Honestamente, no voy a esperar a diciembre para leer los titulares de múltiples medios de comunicación que tacharán de “profundo fracaso”, “dispendio absurdo del erario”, “elefante blanco con alas” (y sigan ustedes con todos los adjetivos para denostar que se les ocurran), sobre el arranque de operaciones de la “nueva” Mexicana de Aviación.
Desde ahorita están comenzado a “tender la cama”, pero no porque en realidad les interese el tema aeronáutico, pues de ser así estaríamos hablando sobre la fatiga y la sobreexplotación al personal aeronáutico. ¡No!, como esos temas no son redituables “políticamente hablando”, han decidido empezar desde ya a dibujar la anticipada quiebra de la nueva aerolínea del Estado Mexicano, y que además sirva de campaña para las próximas elecciones.
Y no tengo que ocultarlo, me molesta de sobre manera que quieran que le vaya mal al país, que sea más importante quién lleva más agua a su molino porque son tan reduccionistas que todo termina en un amasijo llamado “elecciones presidenciales”; oficialmente no han empezado las campañas, y yo ya estoy asqueada.
¿De verdad ven un fracaso anticipado de la línea aérea? Como bien saben, el día que se anunció la compra-venta de la marca de Mexicana de Aviación, la Secretaría de la Defensa, dio a conocer el plan de arranque, y desde entonces comenté en una columna que me arrojó mucha luz de cómo se va a trabajar.
Vayamos por orden: se tiene pensado arrancar con 10 aviones, tres llegarían en el mes de septiembre, y los otros siete para el mes de octubre. Sin embargo, la información que se vierte en la conferencia mañanera del presidente es usada para hacer vil golpeteo político, y no para hacer un análisis serio.
Lo traigo a colación porque el periódico Reforma ya empezó a golpear al gobierno de la 4T, tratando de hacer ver que lo que hace la SEDENA es ilegal o malo, para que a la gente se le quede en el subconsciente, “el gobierno no sabe administrar”, “es una tontería que mis impuestos se vayan a una línea aérea”, sin más raciocinio que el odio contra todo lo que huela a Andrés Manuel López Obrador.
No nos confundamos. El transporte aéreo es un servicio público; el gobierno en turno, sea del color que sea, sin importar si su ideología es de derecha, centro, o izquierda, tiene la obligación de proveerlo.
Por ello se concesiona a particulares, y ¿quién les da la concesión? ¡El gobierno! No existe una sola aerolínea en el país que pueda volar sin que el gobierno le haya dado la concesión respectiva para volar.
No es difícil imaginar que al Reforma se irán sumando más voces. Quieren hacer pasar por ilegal algo que es completamente normal, y sienten que están descubriendo “el agua tibia”. Todas las líneas aéreas nacionales de este país rentan sus aviones.
Hace muchos, pero muchísimos años, las aerolíneas sí compraban equipos, pero a la postre esto no resulta una buena inversión, así que ¡prepárense! porque voy a referirme al tema de los arrendamientos, de la manera más sencilla.
El principal problema de que las compañías aéreas compraran sus propios aviones, era que los equipos envejecían, y se iban quedando atrás rápidamente, pues siempre hay nuevos modelos de aeronaves.
Una comparación ramplona: al igual que cuando se adquiere un coche de agencia, en el momento que sale a la calle pierde más menos el 30% de su valor; lo mismo pasaba con los aviones, se iban devaluando y era complicado revenderlos después, y terminaban convertidos en un lastre económico para las compañías aéreas.
Por eso que se optó por la figura de “leasing”, arrendamiento puro en buen español y así contemplado en nuestra ley mercantil, que permite rentar aeronaves, e irlas cambiando cada cierto tiempo por modelos más recientes y eficientes, permitiendo al dueño de la línea aérea ahorrarse un montón en mantenimiento, y tener una flota mucho más moderna con la cual atraer más clientes.
Lo normal, es que las aerolíneas del país renten sus equipos con diferentes arrendadoras. De hecho, una misma empresa de aviación tiene diferentes proveedores de aviones y existen distintos tipos de rentas; todo es fluctuante: hoy contrato contigo, mañana con otro, luego regreso contigo; y eso es muy normal.
