A nadie le sorprende, y es un “un secreto a voces”: a pesar de la reforma laboral de 2019 muchos de los sindicatos de protección patronal siguen haciendo de las suyas ante las narices impávidas de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Uno desearía que a raíz de los cambios realizados en materia laboral, concretamente respecto a la democratización de los sindicatos, los entes charros autodenominados “sindicatos” tendrían temor del texto de la nueva ley, y acatarían lo dispuesto en el papel.
Pero la realidad es completamente distinta, pues esta reforma que al parecer buscaba acabar con el charrismo sindical, se convirtió rápidamente en letra muerta, y vaya que existen varios ejemplos. Dentro de la industria aeronáutica hay muy pocos sindicatos democráticos, la gran mayoría son sindicatos charros, y quienes los manejan nunca han trabajado dentro de la aviación, pero son expertos en detentar contratos de protección, y por ello muchas empresas los buscan para que afilien a sus trabajadores.
Sin duda el caso más reciente es el de los pilotos de la aerolínea de carga MasAir. La empresa les “indicó” a sus pilotos con quién debían sindicalizarse, cuando la decisión de agremiarse -o no- a un sindicato es competencia total y absoluta del trabajador. Ellos, los pilotos de MasAir tomaron la decisión de pertenecer a un sindicato democrático: la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), que comanda el capitán José Humberto Gual Ángeles. Esta acción no fue bien vista por la por la compañía carguera, a pesar de estar prevista en la fracción I del artículo 358 de la Ley Federal del Trabajo.
Y aquí es donde empieza el “merequetengue”, porque el Sindicato de Trabajadores de la Industria Aeronáutica, Similares y Conexos de la República Mexicana (STIA), administrado como “franquicia pseudo sindical” por la familia Romo, alega detentar el Contrato Colectivo de Trabajo, por lo que considera que los pilotos de MasAir son “suyos”.
El problema ya escaló a nivel internacional, a raíz de que ASPA puso en marcha el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida del T-MEC, dejando en claro que se están violentando tanto los convenios firmados por nuestro país ante la Organización Internacional del Trabajo (el No. 87 y el No. 98), como en su artículo 9 a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que tutela el derecho a la libre asociación.
Y es que el STIA ha estado envuelto en varios escándalos, como el pasado mes de mayo, cuando los trabajadores de la aerolínea Volaris intentaron (de manera infructuosa) liberarse de ese sindicato charro para afiliarse a sindicatos democráticos. Desde entonces, en reiteradas ocasiones, ASPA les ha dicho a los pilotos de Volaris que las puertas de su asociación sindical están abiertas.
Definitivamente a Volaris no le gusta ese escenario donde los trabajadores puedan exigir sus derechos laborales, entonces de común acuerdo con el STIA encontraron que la mejor solución era la de “correr” a todo aquel trabajador que hubiese levantado la voz contra el sindicato, y mientras contrataba gente nueva, otorgó ascensos a todo aquel que denunciase a los “traidores”.
Lamentablemente la jugada, por abyecta que pueda ser, les funcionó al STIA y a Volaris. Y es que este tipo de prácticas “charriles” se dan en los centros de trabajo porque son los propios trabajadores quienes lo permiten; a veces en aras de escalar más rápido, aunque sea pasando por encima de sus compañeros. Difícilmente se entiende que este tipo de “lealtad” es muy voluble, pues la empresa los ve como piezas totalmente desechables, y que en el momento en que dejen de servir para un propósito, pueden ser tirados a la basura.
Se trata de un círculo vicioso y perverso, pero muy bien aceitado y engrasado desde hace décadas, y fomentado por una educación neoliberal que permite, hace válido y aplaude que para subir, lo mejor es pisar a los demás en el camino, pues exalta la individualidad sobre la colectividad. Incluso, muchos de estos trabajadores están convencidos que así es como funciona el sindicalismo, como si la organización gremial fuera un apéndice de la empresa, y no como un ente antagonista necesario para el equilibrio de fuerzas.
Hoy de nueva cuenta, el sindicato STIA se coloca en el ojo del huracán, pero ahora con las sobrecargos de Aeroméxico Connect. Ya desde hace muchos años se conoce el descontento de las sobrecargos con la representación del STIA; de hecho entre 2007 y 2008, como secretaria de actas de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), me tocó trabajar en todo lo relativo y necesario para “jalarnos” el CCT de las compañeras.
Fue un trabajo arduo que lamentablemente no se pudo concretar; tragicómicamente, porque el enemigo estaba “en casa”. Siempre habrá gente corta de miras, y en este caso, un sector de agremiados a la ASSA temía que al afiliar a las sobrecargos de Aeroméxico Connect, los sobrecargos de Aeroméxico (la troncal) serían desplazados. Aunque desde entonces consideré que eso era un verdadero despropósito, y una sandez sublime, los de la representación sindical tuvimos que acatar la voluntad expresada por la mayoría de los compañeros.
Sin embargo, las compañeras de Aeroméxico Connect, a lo largo de los años, no han cejado en dos ideas: sacudirse al STIA, y que ellas elijan de manera libre al sindicato que quieren que las represente. No hay peor terror para un sindicato charro que saber que sus trabajadores, cansados de los abusos, se organicen. Y eso es justo lo que están haciendo las compañeras sobrecargos de Aeroméxico Connect.
La pelea la están dando de manera frontal tanto las sobrecargos que aún están dentro de Aeroméxico Connect, como las compañeras que injustamente fueron corridas por levantar la voz. Y en medio de esta batalla legal, el STIA ha lanzado una convocatoria para “reclutar sobrecargos”, y resalta: “ambos sexos”. Esto no sería motivo de sorpresa en cualquier otra empresa, pero quienes conocemos el CCT de Aeroméxico Connect sabemos perfectamente que está pensado y hecho para una planta exclusivamente femenina; poner “ambos sexos” en la convocatoria tiene una doble intención. La primera es impedir que los acusen de “discriminación”.
