Muy interesante artículo de Sergio Sarmiento hoy jueves 19 de enero en Reforma. “Salud como en Suiza”, se titula. Narra un accidente que tuvo mientras participaba, como periodista, en el Foro Económico Mundial de Davos. Resbaló en el hielo y tuvo que ser trasladado en ambulancia a un hospital. Esto le dio “una oportunidad inesperada: conocer de primera mano el sistema de salud de Suiza”.
Sarmiento compara el sistema de salud suizo con el de Dinamarca, este último el ideal para México del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Como dice el columnista de Reforma y conductor del principal noticiero de El Heraldo Radio, “Dinamarca tiene uno de los mejores sistemas de salud del mundo, aunque el de Suiza es tan bueno o mejor”.
El sistema suizo es ejemplar, ni duda cabe. Y es privado, absolutamente privado. Puede, entonces, servir de guía para mejorar parte del sistema mexicano: el de los hospitales privados.
Entendamos las cosas más allá de fanatismos de izquierda que estorban en el análisis:
- La persona que paga por su atención en centros de salud particulares le quita una carga al Estado.
- Que quede claro: quien se atiende, digamos, en los hospitales del Grupo Ángeles, no le cuesta al Seguro Social ni al INSABI ni a la Secretaría de Salud, aunque pague puntualmente sus cuotas al IMSS y todos sus impuestos.
- Debería estar en el mayor interés del gobierno que funcione mejor el sistema de salud privado, si no por otra cosa, porque le quita costos al Estado.
- Pero…
- Los hospitales privados son muy caros. Entonces, la gente que los utiliza los paga porque tiene seguro de gastos médicos. Hasta los multimillonarios lo hacen así.
El abuso de las compañías aseguradoras
En México el sistema funciona a medias porque las aseguradoras abusan. Abunda la gente poco ética entre sus propietarios y directivos.
Uno de los grandes abusos de las aseguradoras —no el único— tiene que ver con la preexistencia. Es decir, si alguien tiene una enfermedad ya no se le asegura. Nunca, jamás. ¿Y si enferma de otra cosa? Tendrá que pagar su atención o costarle al Estado, que no puede con tanto.
¿Cómo son las cosas en Suiza?
Sergio Sarmiento da un buen resumen:
- El sistema de salud suizo es, como el de Dinamarca, de “cobertura universal”.
- A diferencia del sistema danés, que es público, el suizo es privado.
- “Desde 1996 el gobierno estableció la obligación para todos los residentes de contratar un seguro de gastos médicos”.
- “Las aseguradoras tienen la obligación de otorgar cobertura básica sin importar el estado de salud de la persona, lo cual evita el rechazo a quienes representan riesgos altos”.
- “Los hospitales son privados, al igual que los profesionales de la salud”.
- “El paciente puede escoger su hospital y su médico, quienes compiten para ofrecer el mejor servicio”.
Lo relevante es que, en Suiza, el seguro de gastos médicos básico las aseguradoras tienen la obligación de ofrecerlo “sin importar el estado de salud de la persona, lo cual evita el rechazo a quienes representan riesgos altos”.
En México esa es una utopía, ya que si hay enfermedades preexistentes, ¡¡¡no hay seguro!!!
Se trata de un gran abuso porque las compañías de seguros ganan mucho dinero. En Suiza parten del principio de que la mayoría de quienes compran un seguro no se enferman —es la verdad, allá y en México—, entonces quienes pagan una póliza y viven sanos apoyan a quienes sufren un malestar.
En México deberían corregir tal situación:
- 1. El poder legislativo, aprobando nuevas leyes que protejan a los usuarios de los seguros.
- 2. La Comisión Nacional de Seguros y Fianzas con regulación más estricta a las aseguradoras.
- 3. La Suprema Corte de Justicia de la Nación con más sentencias contra los abusos de las aseguradoras.
Las cámaras legislativas están en falta: nada han hecho, seguramente porque se dejan enredar por los gestores de las aseguradoras.
La Comisión Nacional de Seguros y Fianzas sí hace la tarea, pero necesita más reglas para apretar a empresas tan poco éticas.
La SCJN, en su primera sala, ha cumplido ya en varios casos que le ha tocado ver. Claro está, debe hacer mucho más y llevar al pleno de la corte proyectos de sentencias contra las aseguradoras para obligarlas a que le bajen a sus ganancias y le suban a su moralidad.
Un tema que ojalá algún día vea la corte suprema es de las reglas de las enfermedades preexistentes, ya que francamente discriminan a la gente que más protección necesita: la que está enferma.
Ojalá alguien obligue a las aseguradoras a dejar de ver la preexistencia como un dogma tan inatacable como el de la virginidad de la virgen.