“Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera… evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho.”

Antoine de Saint Exupéry

Ahora que la presidenta electa Claudia Sheinbaum nombró como titular de la Secretaría de Marina al Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles como es hasta ahora derecho constitucional del poder ejecutivo, porque quizá en algún momento por correspondencia estos cargos también serán elegidos democráticamente, me recordó la época del presidente Ernesto Zedillo cuando nombró para el mismo cargo al Almirante José Ramón Lorenzo Franco, su medio hermano, el Dr. Francisco Lorenzo Martínez, era mi maestro de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UNAM, y muchos compañeros de tan digna institución le decían que por nepotismo tomara un cargo en la Secretaría de Marina, o en el Gobierno de México, a lo que mi maestro contestaba que él era feliz siendo maestro y médico, que no necesitaba ese “hueso”, como le llamamos en México al nepotismo, aunque en ese caso en particular, el nepotismo si hubiera sido de gran valía para México, el Dr. Francisco Lorenzo Martínez fue un médico muy capaz y responsable.

Hace tiempo, antes de la pandemia, tuve la oportunidad de viajar a Acapulco, y caminando en la playa llamada muy controversialmente: “Acapulco Diamante”, vi a lo lejos del Océano Pacífico dos barcos de gran envergadura que chocaban con el horizonte, le pregunté a dos integrantes de la Secretaría de Marina con los que me crucé en dicha playa sobre aquellos barcos, y me comentaron que eran barcos pesqueros de Japón, que llegan al límite territorial de México en el mar para pescar, sobre todo, camarón, y me pregunté: ¿Por qué no existe en la playa de Acapulco Diamante un puerto de la Secretaría de Marina, con barcos y sistemas de radar modernos, para verificar que esos barcos pesqueros de Japón “no se pasen de la raya”?

También me he preguntado: ¿Por qué México, siendo uno de los países con mayor acceso a los mares del mundo, incluyendo al Golfo de México, que en alguna época irracionalmente quisieron cambiarle el nombre a Golfo del Atlántico, su Marina no tiene porta-aviones como el “Gerald Ford” que enviaron los Estados Unidos a Israel para el conflicto actual, o submarinos nucleares como los que tiene Argentina con los que se conflictuaron con Inglaterra por la Isla de las Malvinas, o el submarino Ara San Juan que se les perdió en el mar?

Definitivamente, con estos planteamientos, el segundo piso de la transformación de México debería contemplar fortalecer a la Secretaría de Marina junto con el nuevo Almirante Morales Ángeles, para aspirar llegar a ser, en su momento, como la Marina de los Estados Unidos, de Argentina, de Israel, o de Inglaterra, a la que tanto presumió Churchill como su mejor arma contra el nazismo.