Es claro que el regreso a clases para niños y jóvenes después de dos años de pandemia no fue para nada igual. Para todos el desborde de la pandemia nos tomó por sorpresa y para maestros y maestras y directivos escolares no fue la excepción.
Nadie entendía qué estaba pasando y fue todo un reto la impartición de las clases en línea. Muchos estudiantes fueron muy afortunados y tuvieron acceso a las clases virtuales, pero cientos de ellos no contaron con ese privilegio.
El regreso a clases cien por ciento presenciales, así de manera abrupta como lo indicó que se diera Delfina Gómez, ha develado el impresionante rezago educativo en el que se encuentran los estudiantes. No podemos negar que antes de la pandemia el nivel educativo en México no era el mejor, ya se venía notando un deterioro en el aprendizaje por ejemplo en la enseñanza de las matemáticas para educación básica, después de la pandemia las cosas se han complicado mucho más.
No hubo un periodo de adecuado aprendizaje entre los niños que brincaron de la primaria a secundaria, por ejemplo, y los adolescentes que están en séptimo (en mis tiempos le llamaban 1ro de Secundaria) ni siquiera han hecho el cambio de la niñez a la pubertad de manera adecuada. Entonces hoy encontramos a jóvenes que se enfrentan a un mundo de tira de materias para los que madurativamente aún no están preparados y simplemente están reprobando las materias, luego entonces se sienten frustrados y deprimidos por no poder alcanzar las exigencias curriculares, pero a la vez se sienten libres por haber salido del aislamiento.
Les platico todo esto pues trabajé un tiempo en un colegio hace poco y pude constatar lo que aquí les platico. Definitivamente la educación en México ha quedado abandonada en los momentos que más necesitábamos a alguien que la guiara por un buen camino.
Al parecer Delfina Gómez dejará de ser Secretaria de Educación Pública para buscar la gubernatura por el Estado de México, o eso es lo que se rumora. No lo ha negado.
En realidad, de todos modos, todo sigue igual de mal esté ella o no esté. A nadie le está importando la urgencia de implementar cambios curriculares en las escuelas y adecuar las necesidades de los alumnos y los niveles de aprendizaje a raíz de la pandemia.
Tampoco podemos perder de vista que hubieron muchas secuelas a nivel psicoafectivo sobre todo en los adolescentes, pero tampoco es un tema en el que las instancias del gobierno estén poniendo la atención debida. Porque, me van a perdonar, pero todos estos discursos del que creo van a poner como Secretario de la SEP, Marx Arriaga, son de dar pánico. Pues suena más a que quieren adoctrinar a niños y a niñas que a enseñar, que no es lo mismo.
Mi propuesta como psicóloga educativa, sería revisar primero cómo están los estudiantes desde área física y emocional, muchos de ellos perdieron a algún familiar por el COVID, otros tantos sufrieron “abandono” emocional por parte de sus familiares, intentos de suicido y cutting ( autolesionarse) y a partir de esta revisión, poder después hacer un diagnóstico de en qué nivel de aprendizaje están.
Por la pandemia muchos niños no han alcanzado a madurar lo que sin pandemia hubieran madurado. No pueden entonces, maestros y directivos enseñarles cosas si sus procesos de pensamiento y aprendizaje no están listos para ello.
Pero al escribirles todo esto, me preocupa y pienso: ¿pero y esto a quién le importa? ¿quién pondrá atención en esto? ¿cuándo tendremos la certeza de que habrá una buena o buen secretaria o secretario de Educación Pública que su única intención sea llevar a los niños por un camino de superación y aspiraciones sin caer en adoctrinamientos? Me queda claro que no debemos dejarle toda la responsabilidad a los colegios, pero sí debemos de pedir que se ponga atención en este tema, porque es trabajo de todos.
Y ya ni qué decir de aquellos niños y adolescentes que no tuvieron medios tecnológicos ni siquiera para tomar clases en línea. Incluso, muchos jóvenes ya, de plano, no quisieron regresar a la escuela y los padres se vieron rebasados para llevarlos obligadamente, rindiéndose ante ellos.
No sé si sirva de algo esto que escribo, pero tengo esperanza de que algo bueno por fin le pase a este país y que la educación para niños y jóvenes esté a salvo. Aunque sinceramente lo encuentro complicado.
Es cuánto.