No hay circunstancia que atenúe la responsabilidad, empatía y seriedad con que cualquier jefe de Estado debe abordar un asunto tan lamentable como las muertes que trae consigo la falta de seguridad y menos cuando son producto de la incapacidad del gobierno en garantizarla.
Pudo ser que al puro estilo de su maestro Salinas, ni los ve, ni los oye o dándole la duda, no escuchó, la realidad es que la apuesta de este gobierno ante las masacres es el olvido y la normalización.
Lo que muestra esta actitud evasiva e irresponsable, es la incapacidad de su gobierno para contener la violencia en el país, La soberbia y megalomanía de AMLO es mayor que la tragedia, él no pide disculpas, ni comparte el dolor o la indignación de las víctimas, carece de humildad y de voluntad, él es él y todos están por debajo.
Propaganda ante el dolor
Reconoció que efectivamente hizo un chiste, pero trató de justificarlo con el inverosímil argumento de que, después de más de mil mañaneras en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, donde nunca se ha señalado una mala acústica o ruidos que afecten la comunicación, “no escuchó nada”.
“Tan es así que por eso conté ese chiste y, sin ningún fundamento, de manera perversa, sostuvieron todo el día de ayer en la prensa vendida y alquilada que yo me había burlado cuando me preguntaron sobre los jóvenes que asesinaron, desaparecieron en Los Altos de Jalisco, toda una mentira, una infamia”.
Andrés Manuel López Obrador
¿Se le puede creer? Quizá. Pero como creer si no es la primera vez que lo hace. En septiembre de 2020, cuando las masacres se convirtieron en un escándalo, luego de días muy sangrientos el diario Reforma reportó con datos duros obtenidos de fuentes oficiales que “pese al discurso oficial, las masacres en México no han cesado. En lo que va del año se han registrado al menos 45 casos en donde, en un mismo hecho, han asesinado a sangre fría a cinco o más personas en 20 estados”.
La respuesta de AMLO fue asegurar, con una risa burlona y sarcástica mientras exhibía la portada del diario: “A ver pon la primera del Reforma, en una de esas la encontramos. Ahí está, mira. ¡Ahí están las masacres!, je, je, je. Son predecibles, muy obvios”.
Ira
Al final, con el cinismo que también lo caracteriza, la víctima acabó siendo él y para desviar la atención se lanzó nuevamente contra su peor pesadilla de estos momentos -porque a él nada lo distrae del tema electoral- la senadora Xóchitl Gálvez: “¿Quiénes son los que le dieron vuelo esa calumnia? Los mismos de siempre, los que pertenecen al bloque conservador, una aspirante a la presidencia corrupta, otros aspirantes corruptos”.
Haciendo un ejercicio simple, imaginemos qué hubiera dicho AMLO si Peña Nieto hubiese asumido la misma actitud que él, ante, por ejemplo, los terribles sucesos de Ayotzinapa.
Pensemos, si cuando presentaron la llamada “Verdad histórica”, que se basó en ciertos indicadores, detenciones y pruebas periciales de esos actos, al hablar de ello nunca hubo una risa o un desdén, aun así, AMLO los sigue atacando hasta la fecha.
Lo cierto, es que su respuesta ante los brutales hechos deja a la Verdad Histórica como un tema menor, para él todo es risa burlona y luego negar los hechos por contundentes que sean. Una lamentable falta de respeto y una enorme irresponsabilidad que ofende terriblemente a México.
Twitter: @diaz_manuel