En 2022, ocurrió un cisma en la selección española: 15 jugadores, entre ellas la barcelonesa Aítana Bonmatí (mejor futbolista femenina del planeta) y la americanista Andrea Pereira, peleaban ciertos puntos con los que había inconformidad y fue así cómo enfrentaron ni más ni menos una copa del mundo, la de Australia/Nueva Zelanda 2023, resultando contra todo pronóstico las campeonas de la justa mundialista.

Sin buena parte de sus estrellas y con no pocas jóvenes sin tanto renombre fueron avanzando hasta vencer por la mínima a Inglaterra en la gran final. ¿A que me lleva esto a relacionarlo con la Selección Mexicana de este momento? A que es una Selección en la que su DT, Jaime Lozano, dejó fuera a varias “vacas sagradas”: Un Memo Ochoa, que si bien aún tiene nivel y con Selección es el mejor portero de la historia, vienen ya jóvenes que reclaman con justicia y lógica ese sitio.

También a Hirving Lozano, Tecatito Corona y hasta (en mi opinión en un exceso) al mejor goleador mexicano del momento, el yucateco Henry Martin. Esto sumado a que el capitán y mejor jugador de la selección en Copa América (Edson Álvarez) salió con una lesión, que lo deja fuera del torneo, a la media hora de disputarse el primer partido contra Jamaica, entrando Romo en su lugar. Parece mentira, pero desde ese momento y luego del gol (correctamente) anulado a Jamaica por fuera de juego, la Selección se creció.

Ejemplos parecidos no los hay pocos. Mismo caso de España, que por cierto, ahora juega solo con jóvenes, exceptuando quizás solo a un par. Su entrenador viene, lo mismo que Jaime Lozano, de dirigir selecciones con límite de edad y en la Euro es el equipo que mejor juego ha mostrado, también está la tajante y polémica del DT también español y ya desaparecido don Luis Aragonés, al dejar fuera a su máxima estrella, Raúl González. Pues bueno, casualmente a partir de la ausencia de Raúl en la ROJA, España lo ganó todo: EURO 2008, mundial Sudáfrica 2010, Euro 2012 y subcampeón Copa Confederaciones 2014.

Jaime Lozano apuesta todo pues, al hambre de gloria de los nuevos talentos, que si bien no giran en torno a un gran nombre, estrella y/o referente, bien pueden trabajar en equipo y conseguir dos cosas: una actuación digna en esta Copa América y una base sólida con miras al Mundial a celebrarse en casa en el ya no tan lejano 2026.

Se hace bien pues en dar el golpe de timón, arriesgado es cierto, de dejar toda la responsabilidad a los más jóvenes y/o a los que no se les habían dado tantas oportunidades en Selección, pero se abre una área de oportunidad interesantísima: adiós a un Hirving Lozano (por ejemplo) que vive, todavía, de las rentas de un gol que dio el triunfo más engañoso de México en un Mundial y que fue el del Mundial de Rusia 2018 a Alemania (que aún vive la peor crisis futbolística de su historia) y en llevar a, por ejemplo, una promesa como lo es Marcelo Flores, que ojalá tenga minutos en este certamen continental. En Tigres ya demostró que es un futbolista que tiene con qué marcar diferencias.