Y es que ya llegamos muy lejos. Es tal la prisa por sentir que ya llegamos al 2024 que la candidata por Morena, Claudia Sheinbaum, pasó de compartirnos, la semana pasada, quienes serían los integrantes de su campaña política, a anunciarnos ayer quienes estarían dentro de su proyecto para consolidar su propio proyecto de nación si llegara a ser presidenta de México.
Observé que dentro de este gabinete, o lo que ella le llama el “Proyecto de nación 2024-2030″, están expertos en el área de economía, de asuntos externos, especialistas en el área de comunicación, de política, de sociología, de abogacía, de salud y, afortunadamente, se cuenta con un experto en el área de salud mental que es Juan Ramón de la Fuente.
Este tema no debe de pasarse por alto.
Y aunque sinceramente para muchos Juan Ramón de la Fuente ha sido más visto activamente dentro de la política que dentro del área de salud mental, cabe recordar que él es un psiquiatra reconocido, pero además fue secretario de Salud de 1994 a 1999, con Ernesto Zedillo como presidente.
Nombres como David Kershenobich, Gerardo Esquivel, Arturo Zaldívar, Omar García Harfuch, y bueno incluso hasta poetas como Irma Pineda, Olga Sánchez Cordero; Violeta Vázquez-Rojas Maldonado, lingüista y académica; Julio Antonio Berdegué Sacristán, doctor en Ciencias Sociales, sueñan ya para ser miembros del proyecto de nación que pretende formular Claudia Sheinbaum de ganar la presidencia 2024.
Todo suena reluciente y por primera vez se escucha más que hay conocimiento por encima de la lealtad, eso es esperanzador pero ya sabemos que con el presidente todo puede pasar.
Y me parece muy importante y revelador que dentro del gabinete esté una persona que sepa de psiquiatría y que pueda abordar el tema de la salud mental de los mexicanos.
Yo esperaría que con la llegada a la Presidencia de Claudia Sheinbaum se visibilice en realidad el tema de la salud mental desde todos los ángulos. No podemos desatenderla una vez más, porque las cifras son alarmantes:
En México, actualmente, 25% de las personas entre los 18 y 65 años presentan algún problema de salud mental y solamente el 3% de ella recibe atención psicológica y psiquiátrica.
México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en discriminación hacia los enfermos mentales.
¿Qué quiere decir esto? Que la gente difícilmente habla de sus problemas con su salud mental por pena y por vergüenza. Y por otro lado, tendemos a estigmatizar a quien toma medicamentos para la depresión, para la ansiedad o para dormir, los tildamos de adictos y de trastornados.
Ya ni hablar de la tasa de suicidios en México. Es verdaderamente alarmante: Las muertes por suicidio han aumentado. En el 2017, la tasa fue de 5.3 por cada 100 mil habitantes. Para el 2022, de 6.3. Esto equivale a 1,629 suicidios más que en el 2022.
La pandemia trajo una nueva pandemia que es la depresión y la ansiedad. Niños, adolescentes, adultos y adultos mayores la padecen sin que sean ni siquiera diagnosticados y mucho menos tratados, lo que los lleva a cometer intento de suicidio y a concretarlo.
Hay también un incremento importante en el número de personas con neurosis. Al haber desabasto también de medicamentos psiquiátricos estas cifras se dispararon, encontrando así un aumento de peleas por problemas de tránsito vial; mujeres que son golpeadas cada vez más y con mayor agresividad por parte de los hombres y también mujeres que golpean a otras mujeres por discusiones o cosas menores, pero que terminan en verdaderas trifulcas.
No debemos olvidar el caso de dos chicas de secundaria que se golpearon a la salida de sus clases, siendo golpeada con una piedra una de ellas habiendo fallecido; esto en Teotihuacán.
O el caso del joven preparatoriano que sin piedad golpeó a un vigilante del condominio donde vivía porque no le abrió la pluma rápidamente.
