En los días recientes, en el país hemos sufrido una intensa ola de calor. Todos sentimos que nos achicharramos, pensando que estamos en la antesala del infierno, sobre todo si tenemos que salir bajo el sol inclemente de mediodía, cuando el calor cae del cielo como plomo, y emana del piso en que nos encontramos.
Dicen los expertos en temas climáticos que esto es derivado del calentamiento global o cambio climático como también se le conoce. Este fenómeno se da principalmente por la quema de combustibles fósiles: el petróleo en todas sus formas y derivados, el gas y el carbón. Cuando estos se queman producen gases que son los responsables de atrapar el calor en la atmósfera haciendo que suba la temperatura del mundo de manera artificial.
No podemos cerrar los ojos y fingir que no lo vemos. La aviación precisamente contribuye de manera notable al aumento de los gases, conocido como “efecto invernadero”; es por eso que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ha puesto manos a la obra desde hace un buen tiempo, buscando que la aviación vaya siendo más sostenible; se tienen firmados varios acuerdos a nivel internacional con varios países para abordar este tema.
La industria, por su parte, pone su granito de arena y la armadora norteamericana Boeing, de la mano con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio -mundialmente conocida como NASA-, desde enero de este año realizaron el boceto de un avión capaz de disminuir hasta en un 30% el consumo de combustibles, y con ello reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El avión sobre el que trabajaron es un modelo de cabina estrecha, pensado para vuelos de corto y mediano alcance. En el pasado mes de enero, en rueda de prensa el administrador de la NASA manifestó: “Solemos pensar en la NASA como una agencia espacial, una agencia aeronáutica, pero la NASA también es una agencia climática”. La idea es que este nuevo modelo de avión construido en conjunto con la armadora Boeing pueda surcar los cielos para el año de 2028. El avión llamado X-66A busca la eficiencia en sus motores, que estos sean más silenciosos y limpios.
Uno de los puntos innovadores sobre este avión experimental es un nuevo concepto de ala (más larga y delgada), debajo de las que se colocarán sus motores y así lograr hacer un equipo mucho más eficiente y sostenible para ser usado dentro de la aviación comercial. El diseño se conoce como Transonic Truss-Braced Wing (TTBW).
Con estas alas super delgadas, sustentadas por puntales y de aspecto más bien cónico, se busca que alberguen sistemas de propulsión, que generalmente no se colocan por falta de espacio en un ala “normal”, logrando integrar componentes de la propia armadora con nuevos diseños.
Para el fuselaje, o cuerpo del equipo, se utilizará un modelo de avión de la armadora McDonnell Douglas, un MD-90. Si ustedes fueron viajeros frecuentes en los años noventa con Aeroméxico, seguramente volaron en un avión modelo MD-90. Esto les dará una idea más clara del tamaño que se busca para este nuevo modelo de aeronave.
A todas las armadoras del mundo les preocupa sacar un modelo de avión que se convierta en el favorito de las aerolíneas, y lo utilicen como caballito de batalla. Por ahora hay que enfocarse en que estos nuevos equipos además sean más amigables con el medio ambiente. Recientemente vimos una nota del diario “El País” reseñando la nueva política de Francia, que enardeció al Director de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) Willie Walsh, quien la calificó de ser “completamente absurda (y que) no sirve para nada”.
Y es que resulta que el país galo desde el pasado 24 de mayo prohibió los vuelos regionales, afectando los vuelos que había entre las ciudades de Nantes, Lyon, Burdeos y el aeropuerto de París-Orly. El decreto publicado en el “Diario Francés” -el símil de nuestro Diario Oficial de la Federación- busca combatir el cambio climático, reduciendo las emisiones de carbono que emana la industria aeronáutica, en concordancia con la “Ley del Clima”, aprobada en agosto del año 2021 por el gobierno francés.
Las autoridades francesas ante esta medida han instado a los usuarios a realizar dichos trayectos en tren, pues el tiempo de traslado no rebasa las dos horas y media. El decreto explica:
“…el trayecto del servicio ferroviario deberá efectuarse entre estaciones que presten servicio a las mismas ciudades que los respectivos aeropuertos de que se trate. No obstante, cuando el más importante de estos dos aeropuertos, habida cuenta del tráfico medio registrado en los últimos siete años, esté directamente servido por un servicio ferroviario de alta velocidad, la estación que se tendrá en cuenta para la aplicación de las disposiciones del presente apartado será la que sirva a este aeropuerto”.
Decreto que prohíbe los vuelos regionales en Francia
Pensemos que Europa es en realidad un territorio pequeño (apenas un poco más grande que Canadá) y que con esta medida busca suprimir el 24% de los vuelos; según la explicación que sobre este particular ofreció Willie Walsh, es que a pesar de la reducción de operaciones, las emisiones de gases de efecto invernadero o CO2 solamente se reducirían poco más del 3%, por lo que instó al gobierno que encabeza Emmanuel Macron a buscar otro tipo de soluciones reales y que sean verdaderamente significativas, y no solo restrictivas.
El avión Modelo X-66A pretende ser más amigable con el medio ambiente, y claro más silencioso (porque hay gente a quien el ruido de los aviones los perturban), y con esto evitar medidas restrictivas que ponen en jaque a las aerolíneas, pues debe de haber un equilibrio en las compañías aéreas para que le apuesten a probar desde combustible limpio como el SAF, hasta nuevos modelos de avión, pero si los restringimos ¿cómo?
La idea es lograr para el año 2050 una aviación con cero emisiones. Las armadoras, los desarrolladores de combustibles y las propias compañías aéreas están en ello, y ojalá lo logren. El calor año con año incrementa y nuestras ciudades se vuelven unas terribles islas de calor. Cualquier cosa que sea para detener ese deterioro, es bienvenida.