Lo he dicho muchas veces, no existe el columnista Manuel J. Jáuregui de los diarios Reforma, de la Ciudad de México, y Mural, de Guadalajara —ambos propiedad de la familia Junco—. Es decir, ese no es el nombre de ninguna persona conocida. Se trata, más bien, de un seudónimo que utilizan los dueños de tales negocios.

Lo curioso es que, en El Norte, de Monterrey, el rotativo original de los Junco, el tal Jáuregui no aparece por ningún lado, pero sus artículos sí, solo que firmados por El Abogado del Pueblo. Otro alias.

Dos seudónimos para una sola familia. Qué falta de creatividad, qué manera de discriminar a Guadalajara. ¿No pudieron los Junco haber encontrado un apodo original para sus columnas en Mural? Por ejemplo, Charro Cantor o La Torta Ahogada.

El caso es que hoy tanto Manuel J. Jáuregui como El Abogado del Pueblo firman, como casi a diario, el mismo artículo: “Desánimo”.

En ese texto, la familia Junco analiza la encuesta publicada ayer en sus periódicos, en la que Claudia Sheinbaum supera por una diferencia de 21 puntos porcentuales a Xóchitl Gálvez:

Las columnas más leídas de hoy
  • Dicen los propietarios de Reforma, El Norte y Mural que su reciente medición de preferencias electorales “ha generado desánimo en algunos gremios”.
  • Desánimo, sí, porque Claudia tiene amplia ventaja sobre Xóchitl —dije ayer que si Grupo Reforma, partidario de la oposición, reconoce 21 puntos de diferencia, quizá sean 40 los que verdaderamente encontraron en su investigación—.
  • Entonces, argumentan los Junco en su columna de doble seudónimo, “la gran pregunta, eliminado ya de la contienda el tres veces doctor en derecho (Samuel) García, es: ¿hacia dónde gravitará ese 12-14 por ciento de los votos que juntó?

Ahí está la trampa

Para empezar, se me hace excesivamente elevado el 12-14 por ciento de las preferencias a favor de Samuel García. En dos encuestas más confiables tal porcentaje es menor: en MetricsMx, 9.9% y en la de De las Heras Demotecnia, 6%.

Más allá de eso —demos por buenos los resultados de Reforma para no complicar la discusión—, la familia Junco en su columna repite lo que mucha gente dice: que Samuel le quitaba a Xóchitl votos de las clases medias.

Por lo tanto, afirman Manuel J. Jáuregui y El Abogado del Pueblo “la suposición es que cuando menos PARTE (mayúsculas de la familia Junco) de los votos que de otra manera hubiese captado García se irá con el otro ‘imán’ del voto de la clase media: la señora Gálvez”.

Y enseguida el anuncio del futuro cuchareo:

“Claro, sólo otra encuesta dentro de un mes podrá determinar si esta ‘transferencia’ hacia la otra opción ‘anti4T’, antidespotismo, antisocialismo, será de 5, 7 o 10 por ciento de quienes estaban con la opción del joven Samuel y que ya no la tendrán”.

Artículo firmado por la familia Junco

¿“Otra encuesta dentro de un mes”? Quiere decir que Reforma, El Norte y Mural la publicarán en la primer semana de enero. Anticipan un cambio imposible no solo por el poco tiempo que pasará, sino porque ¡¡¡estamos en diciembre y ya viene Santa Clos!!!, el legendario repartidor de juguetes que robará toda la atención a las candidatas.

Eso sí, admiten los señores Junco que “una porción” del voto de Sami se podría ir con Claudia, pero no la cuantifican, lo que en el contexto de la columna citada significa que la minimizan.

Queda clara la intención de la familia Junco de restarle posibilidades a Claudia cuando sostienen algo que sí viene en su encuesta, pero que es falso: que Sheinbaum le quita votos a Morena. Es decir, que el partido de izquierda, sin Claudia, tiene mayores porcentajes de preferencias electorales que con ella de candidata. Esa mentira no es verdad, diría un competidor regio de los Junco, don Pancho González, dueño de Milenio. O, expresado de otra manera: ese cuchareo sí se ve.

Llega la familia Junco al ridículo extremo de preguntar por quién va a votar el 5 por ciento del electorado que supuestamente prefiere a Morena, pero no a Claudia. O sea, recurren los dueños del Grupo Reforma a toda clase de sofismas para restarle puntos a Sheinbaum y sumárselos a Gálvez.

La columna en la que se anuncia que un mes cambiará la encuesta de Reforma, El Norte y Mural termina con un mensaje de ánimo para quienes apoyan a Xóchitl Gálvez:

  • El equipo de la candidata X aún no se arma.
  • Así que Xóchitl debe reclutar “mucho”, pero sobre todo “reclutar BIEN”, pues “urge DARLE LA VUELTA al panorama: ¡pero ya!”.

El documental de Claudia, los chistes de Xóchitl

Si me preguntaran qué deberían hacer Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez para intentar quedarse con los votos de Samuel García —alrededor de 10% de las preferencias—, respondería lo siguiente:

  • Claudia, difundir más el documental sobre su vida que hizo Rodrigo Ímaz, particularmente los capítulos no políticos, esto es, los personales: el de sus tiempos en que practicaba ballet, cuando era atleta en la disciplina de canotaje, jugando con su hija e hijo, abrazando a su mamá, bailando feliz por el anuncio de su primer nieto, con energía poniendo orden —muy jovencita— en ruidosas asambleas universitarias.
  • Xóchitl, darle verdadera coherencia y, por lo tanto, credibilidad a su historia de que vendía gelatinas para pagar sus estudios, seguir bromeando —pero sin vulgaridades, que nomás no la abandonan— y dejar de cometer errores como el de ofender a su aliado Alito o quedarse muda porque falló el teleprompter.

¿Quién lo hará mejor, Claudia o Xóchitl? Creo que las cosas no cambiarán demasiado. Y si cambian, basados en lo que ha sido el actual proceso electoral, muy probablemente será a favor de la candidata de Morena, quien a diferencia de su rival se ha equivocado muy poco o inclusive no se ha equivocado. Además, viene la Navidad y la gente se olvidará de ellas para buscar a Santa Clos y a los Reyes Magos. Después llegará un periodo de calma —intercampañas, lo llaman— de más de un mes de duración antes del inicio de las campañas en forma, que serán cortas: alrededor de 90 días.

Así las cosas, le guste o no a don Héctor Aguilar Camín, de Milenio, el arroz está prácticamente cocido.