También estos chicos agresores necesitan atención psicológica y psiquiátrica, pues su estado emocional, neurólogo y psicológico se encuentra en desequilibrio.
Hay, también, una gran deserción escolar también por adolescentes que ya no le encuentran el menor interés a la vida y no quisieron regresar a clases después de la pandemia.
¿En dónde queda la atención de la salud mental de la propia Claudia Sheinbaum y de los miembros de su gabinete? Eso es algo que debería de ser apremiante: En los aviones siempre se nos dice antes de despegar que los pasajeros se tienen que poner el oxígeno en caso de despresurización primero ellos, para que una vez que ellos tengan suficiente oxígeno, puedan ayudar a los demás.
Me parece que nunca se le ha dado importancia a la necesidad de que los miembros de un gabinete presidencial reciban atención psicológica . Sé de un ex secretario de Gobernación que decidió tomar terapia pues las cosas que había escuchado y visto durante su sexenio le habían generado una serie de trastornos emocionales y afectivos en su persona importantes.
Ellos, por más que sean una eminencia como políticos y científicos o sociólogos, por más que Claudia tenga todas las credenciales y la preparación académica, necesitan y deben recibir también contención psicológica.
La carga de responsabilidad de sus puestos, lo que viven diariamente, las cosas que ven y escuchan no siempre son las más bonitas ¿Se encuentran verdaderamente fortalecidos emocionalmente para enfrentar sus cargos?
¿Porqué hacer a un lado el tema de la salud mental como si fuera poca cosa?
Los niños también necesitan ser atendidos en su salud mental, ojalá en este empezar de cero sea considerada la salud mental de los niños y niñas como parte de las materias curriculares de cajón. Espero que Rosaura Ruiz Gutiérrez, quien seguramente quedaría como secretaria de Educación Pública, pueda enfocarse en este tema.
Muchos niños hoy en día vienen de familias reconstruidas, rotas por la pandemia, vienen de vivir bajo círculos de violencia y abandono. ¿En dónde queda el apoyo psicológico para ellos? Tengo esperanza que lo reciban.
Entiendo que Claudia quiera ser muy austera y ya dijo que así será, pero no se debe de escatimar en los temas y la atención de la salud mental.
Un país con una salud mental atendida es un país en donde habrá más paz, mayor productividad y mayor desarrollo.
No sé si Claudia Sheinbaum lea mi columna, pero con todo el corazón que junto con Juan Ramón de la Fuente, coordinen y sumen esfuerzos en favor de la atención de la salud mental de ellos mismos, y también dirigida a la población que van a gobernar.
Me parece importante que Claudia Sheinbaum haga énfasis en su momento y dé a conocer que Juan Ramón de la Fuente antes de ser político es un especialista en temas de salud mental, porque de alguna manera muchos saben de Juan Ramón conocido desde el punto de vista político y social, pero poco se le conoce como un reconocido médico y psiquiatra.
Refrescarnos la memoria en torno a este tema me parece fundamental y que no debería de pasarse por algo.
Quizá otra vez estoy soñando y solo en sueños quedará lo que deseo para mi país, pero si estamos hablando de esperanza por empezar todo desde cero, ojalá las cosas se hagan y se haga bien.
Si Claudia estaría llegando con bastantes factores en contra a la Presidencia, por lo menos que intente cambiar o proponer las cosas que durante el sexenio de López Obrador no existieron ni fueron tomadas en cuenta.
Porque la intención de trabajar sobre temas que tuvieran que ver con la salud mental en el sexenio Obradorista quedó en eso: en una mera intención.
Es mi mayor deseo que las cosas de ahora en adelante puedan ser diferentes.
Y que sin miedo podamos hablar abiertamente de la salud mental de todos: De políticos, científicos, presidentes, secretarios, ciudadanía, niños, adolescentes, adultos y adultos mayores.
Es hora de empezar a tener esperanza.
Es cuanto