La Universidad Anáhuac recibió a Xóchitl Gálvez el pasado lunes en su campus Norte localizado en el Estado de México. Los detractores de la panista, acto seguido, comenzaron a circular en las redes de que las autoridades universitarias habrían obligado a sus estudiantes, personal y otros miembros de la comunidad a asistir al evento que tuvo lugar en el auditorio Centro Cultural Mexiquense.

Según mañosamente aseguraron los propagandistas de la campaña de Claudia Sheinbaum, el éxito del evento no fue el resultado de la libre decisión de los asistentes, sino que fueron obligados bajo amenaza de algún tipo de represalia académica y/o administrativa. Nada más lejano a la verdad.

En primer lugar, fue la propia Anáhuac quien inmediatamente publicó en sus redes sociales de que la participación en el evento había sido completamente voluntaria y que se había puesto a disposición de la comunidad estudiantil una plataforma electrónica para que los interesados se inscribiesen. En adición, esta información fue confirmada de primera mano por estudiantes.

La infamia en torno a la supuesta asistencia obligada al evento de Gálvez sería anecdótico si no formase parte de una estrategia propagandística dirigida a sembrar la idea de que no existe en el país un apoyo a la candidata del Frente; en el ánimo de circular la idea de que la victoria de Claudia está cantada y que ni siquiera sería necesario de que los detractores de Morena acudiesen a las urnas el próximo año.

Como ha sido señalado por la mayoría de los analistas políticos, a pesar de que las encuestas de opinión favorecen inequívocamente a Sheinbaum como favorita para ganar cómodamente las elecciones presidenciales, Xóchitl sí que tiene posibilidades de triunfo. Sin embargo, la estrategia implementada desde Palacio y reproducida por todo es, como he mencionado, sembrar la idea de que el triunfo de Morena es inevitable. Con ello obtendrán – opinan ufanos AMLO y sus corifeos- no únicamente la victoria presidencial sino la codiciada mayoría de dos terceras partes en el Congreso de la Unión.

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En suma, resultaría sobremanera absurdo especular que la Universidad Anáhuac habría obligado a sus estudiantes y personal a asistir al evento, tomando en cuenta que se trata de una universidad privada mayoritariamente anti morenista que ha fortalecido recientemente su espíritu de sentido crítico.

Por lo tanto, todos los mexicanos indispuestos a votar por la continuidad de la autoproclamada 4T deberán estar atentos ante cualquier artimaña propagandística dirigida a restar legitimidad al apoyo popular que Xóchitl Gálvez ha empezado a edificar rumbo a la gran cita de 2024.