“Cuando el río suena, agua lleva”.
Refrán popular
Hay una nueva cara en la contienda política nacional. Para variar, la introdujo y le dio relevancia (no sé si de otra manera la tendría) López Obrador.
Algunos aplaudirán que se gesta un cambio generacional y otros más dirán que aún hace falta mucha experiencia.
Más allá de las opiniones, las porras de López Obrador hacia Andrea Chávez Treviño, diputada federal por Morena (obvio), la meten de lleno rumbo al 2024.
Andrés Manuel López Obrador ha conducido su sucesión de forma mucho muy adelantada y de manera personal.
Hace ya un buen rato lanzó a su “corcholata” favorita en un evento multitudinario donde celebraba el tercer aniversario de su triunfo. Sin embargo —lo apunté aquí en este espacio hace unos meses—, últimamente se le ve desencantado con Claudia Sheinbaum.
Y la rumorología no se ha hecho esperar: que por eso no deja fuera del todo a Marcelo Ebrard; que Adán Augusto López es el verdadero sucesor; y un largo etcétera.
Al mismo tiempo es cierto que el canciller ha dejado de aparecer junto al presidente. Van muchas ocasiones que en temas internacionales ni siquiera se le toma en cuenta. El secretario de Gobernación, por su parte, sufrió un fuerte descontón después de usar un jet del ejército para asistir a una gira por el norte del país en apoyo a la consulta de revocación de mandato.
La única que ha recibido porras y cero reproches ha sido la joven legisladora Andrea Chávez Treviño. En una mañanera reciente el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador se dijo orgulloso de su tocaya, Andrea Chávez Treviño:
“Cuando veo argumentar a mi tocaya Andrea (Chávez) en la Cámara de Diputados, que tiene 25 años, me da muchísimo gusto. Eso es para decir, ‘me puedo retirar tranquilo’, ‘me puedo jubilar tranquilo’, ‘me puedo ir tranquilo’, porque así como ella hay muchos otros, hay relevo generacional, eso es lo mejor que se puede aportar”. En ningún momento se le ha escuchado al primer mandatario aplaudir de tal manera a Claudia Sheinbaum; de las demás posibles corcholatas de la 4T, ni se diga.
Andrea, naturalmente, agradeció el reconocimiento presidencial; lo hizo en Twitter con estas palabras:
Me llama la atención la siguiente oración pronunciada por la relevo generacional: “Las y los niños que vivimos la absurda ‘guerra contra el narco’ tenemos memoria”.
Significa que ella, en su natal Ciudad Juárez, Chihuahua, adquirió conciencia política debido al horror de la guerra contra el narco. De ahí que en su biografía se destaque que la licenciada en derecho haya sido en 2015 representante de México en el foro Youth, Peace, and Security, un programa de empoderamiento juvenil y feminista llevado a cabo por la Organización de Naciones Unidas en Amán, Jordania.
En la lógica de Andrea Chávez —quien llegó al activismo de izquierda empujada por el terror de la guerra de Felipe Calderón contra el narco— también cabe preguntarnos cuántas Andreas generará en las niñas de hoy el espanto de la NO-guerra de AMLO contra el crimen organizado, que guste o no, y le pese a quien le pese, objetivamente hablando ha causado en todo el país muchos más asesinatos que en el periodo calderonista.
Porque, mismo admitiendo que la violencia actual sea una consecuencia de la guerra de Calderón, lo cierto es que hoy hay más muertos que nunca.
El tocayo de Andrea prometió en campaña que su política de abrazos y no balazos iba a pacificar a México desde el arranque de su gobierno. Pero, ya rebasada la mitad de su sexenio, los muertos y las desapariciones se siguen acumulando —sobre todo de jovencitas inocentes— , en cantidades nunca antes vistas.
No es consuelo, pero sí representa una esperanza para el futuro de México comprender que todo este drama del gobierno de la 4T nos entregará a muchas Andreas hartas de la izquierda y tan o más valiosas que el relevo generacional de Andrés Manuel.
Pero, como son tantos los muertos actuales, seguramente por eso —además de por la obvia razón de su nombre— está tan fuerte en las encuestas de preferencias electorales presidenciales el joven Luis Donaldo Colosio Riojas, único político de oposición que reta a Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, de Morena. El tracking diario de MetricsMx publicado en SPNoticias es irrefutable:
Tal vez López Obrador —el gran operador político— viendo el avance que muestra Luis Donaldo Colosio, apuesta por otro perfil, el de una joven que podría presentarle batalla.
