Si la política mexicana ha sido siempre surreal y kafkiana, los espectáculos que nos ha regalado la oposición actual, en cualquiera de sus expresiones, pero todas siempre de derecha, han sido joyas de la historia. Olvide usted, querida persona lectora, momentos históricos (canónicos le llaman quienes no entienden el concepto) como el famoso enfrentamiento entre emos y punks en la Glorieta de Insurgentes detenida celestialmente por un grupo de seguidores del Señor Krishna; también las marchas del Barzón en donde cientos de hombres se quitaban la ropa para protestar (se paralizaba el tráfico vehicular y uno que otro corazón incauto). No, no, nada de eso se compara a las verdaderas puestas en escena de la oposición por las que nostálgicamente suspiro por su valor de performances de biopolítica decadente. Le recuerdo algunos casos de maravilla histriónica:
La red chalecos amarillos MX que comenzó a raíz del movimiento europeo de chalecos amarillos (gilets jaunes), porque claro que se identificaban con el pueblo parisino, aunque posteriormente el mismo movimiento francés se deslindó de su elegante versión mexicana. Tenía este movimiento una vocera poderosa, Alejandra Morán, con una voz angelical y un indiscutible liderazgo noviolento. ¿Qué habrá pasado con ella? ¿Será la nueva asesora de comunicación social del Frente Amplio o quizá su responsable de oratoria? Un enigma más sobre esta efímera heroína chilanga.
El contundente movimiento FRENAA (Frente Nacional Anti-AMLO) con su gallardo líder, el estratega político más importante y sensato de México de los últimos 100 años, Gilberto Lozano. ¿Cómo no agradecerle a este hombre que encendió los ánimos de cientos de señoras que después de rezar el rosario hacían una oración en contra del comunismo? ¿Cómo evitar pensar que gracias a sus manifestaciones -desde los autos porque eso de marchar a pie da un poco de asco y no nos vayan a contagiar- estamos a salvo de la conspiración judeo-masónica que enarbola el presidente López Obrador? ¿Ya olvidamos a ese pueblo valiente y decidido que además de defender la vida -insultando a las mujeres que eligen su maternidad- también decidió protestar pacíficamente con tiendas de campaña vacías en la plancha del Zócalo capitalino? Su archirrival en Palacio Nacional, en franca colusión con las fuerzas satánicas de las células madre, hicieron que el viento levantara esas tiendas para acampar presentando dos hechos ineludibles: 1) Que las personas dentro de esas tiendas, mártires irrestrictos de la moral eran esbeltas y 2) La maldad de AMLO no tiene límites: voló esas tiendas, hizo fracasar al movimiento, tiró una imagen de la virgencita y hasta rompió la silla en una de las transmisiones del pacifista intelectual Lozano.
La marcha por la defensa del INE es un hito en la lucha de nuestros derechos que parece que ya no tiene seguimiento. ¿Por qué ya no salen a marchar para defender al INE? ¿Por qué el INENoSeToca y ahora sí dejan que le pongan sus horribles y populistas manos encima? ¿Por qué ahora que ya no están Córdova o Murayama no se han puesto su camisa rosa, sombrero de pueblo mágico y después de misa han salido resueltamente a protestar para evitar que se destruya la democracia y se restaure el buen gusto, perdón, el buen gobierno? El país necesita de su ejército de Santis y Ana Sofis, que nos iluminen por el verdadero camino del bien, el camino del capital. ¿Cómo hacer para resucitar esas oleadas rosas de ciudadanía indignada que nos daba tanta tranquilidad porque hasta nos hacía sentir en Europa? No menciono la defensa de la heróica Suprema Corte de Justicia de la Nación porque lamentablemente ese pequeño retoño revolucionario no llegó a ver la luz y parece que sus integrantes hacen suficiente por tener el afecto del pueblo con decisiones salomónicas que favorecen a todo el pueblo, especialmente al pueblo bueno, me refiero claro está a los empresarios legales e ilegales que sufren los embates sanguinarios del gobierno.
Finalmente, la cereza en el pastel: El fenómeno Xóchitl. Primero pensé que era un sobrenombre muy feo, pero después entendí que era la manera en la que el Frente Amplio por México (nombre posiblemente inspirado en el exitoso caso de FRENAA) se refería al lanzamiento mediático de su candidata presidencial para el 2024. Una fórmula perfecta, porque ya era hora de mostrar que también podían tener a una candidata que tuviera las cualidades que criticaban del presidente: Que venía de un pueblo desconocido, que no hablaba inglés, que no era de abolengo, que no tenía modales, que hablaba raro, etc. Respaldada por figuras indiscutibles como Gurría (santo patrono del exitoso modelo necroliberal, perdón, neoliberal) o Cabeza de Vaca cuyo prestigio y pundonor está por encima de cualquier ley e investigación. El apoyo de Fox es también indispensable, su percepción aguda (no sean malas personas y confundan por “aguada”) y profunda sabiduría lo han posicionado en redes sociales como un referente de historia viva y palpitante. ¿Para qué leer algún diario o las palabras de algún periodista extraviado cuando puedes leer tuits del expresidente y notar un mensaje trascendente -sin mencionar que nos pone a pensar en los desafíos de la educación continua- y ocurrencias de la reflexión de una mente sana? Personajes amados siguen a este fenómeno (político, claro) como Margarita Zavala, elocuente afiliada a… ¿Acción Nacional? ¿No tenía su propio partido? Bueno, también tiene a Marko Cortés que no tiene un pelo de tonto o al muy muy querido Alito, símbolo de todo lo que está bien en este país y que para nada nos recuerda al totalitarismo corrupto del PRI de antes. Y claro, nadie menciona a Jesús Zambrano, un excombatiente que formó parte de la Liga Comunista 23 de septiembre pero que ahora usa un elegante traje y dirige a una de las fuerzas políticas más notorias del país.
En fin, amable persona lectora, espero el sarcasmo y la ironía no se le hayan escapado; no quisiera recibir el mensaje de alguna tía panista aplaudiendo estas letras. Cambio y fuera.
X: @Teotihuachango