El fin de semana pasado se pudo observar la escena más oprobiosa e indignante de que se tenga memoria en el Senado de la República. La suerte de jueces y magistrados de todo el país fue echada a urnas repletas de pelotitas blancas. Los años de estudio, de dedicación, de preparación, de concursos y de ir superando desafíos y escalando posiciones por parte de los togados simplemente se echó a una tómbola para que el azar decidiera si su de por sí escuálida expectativa de continuar construyendo su servicio profesional de carrera judicial se desmorona en 2025 o el temido final pueda ser hasta el 2027.

La vida es una tómbola; de luz y de color”, -se escuchaba en el estribillo de una canción de una película española del mismo nombre-, pero esa frase en estos momentos es lo más alejado de la realidad, siendo que miles de profesionistas del poder judicial se encuentran ante un panorama oscuro.

Es aberrante la forma desparpajada, -y aunque lo quieran tratar de ocultar-, inmersa en corrupción en cuanto a la desaseada estratagema por medio de la cual pretenden dirigir de manera interesada y a conveniencia la designación de quienes serán los jueces de distrito, magistrados de circuito y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, todos del Poder Judicial de la Federación, toda vez que de por sí la reforma constitucional tuvo errores, infortunios en cuanto al manejo despatarrado y de trompicones, las normas reglamentarias o secundarias también padecen de ese mismo problema.

Y el asunto de la operatividad y de cómo llevan acabo el proceso está turbio de origen, es decir, el esquema es obviamente oscuro, con toques de discrecionalidad, alejado del espíritu con el que manejaron el alegato de la narrativa y el debate social y político, en el sentido de que la búsqueda de la reforma era para propiciar una mayor equidad, un mejor equilibrio en las oportunidades de acceso y desarrollo en cuanto al servicio civil de carrera en el ámbito judicial federal.

Pero todo ha sido una gran mentira; han dejado de lado derechos adquiridos por miles de integrantes del sistema de justicia federal, y ya hablaremos de los impactos en lo estatal posteriores, pero, en cuanto a lo federal, porque hay un servicio civil de carrera judicial donde se concursa para llegar a ser jueces de distrito y magistrados del circuito y con esto se trunca todo el esfuerzo de muchas personas que han estado trabajando por años en dicha función judicial del poder público del país.

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Pero más aún, como se ha dicho, pareciera de alguna forma dirigido a tratar de evitar que puedan ser electos para seguir ocupando cargos en la judicatura federal, si es que puedan llegar a ser candidatos; los jueces y magistrados que se distinguieron en su trabajo de juzgadores por oponerse a los designios del ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador en temas torales, o fueron o son aún, de los principales movilizadores activos de acciones en demanda de la justa reivindicación de derechos inherentes a los trabajadores del poder judicial.

Y por otro lado, la burla, dado que el discurso es que la sociedad podía elegir, aún fuere de manera compleja, entre muchos aspirantes a ocupar cargos de esta naturaleza, cuando en realidad habrá tamices, habrá filtros, e incluso aspectos como la candidatura única que podrá el Senado terminar en algunos casos, es decir, no será la gente la que determine, sino que serán, de nueva cuenta, intereses políticos partidistas o más allá de ellos, incluso del hampa y de sectores que tienen control sobre las fuentes de poder en los partidos que dominan sin dejar de lado la influencia que tendrán los propios militares, ya de por sí ultra empoderados, pero insisto, dejando la puerta abierta para que siga penetrando el crimen organizado en todo esto.

Y no menos ofensiva es la forma burda en que se hizo el esquema de selección mediante tómbola de quienes eran los que, como juzgadores, podrían tener la posibilidad de acudir a elección en 2025 sin pasar por el tamiz o por los filtros, concursando por su propio puesto, que quedará en vacancia y que llegarán con la etiqueta de candidatos del poder judicial y por ello estarán así, etiquetados, señalados, para que sean linchados por quienes van a votar, tirándonos de parte del esquema corrupto que están terminando de erradicar, según ellos.

Por otro lado, la oscuridad en cuanto a los derechos adquiridos, en cuanto a lo que tendrán que compensar, como cuando se realiza cualquier tipo de despido injustificado o justificado a manera de compensación o de haberes de retiro o algo similar.

Además, se sigue dejando abierta la puerta para que lleguen no solamente, no los mejores, sino los peores elementos, pero también dentro de lo peor, más allá de la capacidad y la honorabilidad, aquellas personas ligadas a oscuros intereses con halo de criminalidad. Es decir, de nueva cuenta, y violando todo tipo de estamentos incluso internacionales, ya que hay jurisprudencia y precedentes dictados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde la elección mediante sorteo, tómbola o similar es totalmente violatoria de los derechos fundamentales. Ahora sí, como dijeron por ahí, les vale un comino, y lo hacen a ‘mata caballo’, a trompicones, de manera exprés, como para que todo sea exactamente como ellos quieren, acorde a sus nefastos y caprichosos intereses.

Hay otros detalles como la exclusión de personas de la tómbola por razones determinadas de su encargo, por ejemplo, el sacar de la posibilidad de ser electos a los magistrados que tienen a su cargo las situaciones de análisis y resolución de temas como competencia económica o de telecomunicaciones, que dicen ahí que por su naturaleza tienen que permanecer en el cargo, sin que esto esté avalado en la propia Constitución que reformaron, o el dejar de tombolear a quienes tienen algún tipo de licencia, por alguna razón.

Huele extraño; aplicaría aquí el precepto popular de ‘o todos coludos o todos rabones’, el tema fundamental es, huele feo, suena feo, se ve mal, y si camina como pato, grana como pato, pues es un pato, entonces el tema es que se está llevando a la picota al poder judicial.

Dicen los voceros de la 4T que fue elección del pueblo de México y que así debe ser, y que más allá de la conveniencia de las inversiones que permanezcan aquí, o la generación de empleo, está la lealtad a las instituciones y al voto emitido, dicen ellos en mayoría, para que eso suceda señalando que era urgente un cambio por la corrupción, que dicen que existe, pero con lo que hemos relatado, pues estaríamos en un charco más grande de lodazal, y suena totalmente desfasado, el que no les importe que se caiga la economía nacional por falta de confianza. Y en ese sentido, no es difícil advertir que la falta de confianza que va a generar cada vez más entre quienes quieran invertir en México, o dejar su dinero aquí, o prefieran mejor ir a otros países, será fatal.

Y aquí vuelve a tomar sentido esa necesidad de entrarle al tema del control de confianza. Pero parece que nadie está preparado o dispuesto a entrar a esa conversación.

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