Uno de los fenómenos sociales que está sucediendo después del huracán Otis en Acapulco es la descomposición social, que se manifiesta en los robos, los asaltos, los delitos que se cometen por quien aprovecha el caos de la devastación. Es lógico que dentro de los planes de organización inmediata se encontraba la atención de los heridos y la búsqueda de las personas, dar de comer, hacer llegar el agua, reactivar la luz, los servicios mínimos para la subsistencia, pero la reconstrucción del tejido social necesitará de un plan a corto y mediano plazo que implique el dar trabajo a la mayoría de los habitantes del puerto y así generar sociedad.
Es el trabajo asalariado, con seguridad social, la forma en que la mayoría podrá incorporarse a la rutina social de la reconstrucción; van a ser importantes los apoyos sociales directos, pero estos solo reactivarán la economía de consumo minorista, por lo que es más importante reactivar toda la actividad económica preponderante en el puerto: el turismo.
El empleo que se dé a miles de trabajadores para reconstruir los bienes afectados y echar a andar los negocios, dándole trabajo nuevamente a las familias, integrará a las personas a la rutina de la jornada diaria, del desarrollo integral, de las escuelas y de las actividades propias de una ciudad.
La banca privada y sobre todo la de segundo piso será fundamental para este propósito, apoyando con créditos accesibles para levantar los hoteles, los edificios y las casas, claro que con modelos de supervisión y candados para que no se haga uso indebido de los recursos (en EU en pandemia se apoyó a empresarios y se compraron ferraris).
Esta es una gran oportunidad para darle un giro al proceso productivo de Acapulco; el trabajo asalariado formal. Que se acabe la informalidad que solo genera trabajos de miseria, y que las familias tengan seguridad social y derecho a vivienda, que la marginación no sea la continuación de la vida sino el pasado que se llevó el huracán.
Nota. La devastación en las colonias de mayor marginación es el producto de la política social de décadas de los partidos políticos, auspiciando organizaciones populares que invaden predios y crean asentamientos irregulares con el contubernio de los gobiernos, por el botín político de sus habitantes. Hay culpables de eso y debemos de señalarlo.
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Vladimir Ricardo Landero Aramburu. Maestro en Derecho por la UNAM.