“Portero sin suerte, no es portero”, dicen en el futbol, igual podría decirse, que “presidente sin suerte...” Y en apego a la verdad, Andrés Manuel López Obrador ha corrido con bastante suerte en estos cuatro años al frente del Ejecutivo Federal.
El sexenio de AMLO ha sido, por llamarlo de algún modo, “singular”, el país no se le ha caído a pedazos gracias a la inmunidad que le brinda su popularidad ante sus inocultables errores.
AMLO no rectifica el rumbo
Desde que inició su administración ha sorteado tragedias como la Explosión en Tlahuelilpan, Hidalgo y el colapso de la Línea 12; masacres en Michoacán, Sonora, Veracruz, Zacatecas y Guanajuato; las manifestaciones de colectivos feministas, la indignación de los padres de niños con cáncer, la oposición y la prensa opositora.
Luego con la pandemia la economía de México se contrajo -8.5%, la peor entre las 20 más grandes del mundo y somos de los pocos países que no han recuperado su nivel prepandemia. De hecho, México está prácticamente cinco puntos porcentuales abajo del nivel de 2019, y es posible anticipar que no recuperaremos el nivel prepandemia antes de que finalice este sexenio.
El sector salud está colapsado a pesar de que al inicio de su administración AMLO prometió que tendríamos servicios de salud de primer mundo y cada año lo repite. El sector educativo está en ruinas y convertido en instrumento político y de adoctrinamiento con la CNTE.
Pero ninguna de estas tragedias, (la mayoría, directamente resultado de sus decisiones) le han afectado lo suficiente como para que cambie su forma de gobernar.
¿Pandemia y guerra?
La pandemia le vino “como anillo al dedo” y aunque aseguró que la recuperación de México sería en V, no fue así, más bien fue en L y, para fortuna de Andrés, la invasión de Rusia a Ucrania generó un alza en los precios del petróleo que representó un respiro para las finanzas públicas del país, aunque sin llegar a ser motor de crecimiento.
AMLO achaca la inflación actual a “choques externos”, pero, igual que con la pandemia, México es de los más afectados entre los países de la OCDE. Incluso en 2021, antes de la guerra de Rusia con Ucrania, México ya era el penúltimo país con una inflación de 5.7%, solamente superado por Turquía. La guerra, como la pandemia, le cayeron “como anillo al dedo” al compañero presidente para justificarse.
¿Qué la salva y por qué hay recursos en las élites?
1. Petróleo a precio alto.
2. Obras emblemáticas; un fracaso, pero significan una cierta circulación de recursos y generan empleos temporales.
3. Deuda; se ha contratado nueva deuda, pero no quiere decir que se manejó adecuadamente.
4. Turismo a nivel históricamente, este importante sector representa una fuente de ingresos reales en medida por el miedo de estadounidenses de viajar fuera de América del Norte.
5. Nearshoring que atrae inversiones manufacturas.
6. Exportaciones (el bendito y neoliberal T-MEC)
7. Remesas; representan la mayor entrada de dólares al país y, aunque AMLO las presuma, son resultado de la crisis de empleo. ¡Qué afortunado México!, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos o, ¿Cómo era?
8. Tipo de cambio estable. El Banco de México ha mantenido el diferencial de tasas con Estados Unidos. Altas tasas de interés y dinero gringo prestado que ingresa vía transferencias.
9. Narco recursos, producto de la actividad del crimen organizado.
¿Hasta cuándo le durará la suerte?
Al quinto año de Salinas, se hablaba del “milagro mexicano” y nuestro paso a la modernidad. Al final, Salinas pasó de Dios a diablo y Zedillo, quien corrigió el desastre, de diablo a Dios.
A Peña Nieto al tercer año de su gobierno se le reconocían sus importantes reformas y el “Momento México”, pero con la Casa Blanca y Ayotzinapa, su sexenio se desmoronó.
AMLO se auto posiciona como el gran transformador y líder benefactor, pero ¿Qué pasará cuando la realidad nos alcance?
Seguramente el siguiente sexenio la bomba estallará, si no es que en este mismo.