Jalisco es la excepción más dolorosa del panorama electoral que se vive este 2024. Por un lado, mientras que cientos de candidaturas son perdidas por las renuncias de ciudadanos atemorizados por el crimen organizado en Zacatecas y Michoacán, en Jalisco, Movimiento Ciudadano abandera la imagen viva del autoritarismo que, con impunidad, violenta a las mujeres contrincantes y demuestra su desprecio para todas las demás.

Durante el último debate rumbo a la gubernatura de Jalisco, Laura Haro, candidata por el PAN, PRI y PRD así como Claudia Delgadillo, de Morena, vivieron dobles agresiones políticas y morales en razón de género: primero, cuando Pablo Lemus, candidato “Fosfo-fosfo”, les llamó “Hijas de Alito” para minimizarlas y desconocer simbólicamente las trayectorias de ambas. La segunda, cuando ante el legítimo reclamo de Laura Haro destacando la violencia política en aquellas declaraciones, el conductor del debate respondió con una risa socarrona y burlona mientras que su compañera conductora, silenciaba y alzaba la voz callando a la primera mujer candidata de partidos históricamente representados por hombres.

La referencia es típica del patriarcado: “padre” el que engendra, que si Alejandro Moreno, Alito, presidente nacional del PRI, las “creó” y no sus esfuerzos, estudios, horas de campaña y trabajo social, desvelos y esfuerzos… que si son “hijas” porque supuestamente, en el universo mental de Lemus, ellas no tienen criterio para cuestionarle y entonces, el líder político es el que les envió el mensaje que pronunciaron.

Lo peor es que la transmisión oficial eliminó el sonido, fueron medios de comunicación los que lograron difundir las palabras de reclamo que Laura Haro elevó.

Ella, además, denunció el llamado al voto que Lemus hace para que en Jalisco, sus simpatizantes voten por Xóchitl Gálvez. Lo desolador es que Lemus lidera las encuestas del epicentro infernal que guarda 9 feminicidios de mujeres de entre 0 y 17 años, la segunda entidad con mayor cantidad de víctimas de feminicidio infantil y adolescente en 2023. Ese mismo Jalisco donde el probable próximo gobernador piensa que las mujeres no tienen voz ni pensamiento propio, es el Jalisco que actualmente lidera a las entidades del país con la cifra más alta de desaparecidos, con 14 mil 956 personas sin localizar. Enero de este 2024 fue el mes con más mujeres desaparecidas en Jalisco.

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Pero sus votantes podrían cometer el gran error de apostarle al que violenta en plena luz del foro, al que ofrece continuidad a la impunidad, al que ni siquiera el referí puede sancionar porque en su misoginia interiorizada elige callar a las mujeres que critican, cuestionan y representan lo opuesto que él. Entre ellas, una mujer joven que toma con seriedad, compromiso y disciplina su encargo, que no bebe entre recorridos ni se queda sin palabras al momento de asistir a mítines improvisados.

Pablo Lemus no tiene miedo del crimen ni del castigo en las urnas. No le tiene miedo a la condena popular ni a la rabia de las mujeres que ha perseguido en protestas. No le teme al descrédito de sus expresiones y actos, se sabe impune. Se sabe intocable, no como todas las niñas y mujeres que, empezando por las candidatas y terminando por todas, deben soportar a un macho violentador que aspira a gobernar.