Quizá traigo una depresión post cumpleaños y mis 51 ya se sienten en todos su esplendor o es que veo con dolor que todo sigue igual.

Sé que es pronto para poder emitir un juicio o una opinión acerca de este nuevo gobierno, que de nuevo pues no tiene nada más que haber dejado de escuchar y ver a un López Obrador lleno de rabia, iracundo y muy resentido contra todo lo que tenga que ver con lo que no le agrada y contra quienes lo no le agradan.

Dejar de ver a un presidente con esas limitaciones, porque lo son, es refrescante, pero no ha cambiado gran cosa.

Tuvimos unas dos semanas de descanso, por llamarlo de alguna manera, pues Claudia Sheinbaum parecía no querer seguir con la narrativa de el expresidente.

Es decir tuvimos a una presidenta que parecía ser conciliatoria o buscar otra vía que no fuera la de dar manotazos en el atril  de sus mañaneras, como su antecesor lo hizo durante 6 años.

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Pero en este nuevo orden de ideas y sucesos y ya una vez acostumbrándonos a tener a Claudia Sheinbaum como presidenta quien da también sus mañaneras en y desde Palacio Nacional otra vez todo parece seguir igual.

Y es que Claudia Sheinbaum está utilizando la vieja fórmula de López Obrador de contraatacar a los “adversarios” que, afortunadamente, al menos ese término no lo ha utilizado nuestra actual presidenta, pero sí ha dedicado tiempo a ser reaccionaria de lo que se dice de ella y que no es precisamente bueno o no le agrada o la incomoda.

Tan es así que hasta le dedicó unos minutos a contestarle al actor Rafael Inclán por haberse referido a ella como la “ama de casa”.

No digo que no deba de tener derecho de réplica, pero creo que ya andando en este tenor de la 4T de recordar a Felipe Calderón y al nunca mencionado Enrique Peña Nieto, yo no recuerdo que se dedicarán todos los días a quejarse de sus oponentes o contestarles o atacarlos.

Recuerdo que el “ningún chile les embona” de Peña Nieto fue muy viralizado. También entiendo que ni Calderón tuvo espacios informativos diarios en donde descargar su enojo.

Al final para eso le servían las mañaneras al expresidente: para su propio desahogo.

Claudia Sheinbaum tendrá que saber sortear la ola de críticas que hay contra ella, porque no es exclusivo que sea nada más contra ella, o no es personal, pues, siempre ha habido críticas de todos nuestros gobiernos, pero si se va a dedicar a sentirse  ofendida por lo que se diga de ella y va a enfrascarse en dimes y diretes, pierde el valioso tiempo para resolver lo urgente y apremiante en este país.

Desgraciadamente en cuanto entró a tomar el poder, no ha soltado el tema de la reforma judicial. Es evidente que esta reforma ya se dio y se dará. No se trata de rendirnos los que no la entendemos o los que no estamos de acuerdo, pero la misma Claudia Sheinbaum tiene inseguridad en que se dé la misma, de lo contrario ya estaría hablando de otra cosa y poniendo más atención en el tema de la inseguridad que sin duda se ha desatado a raíz del cambio de gobierno.

Espero, todavía creo en ello, que podamos ver todos los mexicanos algo que nos beneficie pero justamente eso, a todos. Y no ver la lucha de la presidenta por cosas que pareciera solo le benefician a su partido, aunque traten de hacerle creer a la gente que teniendo magistrados y jueces que el pueblo elegirá habrá justicia eterna para nosotros. Ojalá fuera así.

Tengo esperanza aún, porque sin la esperanza  nos morimos. Tengo esperanza en ver que el cambio se da, que las buenas noticias llegan.

Ayer vi por TikTok en una transmisión en vivo el desfile de las catrinas desde la CDMX. Me pareció tan hermoso poder ver a la gente divertirse, disfrutar de esa belleza, sintiéndose en paz me imagino, porque el desfile fue en la noche. La gente aún tiene esperanza también. Y nos merecemos tenerla todos.

Yo todavía quiero creer.

Es cuanto.