Se ha querido simplificar su naturaleza, pero detrás de las decisiones de gobierno y estrategias políticas de López Obrador, hay algo mucho más complejo que un tema de ego personal. El Presidente avanza porque si algo juega a su favor, es que sí ha recorrido al país y conoce de primera mano el sentir y la manera de pensar de la gente; por lo menos de un sector que es mayoría y que fue desatendido por los gobiernos anteriores.
En la oposición se quiere seguir viendo a AMLO como una persona improvisada, visceral y enferma de poder; la realidad es que prácticamente desde el inicio de su gobierno, ha sido el Presidente quien ha impuesto la narrativa y ha ido conduciendo las discusiones y las reacciones de seguidores y detractores hacia donde más le conviene.
Por eso la revocación de mandato de este próximo 10 de abril, independientemente del resultado, ha sido ya un éxito para él y los suyos. Porque no se ha podido entender que la intención del mandatario va mucho más allá de poder recibir un espaldarazo de la gente para saciar su narcisismo.
La revocación le ayuda a López Obrador y a Morena a lograr varios objetivos:
- Seguir colgándose de la popularidad de un político que siempre ha vivido en campaña y que su gran atributo es ser candidato y no servidor público. Es en esa arena donde AMLO se siente más cómodo, seguir siendo opositor cuando se es gobierno y permitirle a la bola de arribistas que están con el, seguir ganando elecciones sin contar con el perfil ni la popularidad que requerirían si no tuvieran el soporte de la imagen del presidente cargando con ellos.
- Desviar la atención de los problemas que aquejan hoy día al país, olvidar los escándalos de corrupción que merodean a su círculo cercano y volver a controlar la narrativa que por un muy breve momento se le había ido de las manos.
- Hablar de su triunfo electoral como si fuera un resultado positivo de gobierno. Ante los pocos logros que se han tenido como gobierno, los resultados de la revocación se presumirán y se usarán como la justificación que les da la razón a todas las decisiones que han tomado, a los errores que han cometido y a las crisis que no han podido resolver.
- Influir en las elecciones de los 6 estados en donde se estará eligiendo a un nuevo gobernador. Con el exceso de propaganda oficialista y con una maquinaria territorial que estará aceitada para que un par de meses después, puedan operar a su favor en estas entidades.
- Legitimar y fortalecer el ejercicio para que AMLO pueda tener un mecanismo de presión que le de poder sobre los próximos gobiernos, los cuales aún siendo de su partido, tendrán que contar con su respaldo para evitar el riesgo de ser revocados por “mandato popular”.
La revocación es todo menos un ejercicio democrático, porque democrático sería que se respetara la voluntad de los mexicanos que votaron por un presidente por un periodo de 6 años, y no atentar en contra de una decisión popular ya tomada en las pasadas elecciones.
Si el gobierno quisiera abrir la participación a la gente para verdaderamente democratizar sus decisiones, se estaría consultando sobre las rutas del Tren Maya y no sobre la revocación del Presidente, sobre la priorización de los recursos para atender crisis vigentes como la de salud, en lugar de consultar si queremos o no que se enjuicie a ex presidentes, se consultaría la opinión sobre los resultados del gobierno en diferentes rubros, pero no sobre si se debe o no aplicar la ley.
Lo importante para México hoy no es la revocación, sino la defensa de nuestras instituciones democráticas como el INE o los Tribunales Federales, que no pueden ser sujetos a una votación popular, porque entonces se corre el riesgo de que las decisiones de sus integrantes se tomen en torno a lo que les de más votos y les gane mas adeptos, en lugar de lo que por ley en realidad tendrían que hacer.
La oposición no debe caer en el juego del Presidente, al contrario, deben dar un paso al frente, imponer la narrativa y comenzar a trazar un plan para que realmente tengan como contrarrestar el efecto AMLO y competir con Morena si es que en verdad aspiran a ganar en el 24. Hoy López Obrador les sigue ganando la partida.