marea rosa “se congregaba”, Alito Moreno, quizás el político mas desprestigiado del país, se coronaba nuevamente presidente nacional del PRI. Una vergüenza.

Es urgente, pues, que los líderes de opinión y todos aquellos hombres y mujeres que tienen una voz pública poderos,  terminen su idilio veraniego, se reintegren a sus funciones y contribuyan, al lado del raquítico liderazgo politico de la oposición, a plantar cara ante el autoritarismo que se viene.