La Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) acaba de concluir la primera fase de un estudio realizado para conocer las condiciones laborales y de salud de los sobrecargos de Aeroméxico.

Del 7 al 20 de agosto, personal de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) llevó a cabo dichos estudios en una primera fase, dentro de las instalaciones del sindicato.

La finalidad es tener estadísticas sobre las afecciones a la salud de los sobrecargos; y es que el último estudio serio que se hizo con ese fin, fue en el año de 1993, en coordinación con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Sí, les estoy hablando prácticamente de la “prehistoria” de la aviación, pero debo ser enfática: ese estudio se hizo con sobrecargos que tenían condiciones laborales que hoy ya no existen.

En aquel entonces, lo que más me llamó la atención de la información recolectada por ese estudio, fue que científicamente, y sin opiniones subjetivas, se demostró que un año volando equivalía a trabajar siete años en tierra; de ese tamaño era el desgaste físico al que se sometían las tripulaciones de aviación.

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La población muestra fueron las y los sobrecargos de la antigua Mexicana de Aviación y de Aeroméxico. En ese entonces todavía no estaban agremiadas a ASSA ni las sobrecargos de Transportes Aeromar, ni las de Aerovías Caribe, línea más conocida como Click.

Por eso digo que estoy hablando de un pasado muy, pero muy lejano. Y hay que dejarlo claro, lo que acaba de ocurrir en ASSA es una primera fase. Este estudio fue impulsado por la actual secretaria de asuntos técnicos, María del Carmen Ortega, quien con apoyo del auxiliar de la secretaría de prensa, Andrés Becerra, hicieron campaña informativa en redes sociales.

¿En qué consistió esta primera fase del estudio? Pues se les dio una cita para que acudieran en ayuno mínimo de 8 horas y máximo de 12, para tomarles desde peso, estatura, la presión arterial y ver su historial clínico.

Una de las grandes dudas que tenían muchos compañeros sobrecargos, y público en general, era si solamente se iban a quedar con esas mediciones; es decir, faltó información.

De hecho, es lo único que yo podría reprocharles, pues hubiera sido positivo salir a una conferencia de prensa sobre este tema particular, dada la importancia que tiene.

Hablando en plata, creo que los propios tripulantes se minimizan y no ven que en muchas ocasiones se requiere del apoyo del público, de los posibles pasajeros que son los que deberían estar más interesados por el estado de salud de las tripulaciones, ya que las tripulaciones son el personal responsable de la seguridad del vuelo.

Como bien se dice en la aviación, los sobrecargos son los ojos de los pilotos en la cabina de pasajeros, y si están en óptimas condiciones de salud física y mental, su respuesta en una emergencia será mucho más rápida y asertiva que la que pueda tener un tripulante enfermo.

Y justamente porque existen síntomas que “no se ven” o no se notan mucho, es que se debe insistir en que los pasajeros deben saber que tripulantes sanos es igual a vuelos seguros.

Por eso debieron de haber salido a una conferencia de prensa. Pero también soy realista, y sé perfectamente que quien hoy lidera el sindicato de sobrecargos carece de proyecto, y desde que asumió su gestión solo da palos de ciego, impidiendo que el resto del comité ejecutivo desarrolle plenamente su trabajo.

Por esta razón felicito a la actual secretaria de asuntos técnicos, por el empeño en seguir con este estudio, que debió realizarse por la secretaria de previsión social del mismo sindicato.

No pudo ser así porque fue “bloqueada” por la actual secretaria general, al punto que tuvo que renunciar por cuestiones de salud, y desde enero a la fecha esa cartera del comité ejecutivo continúa acéfala; ni modo, hay que decirlo, todo por capricho de la secretaria general, quien no quiso salir de inmediato a elecciones, tal y como lo mandata el estatuto vigente.

Por tal motivo la secretaria de asuntos técnicos María del Carmen Ortega, retomó dicho trabajo que hay que decirlo fuerte y claro, no es un tema que le interese abordar a la actual líder del sindicato.

Así es que por redes sociales nos enteramos de que acaba de concluir la primera fase enfocada en mediciones de la planta de sobrecargos de Aeroméxico, y quiero anunciarles que el día 23 de agosto, o sea el próximo viernes, de 5:00 a 10:00 de la mañana habrá una segunda fase de este estudio.

Segunda fase de estudio a tripulantes de Aeroméxico

Se llevará en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), en el área de “Fast Food”, donde se encuentran las oficinas de ASSA. Ahora las mediciones se harán antes y después de los vuelos; la única condición que piden es un ayuno entre 8 y 12 horas.

Esto servirá para contrastar los datos con los recabados en el sindicato, y veamos cómo está el nivel salud los tripulantes de Aeroméxico. Ya que expresé mis buenos deseos, diré que me hubiera encantado que este estudio no se limitara únicamente a los sobrecargos de Aeroméxico, sino que la autoridad aeronáutica tomara la batuta y pudiera hacerse en el resto de las líneas aéreas nacionales, tanto las de bajo costo, como las charteras, porque nos arrojaría muchísima luz para mejorar condiciones laborales.

Sobre todo con la próxima entrada de la primera presidenta del país, y ante la petición que quedó sin resolverse sobre las 40 horas a la semana, en aviación tenemos muchísimas cuestiones laborales qué revisar, y adecuar a los tiempos actuales.

Y es que en las afecciones de los tripulantes, no solo está la fatiga que experimentan por las largas jornadas y los cortos descansos, también está la alteración de los ciclos cicardianos, ya sea por volar cruzando varios husos horarios, o por los vuelos de madrugada (tecolotes) que vienen a poner patas para arriba tu reloj biológico.

A eso hay que sumarle estrés, en caso de ser cuidador de hijos, padres o de algún familiar, y tener que estar pagando a otros, o viendo con quién encargar a sus dependientes, lo que por supuesto resta capacidad de concentración, y al final comprometen la seguridad de los vuelos, al tener una pérdida de la conciencia situacional.

Esperemos que los resultados de estos estudios sirvan para revalorar el trabajo de los tripulantes de cabina, sean pilotos o sobrecargos, y se les reconozca el gran trabajo que hacen a bordo de las aeronaves. A las aerolíneas les conviene que su personal se encuentre en perfectas condiciones, ya que sanos y contentos producen más, que enfermos y enojados.

Cierro con lo siguiente: me hubiera gustado que este estudio que están llevando a cabo fuera mucho más amplio, y que se tomase en cuenta a todos los tripulantes del país. Ojalá que la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) lo pondere como un tema prioritario. Por una aviación sana y segura.