Por parte del resto de la alicaída oposición (PAN-PRI-PRD), ni Lilly Téllez ni Ricardo Anaya ni Enrique De la Madrid logran los porcentajes de aceptación e intención del voto pensando en el 2024 que tiene Colosio. Este, además, continúa creciendo.
Ante esta realidad, ¿López Obrador piensa en una rival joven y que pudiera hacerle frente a Colosio?
Si Andrea Chavez tuviera la edad mínima que se exige para ser presidenta de México, con certeza ya habría sido considerada otra corcholata, y de las fuertes, por el presidente AMLO. No la tiene, es demasiado joven, pero resulta dable pensar que Andrés Manuel —un político astuto como pocos—, ya analizó la popularidad de Colosio y llegó a la conclusión de que a Morena le hace falta un candidato o una candidata que brille por su juventud.
Ya están cerca de la tercera edad o de plano la rebasan —dicho sea con todo respeto— tanto Sheinbaum (59 años) como Ebrard (62), lo mismo que el resto de los y las corcholatas de Morena: Esteban Moctezuma (67 años), Juan Ramón de la Fuente (70), Rocío Nahle (58), Tatiana Clouthier (57) y Adán Augusto López (58).
Solo hay tres personajes del gabinete de AMLO más o menos destacados que cumplen con el criterio de la juventud: Zoe Robledo (43 años de edad), Román Meyer (38) y Luisa María Alcalde (34).
De un político como Andrés Manuel, nadie deberá descartar que, de pronto, le dé por promover intensivamente a los relevos generaciones que tiene en su propio gabinete, entre quienes parece tener ventaja Zoé, quien se ve más hecho como político y, por lo tanto, quizá todavía no esté resignado a solo pelear la gubernatura de Chiapas.
Volviendo al tema… Andrea Chávez se ha vuelto la cara joven de Morena que no tiene empacho en mostrar su relación sentimental con Abraham Mendieta o en tener posturas tan disímiles como defender la #LeyBartlett y a la vez ser proaborto. En ocasiones representa una mezcla rancia al pensar en la energía eléctrica contaminante como única opción de desarrollo o al atender las voces caducas de un comunismo ya inexistente pero defendido y adorado por su novio, el español Abraham Mendieta.
Tal vez de él obtuvo su odio hacia la empresa —también de origen español— Iberdrola... Lo cual, por cierto, no se le cuestiona, si bien sí se le aconsejaría no confundir una empresa con toda la industria de energías renovables.
En todo caso, Andrea es una mezcla de ideas pasadas y un desparpajo de juventud. Cree en las formas autoritarias de la 4T, pero actúa de forma espontánea. Por contraste, pareciera que Claudia Sheinbaum se acartona cada vez más tratando de imitar a López Obrador. La jefa de gobierno de la capital se ha vuelto más papista que el Papa o más “amloísta” que el mismo AMLO.
¿Debe Claudia preocuparse? Supongo que sí. Y tal vez su preocupación explica su radicalización, su mimetismo a ultranza y su defensa de todo lo que diga y haga AMLO que ya raya en lo ridículo.
Ni siquiera el mismo López Obrador actúa de forma tan burda. Su actitud la hace parecerse a un zelote. Sí —sin intención de ofender—, a aquellos pertenecientes a un grupo religioso del pueblo judío caracterizados por la vehemencia (ok, no) y rigidez en su integrismo religioso, que en este caso es político.
Tal vez Claudia y Marcelo deberían dejar de vigilarse solo entre ellos, para volver a ver lo que hacen otros competidores, ya que en el carril de los viejos avanza sin hacer demasiado ruido Adán Augusto, y en el de la juventud parecen listos para arrancar en cuanto el jefe lo ordene Zoé, Román y Luisa María.
Todo esto por el efecto Colosio, quien cuando niño vivió los horrores de otra guerra: la del priismo salinista que hizo todo lo posible por destruir a su padre, y lo logró.
Hay dudas en López Obrador y estas le han abierto la puerta a personas como Andrea Chávez. Le han dado entrada a otros perfiles, no solo como relevos generacionales, sino también como posible “plan B” para Morena en el cada vez más cercano 2024.
Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero