“La ‘educación’ está para programar, adoctrinar e implantar una creencia colectiva en una realidad que satisface a la estructura de poder.”

DAVID ICKE

“Tenemos secretarios de estado capaces 
de transformar la mierda en esencias aromáticas,
 diputados y senadores alquimistas, 
líderes inefables, chulísimos,
 un tropel de putos espirituales 
enarbolando nuestra bandera gallardamente.”


JAIME SABINES

La Transformación de Marx Arriaga no es ni original; sigue al pie de la letra el Foro de São Paulo y busca perpetuar algunas ideas bastante trasnochadas (Adán Augusto López Hernández dixit) en los libros de texto gratuitos.

Hace un par de días, en un seminario del Conacyt, el director de Materiales Educativos de la SEP comentó que “los empresarios deben sacar las manos de la educación del país para que impere la visión de la izquierda”. Además, señaló: “los libros de texto que no edite y supervise el Estado serán ilegales”.

Ahí dónde se prohíben libros o se les llama ilegales se denomina La Inquisición o, más recientemente, dictaduras, tipo la de Augusto Pinochet en Chile o Daniel Ortega en Nicaragua. Así se conducen los talantes que prohíben y dicen que hay libros ilegales.

El funcionario federal tiene razón al señalar que el artículo 3º constitucional da la atribución a la SEP para evaluar los contenidos de los libros de texto gratuitos. Eso: evaluar, y solo los libros de texto gratuitos.

Olvida —también de manera conveniente (es más, ¿la conoce?)— la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, la cual establece que ninguna autoridad podrá prohibir, restringir ni obstaculizar la creación, edición, producción, distribución, promoción o difusión de libros y de publicaciones periódicas. Pero, bueno, ya sabemos que los de la 4T rebuznan aquello de “no me vengan que la ley es la ley”, y es que resulta más fácil violarla… sea cual sea el ámbito.

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¿Qué refleja el que se quiera considerar ilegales los libros elaborados por particulares, utilizados en los niveles de enseñanza obligatoria? Tristemente muchas cosas. Se ataca la pluralidad de pensamiento, la libertad de expresión y de cátedra, el derecho a una educación universal y la imposición de una agenda única —para muchos arcaica— que alejará cada vez más a los estudiantes de la educación mundial.

Encima de lo anterior, ya que la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos encarga una buena parte de su producción a particulares, ¿no será que lo que algunos individuos de la Secretaría de Educación Pública buscan no sea otra cosa que ser ellos quienes ahora produzcan los libros? Y con eso de que “la corrupción ayuda al desarrollo” (lo dice López Obrador), quizá terminen por cobrarlos más caros al gobierno…

El colmo, ¿no? Vociferar los principios de la izquierda, pero interesarse por los beneficios de imprimir libros, mientras se condena a las nuevas generaciones a vivir en un régimen político populista conservador y de derechas.

Y sí, la propuesta de declarar “ilegales” a los libros no editados y/o producidos por la SEP recuerda a los tiempos de un pensamiento único; peor, a regímenes autoritarios como el nazi o el tirar los libros a la basura como hace hoy Rusia en las universidades ucranianas de las zonas que ha invadido. El acallar libros busca reeducar a los infantes, a la sociedad en general en torno a una única línea de pensamiento.

Desde hace poco más de dos años he señalado lo demencial que hace la SEP con los libros de texto gratuitos. El rediseño por Sady Arturo Loaiza, exfuncionario del gobierno de Maduro y encargado hoy del rediseño y contenido de los libros de texto gratuitos en México, busca que el estos actúen de propaganda disfrazada, de proclamas comunistas caducas y que endiosen a López Obrador. Nótese, no hablo de inculcar una ideología, sino de algo más pedestre aún: reiterar “las bondades” de la 4T.

Con esta administración nos encontramos en la ruta de generar contenidos que olvidan la universalidad que debe de ser la educación y que no enseñan a los educandos a aprender, ni a buscar información, ni a procesar dicha información y menos aún a poner en la práctica lo que se aprendió. Siguen prendados en la SEP con la idea de que es el proceso educativo ocurre a través de los libros, cuando hoy el aprendizaje se da de diversas formas (si bien, aún con lo anterior, Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica, en la reinauguración de la librería Elena Poniatowska en Nezahualcóyotl, dijo: “leer no les va a mejorar su situación económica, compañeros. No van a volverse ricos porque lean un chingo. No van a ser más guapos y ligar más. Aunque tengo mis dudas, ligábamos mucho más que los analfabetas...”).

¿Incongruente?, ¿irreal? Estos personajes hacen una combinación dañina y destructiva para el país.

La Cuarta Transformación desde su cosmovisión (una muy pequeñita dado lo que quieren que leamos) y alineada a las proclamas de un régimen.

Marx Arriaga mancilla la propuesta primera de los libros de texto gratuitos.

La “transformación” según Marx Arriaga: generaciones sin acceso al conocimiento, sin las herramientas para ejercitar este; una multitud adoctrinada. Convertir un Estado libre a una población esclavizada.