Debo decirlo así: si no me hubiese tocado vivirlo, sería una persona escéptica; sin embargo, a nivel mundial los casos de trata de personas utilizando aeronaves comerciales, son más comunes de lo que nos gustaría.

Como sobrecargo de aviación que fui, constaté que parte medular del entrenamiento consistía en afinar los sentidos y ser muy buenos observadores; no podíamos pasar de largo, cualquier detalle “extraño” que llamara nuestra atención. Hablo de que desde hace más de 20 años ya se nos indicaba que siempre estuviésemos alertas, pues nos podíamos topar con un caso de trata de personas a bordo de un avión.

Dentro del mundo aeronáutico, sabemos que lamentablemente este tipo de delitos es frecuente. Y como en todas las actividades contrarias a la ley, lo peor que podemos hacer es “pretender fingir” que no existen.

Por esta razón desde el año pasado la línea aérea a cargo del Dr. Andrés Conesa, en colaboración con el Museo Memoria y Tolerancia” y con la Oficina en México de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), montaron una exposición itinerante, con el objetivo principal de sensibilizar a los pasajeros en este tema tan complejo.

Una de las finalidades de hablar de este tema, así de frente, es que los usuarios se vuelvan aliados contra el delito de la trata de personas. La exposición que arrancó en el Museo “Memoria y Tolerancia” posteriormente se trasladó a Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), y tuvo una afluencia de visitantes de más de 200 mil personas. Ahora llega al Aeropuerto Internacional de Cancún, que es la segunda puerta de entrada y salida de nuestro país.

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Esta terminal aeroportuaria es gestionada por el Grupo Aeroportuario Del Sureste (ASUR), y el pasado 9 de abril inauguró la exposición itinerante, que entre otras cosas invita a que los pasajeros sean esos ojos que ayuden a combatir este gravísimo problema.

Después de la industria del narcotráfico y el tráfico de armas, a nivel global la trata de personas es el negocio más lucrativo del crimen organizado, y para que tengan una idea más clara, déjenme mencionar algunos datos duros:

Por las instalaciones del Aeropuerto de Cancún día a día viajan miles de pasajeros, y como en todos aeropuertos de mundo, entre ellas puede haber víctimas del delito de la trata. El año pasado el estado de Quintana Roo fue el que registró más denuncias por este delito: 175 personas; según las autoridades, representa una tasa del 17.10% por cada 100 mil mujeres. En este tipo de medición le siguen los estados de Zacatecas con un 2.19% y Chihuahua con un 1.65%.

Se visibiliza el caso de las mujeres, pero quiero dejar muy en claro que esta actividad delincuencial no nada más afecta a las mujeres, también a niños y hombres, que por igual son enganchados para trabajar dentro de la industria sexual, de trabajos forzados e incluso para que sirvan para la industria de la compra-venta de órganos humanos.

En la inauguración de la exposición estuvieron presentes la representante adjunta de UNODC México, Stacy de la Torre; el gerente relaciones institucionales del ASUR, Alejandro Rosel; el vicepresidente senior de Aeropuertos Global de Aeroméxico, Alejandro Pérez Zubiria; el director del Aeropuerto Internacional de Cancún, Ing. Carlos Trueba Coll; todos acompañados de otros funcionarios gubernamentales.

Alejandro Pérez Zubiria comentó al respecto durante la inauguración:

“Desde hace varios años, Aeroméxico realiza diversas acciones orientadas a la prevención de la trata de personas, que es una iniciativa insignia en nuestra estrategia de Sostenibilidad. Para Aeroméxico es importante poder incidir en la fase de traslado, por lo cual nuestros esfuerzos día a día están enfocados en prevenir y detectar posibles casos durante nuestras operaciones.

Por ello, hemos sumado esfuerzos con la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, así como el Museo Memoria y Tolerancia para el desarrollo de esta exposición, que no solo sensibiliza sobre este tema, también informa a sus visitantes.

Agradecemos profundamente a las autoridades del gobierno de Quintana Roo, al ASUR y al Aeropuerto Internacional de Cancún, por recibir esta exposición en sus instalaciones; estamos convencidos que es a través de la colaboración, la conciencia y el compromiso de todos, que podemos hacer una diferencia”.

Y yo agrego, se podrán localizar en los bolsillos de los asientos trípticos tanto en español como en inglés, que llevan por título “Ayúdanos a prevenir la trata de personas”, que de manera escrita y visual, con un lenguaje muy fácil de comprender, nos explican cómo reconocer las señales de un posible delito de trata.

Esta campaña que se realiza a bordo de las aeronaves comerciales de forma permanente tiene un nombre, “Campaña Corazón Azul”, y surge desde el año 2008 en la oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, se eligió este color para representar la tristeza de las víctimas de este terrible delito, pero también para que tengamos muy presente lo insensible que podemos ser los humanos ante al tráfico de personas.

Como podemos ver no es un asunto menor; esta exposición llamada “Destino: Libertad. La ruta de la Trata de Personas”, combate la errónea idea de que este delito solo afecta a gente que no tiene los estudios suficientes para darse cuenta, o por sus condiciones de pobreza, pero en los hechos, todos podemos ser víctimas de este delito.

La exposición nos muestra muchos y diversos testimonios de víctimas reales, porque pueden ser enganchados cuando están jugando “en línea”, creyendo que hablan con un adolescente como él y terminan dentro de las garras del narcotráfico, trabajando como halcones.

Al respecto, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha publicado varios estudios en donde señala que lo que hace atractivo al delito de trata es la rentabilidad y la impunidad con la que se puede operar, además de la diversificación que se puede tener con una víctima, que va desde explotarla sexualmente, pasando por la mendicidad, trabajos forzados en campos agrícolas o en obras inmobiliarias en el extranjero, hasta el matrimonio forzado; sí, en pleno siglo XXI todavía hay comunidades que “venden” a sus hijas, e igual de censurable, hay quien las “compra”.

Debemos estar alertas, porque muchas veces el enganchamiento no es forzoso, sino que termina sometiendo a la víctima por la vía del enamoramiento o por medio de artilugios psicológicos que hacen creer a la víctima de trata, que no lo es; las redes sociales en la actualidad están jugando un papel destacado para poder cometer estos crímenes.

Cierro invitándoles a visitar esta exposición itinerante; si están de paso por el Aeropuerto Internacional de Cancún, les aseguro que vale la pena que conozcan más a fondo de este terrible delito, saber cómo de una manera segura pueden convertirse en grandes aliados.