De cara a los comicios que tendrán lugar en Coahuila y Estado de México el año próximo, pero, sobre todo, rumbo a la elección presidencial del 2024, Morena, el partido en el poder, parece desmoronarse.
Existen diversos factores y circunstancias que pronostican su caída, empezando por su origen. Morena nació de un movimiento al servicio de una sola persona, no para el pueblo, no para su militancia (si es que alguna vez tuvo), es propiedad de AMLO y al servicio de él y de su brutal ambición de poder.
La caída de Morena
El fracaso del gobierno de AMLO en prácticamente todos los ámbitos, el sistema de salud colapsado, la inseguridad peor que nunca, vaya, estamos peor que la guerra en Ucrania; obras faraónicas inoperantes, que solo responden a sus obsesiones, una refinería que no refina, un aeropuerto sin funcionalidad y un tren que nada más servirá para destruir el medio ambiente y los vestigios mayas.
El sello de esta administración ha sido la destrucción de instituciones, el franco retrocesos del sector energético y una rampante corrupción, la peor, sin precedentes.
Como cabeza del partido, del gobierno y de todo, el fracaso de AMLO impacta directamente en su partido, que, por estar al servicio de su líder máximo reproduciendo, apoyando y hasta solapando todas sus pifias, no se ha preocupado por convertirse en un verdadero instituto político, con proyecto, principios e ideología propios.
Por otro lado está el Gabinete, el equipo del presidente ha sufrido cambios desde recién iniciado el sexenio, la mayor parte provocados por discrepancias y, en algunos casos, los que han tenido que marcharse por no aceptar las locuras de AMLO. Empezando por los secretarios de Hacienda Carlos Urzua y Arturo Herrera; Víctor Toledo de Medio Ambiente, donde antes había renunciado Josefa González Blanco; Javier Jiménez Espriú en Comunicaciones, el exjefe de la Oficina presidencial Alfonso Romo y Julio Scherer, exconsejero Jurídico, entre otros.
También hay funcionarios del más alto nivel, como el canciller Marcelo Ebrard, que ha logrado sostenerse contra viento y marea, animado por la esperanza de ser “ungido por el dedo de líder” y lograr ser el candidato presidencial de Morena.
Empiezan a tomar distancia
El problema de que AMLO y Morena “sean uno mismo”, es que a estas alturas las cosan comienzan a cambiar, ya no son tan lineales y muchos morenistas ya no se disciplinan a las órdenes de Andrés.
Empezando por el propio Canciller Marcelo Ebrard quien con toda seguridad aceptará ir a la contienda presidencial por el MC de su amigo Dante Delgado y con él se llevará al PVEM, partido que controla Manuel Velasco, el sobrino de su padre político, Manuel Camacho.
A la corriente de Ebrard se sumará sin duda, el líder de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, quien ya rompió lanzas con AMLO y Morena, pero no se irá solo, a su salida podría llevarse al PT.
De cumplirse este escenario, Morena perdería a sus dos partidos aliados, que tomarían finalmente un rumbo completamente distinto.
Pero no es todo, AMLO y su partido podrían perder el apoyo de uno de sus más importantes bastiones que lo impulsaron a obtener el triunfo en 2018, el gremio magisterial, liderado por la profesora Elba Esther Gordillo.
Recientemente la líder de los maestros hizo fuertes declaraciones en una larga entrevista para El Financiero, dijo estar totalmente decepcionada de AMLO, Morena y de su movimiento y que, desde luego, buscará una alternativa distinta. Es decir, el sindicato más numeroso e importante de toda Latinoamérica no jugará para la causa del compañero presidente.
México se inclina por la alternancia
La más reciente encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica da un resultado que confirma esta situación, un 46% de los encuestados quiere la alternancia para 2024, mientras que un 41% prefieren que siga Morena.
Cabe señalar la importancia de los resultados que arroja esta encuesta, porque se dan aún cuando Morena y el presidente no han dejado de hacer campaña y mientras la oposición se ha mantenido en una reorganización interna, lo que hace muy probable que cuando salga la oposición, AMLO y Morena se debiliten aún más.
Por ello, resulta destacable que los factores determinantes para que se presente la alternancia sean, precisamente, la ruptura interna de Morena y la decepción generalizada por el fracaso del gobierno de AMLO.