Que pretendan hacer ver como algo indebido que la SEDENA, como cualquier otra línea aérea, está estudiando con quién o quiénes arrendará aviones, simplemente es mucha desinformación y mala leche.
Dependiendo de las necesidades de operación y de crecimiento puede empezar el arrendamiento con una empresa, y luego cambiar a otra u otras. Claro que se pueden hacer proyecciones, pero muchas veces se trabaja sobre la marcha, porque la industria aeronáutica es muy voluble. Dar por sentado, afirmando de manera tajante que son acuerdos de más de ocho años, además de absurdo, es totalmente irreal y denota el desconocimiento sobre el tema.
Respecto al plan de arranque anunciado para diciembre, debo decir que la verdad si bien nos va, empezará con tres equipos, pudiendo ser menos; y debe estar muy claro que no se volarán las 20 rutas de un día para otro.
Esto lo sé perfectamente porque a mí me tocó trabajar el plan de arranque de la vieja Mexicana en 2010, cuando los sindicatos buscamos inversionista; ese plan fue aprobado por la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes, tras estudiar su viabilidad e implementación.
El plan que está ocupando la SEDENA, tiene el mismo punto de partida: 10 aviones; en nuestro caso iban a ser Airbus pero en la actualidad serán aviones modelo Boeing 737-800. El funcionamiento del plan de arranque es ir sacando poco a poco las operaciones, comenzando con uno o dos equipos, y tres o cuatro rutas como máximo, e incorporar de manera muy paulatina el resto de los aviones, pudiendo incluso recalcular la viabilidad de operar más rutas, antes de integrar más aeronaves.
En aras de la transparencia debe decirse que este proceso será sumamente lento. Así es que no, en diciembre no verán volando los 10 aviones y las 20 rutas que se mostraron dentro del plan de arranque. Esto permitirá que las voces en contra tachen de “gran fracaso” el inicio de operaciones, pero mi intención es que desde ahora, ustedes amables lectores, sepan que la aviación no funciona de esa manera.
Todo se tiene que hacer lento, por seguridad y porque es la manera en que se van integrando los equipos dentro de las operaciones. En los hechos esto permite ver sí es factible o no continuar con esa ruta; y si no son rentables entonces se exploran otras.
Lo he dicho y lo sostengo: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) es una excelente opción para la aviación de bajo costo, pero no va a tener mil vuelos de la noche a la mañana, eso es absurdo y quien lo crea así solo denota que no sabe sobre aviación. Desde su apertura el AIFA ha ido creciendo de manera paulatina, lo que es correcto, pues permite vigilar la seguridad de las operaciones que se llevan a cabo en sus instalaciones.
En una columna anterior hablé del “Nuevo Aeropuerto Internacional de Doha” (o Aeropuerto Internacional Hamad, como prefieran llamarle). Su construcción comenzó en el año 2004, y su primera fase de operación fue en 2012; posteriormente a su inauguración, pasaron dos fases más en 2015. Y no dejo de lado que este aeropuerto es operado por Qatar Airways, la aerolínea bandera de Qatar, subsidiada por su gobierno.
Muchos de los que fueron al pasado Mundial de fútbol quedaron maravillados de Qatar; y seguramente supieron que la familia Al Thani (los monarcas de Qatar desde mediados del siglo XIX) tienen su aerolínea, manejan ese aeropuerto y usan el dinero de los impuestos para este tipo de empresas.
En nuestro país, con apego a nuestra legislación, lo que el gobierno en turno está haciendo es ver más allá, y que como país nos conviene tener una aviación fuerte. Otro ejemplo: España cuenta con 25 aerolíneas comerciales, y su territorio es la cuarta parte del nuestro, y nosotros apenas tenemos 11, y nos quejamos amargamente porque está saliendo la aerolínea comercial número 12. Creo que ese rechazo no está en una justa dimensión.
En resumen, en diciembre no esperen ver volando los 10 aviones que va a rentar la SEDENA; ni cubriendo desde el día 1 las 20 rutas. Eso no significa que ya valió gorro y que es un tremendo fiasco o un gravísimo error; al contrario, eso significa que el arranque de operaciones se está haciendo de manera adecuada y segura.