Pero la segunda intención detrás de esta convocatoria, es maquiavélica. Como lobo debajo de la piel de cordero, lo que en realidad pretende el sindicato es tener agremiada a la gente suficiente para que, en caso de un recuento de votos, tenga la mayoría.
El truco radica en que el sindicato puede afiliar a todas las personas que quiera, aunque todavía no formen parte de la aerolínea. Es decir, estar agremiado al STIA no garantiza que entren a trabajar a Aeroméxico Connect. El objetivo es más que claro, el sindicato necesita muchos agremiados en estos momentos, en los que se prevé haya un recuento de votos para ver quién debe detentar el CCT de las sobrecargos de Aerolítoral, S.A. de C.V., conocida como Aeroméxico Connect.
Para el STIA este no es proceso nuevo, mucho menos es un as sacado de la manga. Lo pueden atestiguar mis compañeras que pertenecieron a Mexicana Click, también conocida como Aerovías Caribe. Ellas cuentan que este fue el mismo modus operandi del sindicato para impedir que ASSA se quedara con su CCT. Incluso, señalan, el sindicato prometió ascensos y aumentos de salario con tal de que la gente votara por ellos.
Ahora que salió esta convocatoria de reclutamiento por parte del STIA, las compañeras de Aeroméxico Connect me contactaron para dar a conocer el siguiente comunicado:
“… solicitamos tu amable apoyo para que hagas pública la siguiente información, en días pasados se ha publicado una convocatoria para contrataciones de sobrecargos en Aeroméxico Connect, gestionada por STIA. Deseamos dar a conocer que actualmente se tiene abierto un proceso legal por la titularidad de nuestro contrato colectivo, es decir estamos luchando para retirárselo a STIA por su nulo apoyo y representatividad de la planta de sobrecargos. Por lo que toda convocatoria a nombre de STIA no procede y no es válida. La convocatoria es falsa no se dejen engañar, que no los hagan perder su tiempo y sus sueños. Agradecemos su atención. Atentamente, Sobrecargos de Aeroméxico Connect.”
Comunicado de trabajadoras de Aeroméxico Connect
Este ejemplo de Aeroméxico Connect se suma a los de Volaris y MasAir, que dejan en claro que no quieren que este sindicato charro los represente. Por supuesto, el STIA no se va a quedar de brazos cruzados, y por escrito me ha hecho llegar el siguiente mensaje:
“Estimada Ximena, esperamos te encuentres muy bien.
Somos el grupo privado de Comunicación Interna de STIA para AEROMEXICO CONNECT. Queremos compartirte información acerca del reclutamiento para Sobrecargos realizada por STIA para AEROMEXICO CONNECT. Hemos de aclarar que es un evento totalmente REAL y FIDEDIGNO, se llevará a cabo en las instalaciones de STIA este próximo lunes 28 de agosto y efectivamente será un reclutamiento para Sobrecargos ambos sexos.
Acudimos a ti; porque quién mejor que tú para ayudarnos a difundir esta información. Cualquier duda o comentario con mucho gusto podrás comunicarte con nosotros por este medio. Agradecemos tu atención.”
Mensaje del STIA enviado a Ximena Garmendia
Y aquí quiero aclarar: para mí el punto medular no es sí es si se trata de un procedimiento legal o no, sino la pretensión de reclutar agremiados. El sindicato está en todo su derecho, ni duda cabe, pero el mensaje es por demás confuso. Todo sindicato, como el STIA, tiene un secretario de prensa o de publicidad encargado de ser el vocero institucional y fijar los posicionamientos oficiales de su gremio. No me queda claro por qué el mensaje trascrito es de un “grupo privado (¿?) de Comunicación Interna (o sea de Comunicación Social) de STIA”
Estamos hablando de un sindicato, no de una empresa de reclutamiento como ManPower. Tendría que darse la comunicación a través de algún representante sindical. Ahora bien, “Te conozco, bacalao, aunque vengas disfrazao”; yo en carne propia estuve luchando contra ellos hace años para quitarles la titularidad del CCT de las sobrecargos de Aeroméxico Connect ¿creen que no conozco a fondo todas sus artimañas?
Llega a ser indignante el desaseado proceso que sucede a plena luz del día, y a la Secretaría del Trabajo se le han hecho varios llamados. Tanto los compañeros de Volaris, pasando por el caso de MasAir, y ahora con las sobrecargos de Aeroméxico Connect, ¿la STPS necesita más datos duros para darse cuenta del cáncer que representan este tipo de acciones dentro de la democracia sindical?
Estoy convencida de que el trabajo con el que la autoridad laboral tiene que cumplir no es “si quiero” o “si me dan ganas”. La defensa a ultranza de la Reforma Laboral del 2019 debe ser a rajatabla si de verdad se quiere acabar con los sindicatos charros. Apapacharlos, como está ocurriendo hoy en día, es mucho más que un retroceso, porque se convierte en mera simulación, y no hay peor cosa que el gatopardismo cuando se busca la real transformación del país.
Me encantaría que el gobierno se olvidase, aunque fuera por unos minutos, de los “tiempos electorales” y voltease a ver la necesidad de hacer cumplir sus propias leyes, en beneficio de los trabajadores; la clase obrera es quien realmente mueve a este país. Y a la clase trabajadora, les pido que volteemos a ver la ardua y valiente labor de aquellos que están levantando la voz, arriesgando incluso sus fuentes de trabajo. Un abrazo solidario para todos ellos.