Ayer llegué a la CDMX por la terminal 2 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez en un vuelo nacional que empezó a convertirse en la locura. Tenía mucho tiempo, mucho, de no llegar a una posición remota y de ahí empezó la locura.

Viajo con mi familia, por lo que la logística de los viajes se complica mucho mas que si viajara yo solo. Entre un bebé, equipajes de mano y una carriola ver que se acerca la dichosa escalerita en lugar del túnel cambia el plan de bajarse del avión y hace que desee tener un par de brazos mas para poder con las cosas.

Bajamos la escalera y el camioncito pasó por varias y suficientes posiciones con túnel vacías. No entiendo la programación de los aeropuertos y como deciden llevarte a una posición remota o a una fija, lo que si es que ayer lo menos que necesitaba era eso.

Lo único bueno, si hubiera algo, de llegar a una posición remota es que te dejan muy cerca de donde se recoge el equipaje. Al llegar a las bandas veo una buena cantidad de gente esperando sus maletas, eso habla que ya estamos casi en la normalidad de antes de pandemia. Lo que no veo son los carritos para llevar el equipaje a las puertas de salida del aeropuerto. Antes pagabas 20 pesos y te llevabas el carrito con las maletas. Le recuerdo que la situación es diferente si viaja solo, pero con familia hay que llevar las maletas del viaje, los equipajes de mano, pañalera y carriola, al menos en mi caso.

Ni un carrito, y no se veía a nadie de los muchachos que te ayuda con un diablito para llevarse las maletas. A lo lejos veo a un tipo con un chaleco fluorescente de la compañía Orión con uno de los dichosos carritos que antes podías tomar y ahora no hay. Entiendo lo de las concesiones y los servicios que dan los chavos, pero agandallar todos los carritos, todos, ya está de más.

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Con el despapaye que tenía con lo de las maletas, le hablé a uno de los muchachos de Orión y amablemente me ayudó con las maletas hasta la puerta de salida donde iban a pasar por nosotros.

Ahí es donde empezó otra parte de la locura. Pasaron por nosotros y la zona donde se estacionan los coches para recoger el pasaje parece un videojuego de los 80′s, el Frogger. En las versiones más modernas del juego, la ranita de Frogger tiene que cruzar la calle entre un tráfico de locura, así se pone la salida de la terminal 2 del AICM. Policías tratando de controlar el tráfico con conductores no respetándolos. Al final subimos las maletas al coche y nos fuimos.

Con todo este pandemónium, ayer tuve el deseo que la gente que administra el AIFA, administre los servicios del AICM, creo que lo podrían hacer un poco (o un mucho) mejor.

¿A usted cómo le ha ido en el AICM?