En inglés se dice “landslide victory”. Para nosotros es una “victoria abrumadora”, que excede las expectativas. Cuando los analistas políticos del mundo hablan de una “landslide victory” en una elección presidencial se refieren a una situación en la que un candidato gana por un margen abrumador, asegurando un número significativamente mayor de votos que sus competidores.
Este tipo de victoria indica un extraordinario mandato del electorado y sugiere un apoyo generalizado a la plataforma y visión del candidato. Si bien una victoria aplastante puede verse como un triunfo, también presenta desafíos únicos para el candidato ganador, particularmente en términos de unir a una nación que puede estar profundamente dividida.
Una victoria aplastante es más que un simple triunfo numérico; refleja una preferencia decisiva del electorado y a menudo conduce a un cambio sustantivo en el sistema de partidos. Este tipo de victoria puede proporcionar al candidato ganador el capital político necesario para implementar su agenda de manera más efectiva. Sin embargo, también puede exacerbar las divisiones existentes dentro del país. Aquéllos que no apoyaron al candidato ganador podrían sentirse marginados o temerosos de los cambios venideros.
¿Qué debería venir después?
El foco inmediato del candidato ganador debería ser la transición de la campaña a gobernar. Esto implica varios pasos clave:
a) Formar un gobierno: reunir un equipo competente y diverso de asesores y miembros del gabinete es crucial. Este equipo no sólo debe ser capaz sino también reflejar la diversidad de la nación para garantizar una amplia representación.
b) Establecer prioridades: identificar y priorizar áreas políticas clave que necesitan atención inmediata. Si bien la victoria proporciona un mandato, es esencial equilibrar la ambición con la practicidad.
c) Atender a los opositores: es importante ofrecer una rama de olivo a los opositores políticos y a sus partidarios. Esto puede ayudar a mitigar los sentimientos de exclusión e iniciar el proceso para sanar las heridas.
¿Cuál debería ser el papel del candidato ganador en la reunificación de la nación?
Fomentar un sentido de inclusión y cerrar la brecha entre las diferentes facciones:
a) Gobernanza inclusiva: garantizar que todos los grupos, independientemente de si apoyaron al candidato ganador, tengan voz en el gobierno. Esto podría implicar el nombramiento de personas de diferentes orígenes políticos para puestos clave.
b) Diálogo y comunicación: la comunicación abierta y transparente con los ciudadanos es vital. El presidente electo debería buscar activamente oportunidades para escuchar y abordar las preocupaciones de quienes se sienten privados de sus derechos.
c) Promoción de la unidad: enfatizar objetivos comunes y valores compartidos puede ayudar a unir a la población. Los proyectos o iniciativas nacionales que beneficien a todos los ciudadanos pueden fomentar un sentido de propósito colectivo.
¿Cuáles son los desafíos, después de una victoria abrumadora?
a) Manejo de expectativas: las expectativas pueden ser extraordinariamente altas. El electorado podría esperar cambios rápidos y radicales, que a menudo son poco realistas. Gestionar estas expectativas y al mismo tiempo lograr resultados tangibles es un equilibrio delicado.
b) Abordar la polarización: una victoria aplastante puede profundizar la polarización si no se maneja con cuidado. El candidato ganador debe trabajar diligentemente para garantizar que su gobierno sea visto como justo y equitativo, en lugar de como un castigo para la oposición.
c) Implementación de cambios de políticas: si bien existe capital político para impulsar cambios de políticas públicas significativos, el proceso de implementación de estos cambios puede estar plagado de obstáculos burocráticos y legislativos. La paciencia y la planificación estratégica son esenciales.
d) Mantener el impulso: es difícil mantener el impulso de la victoria abrumadora durante todo el mandato. Requiere un compromiso permanente con el electorado y un progreso continuo en las promesas de campaña.
e) Estabilidad económica y social: garantizar la estabilidad es fundamental. Una victoria aplastante a menudo viene acompañada de la promesa de reformas importantes, que pueden ser perjudiciales si no se gestionan con cuidado.
Hay varios libros y autores esclarecedores que analizan victorias abrumadoras en las elecciones, proporcionando contexto histórico, análisis político e implicaciones para la gobernabilidad y la democracia.
Una victoria aplastante en política es una elección en la que el vencedor gana por un margen abrumador. El término se hizo popular en el siglo XIX para definir una “victoria rotunda en la que la oposición queda enterrada” en una elección, según William Safire.
Recuerdo el extraordinario análisis de Jonathan Darman, en su libro de 2014 “Landslide: LBJ and Ronald Reagan at the Dawn of a New America”. Darman cuenta la historia de los triunfos de Lyndon B. Johnson, desde su llegada a la presidencia después del asesinato de John F. Kennedy hasta las cruciales elecciones intermedias. Lo interesante es que el autor entrelaza su relato con la historia paralela del ascenso político de Ronald Reagan.
Los politólogos Gerald N. Hill y Kathleen Thompson Hill dicen en su libro “The Facts on File Dictionary of American Politics” que una victoria aplastante ocurre cuando un candidato logra obtener el 60% del voto popular.
En 1936, Franklin Delano Roosevelt ganó 523 votos electorales frente a los ocho de Alf Landon, y el 61% del voto popular frente al 37% de su oponente.
En 1984, Ronald Reagan ganó 525 votos electorales frente a los 13 de Walter Mondale, capturando el 59% del voto popular.
En “Roosevelt Sweeps Nation: FDR’s 1936 Landslide Victory and the Triumph of the Liberal Ideal”, el historiador David Pietrusza cuenta una historia de un Estados Unidos polarizado, turbulento en la era de la Depresión. Presenta la aprobación arrolladora del Seguro Social y la reacción contra él; el racismo y el antisemitismo de la época; socialistas y comunistas estadounidenses; y una Corte Suprema empeñada en desmantelar el “New Deal”.
Una de las principales responsabilidades de un presidente que gana por abrumadora mayoría es gobernar de manera inclusiva. A pesar del mandato claro, el presidente debe reconocer que es posible que una parte sustancial del electorado no los haya apoyado. La gobernanza inclusiva implica:
a) Garantizar que el gobierno represente los diversos puntos de vista demográficos y políticos de la nación.
b) Buscar y escuchar activamente las preocupaciones de todos los ciudadanos, especialmente aquellos que pueden sentirse marginados o excluidos.
c) Trabajar para sanar las divisiones, enfatizando objetivos y valores comunes.
Una victoria abrumadora a menudo genera grandes expectativas por parte del electorado. El presidente debe equilibrar la ambición con el realismo, garantizando que se cumplan las promesas de campaña y al mismo tiempo gestionando las limitaciones prácticas de la gobernanza. Esto incluye:
a) Identificar áreas políticas clave que necesitan atención inmediata y establecer objetivos claros y alcanzables. Es fundamental priorizar las iniciativas en función de su impacto y viabilidad.
b) Mantener líneas abiertas de comunicación con el público sobre el avance de diversas iniciativas. La transparencia sobre los desafíos y reveses ayuda a gestionar las expectativas y generar confianza.
c) Trabajar con el congreso, incluso si está dominado por su propio partido, para generar un amplio consenso para políticas importantes.
Obtener una victoria aplastante proporciona el capital político para implementar cambios significativos. Sin embargo, para traducir las promesas de campaña en políticas efectivas se requiere:
a) Desarrollar planes detallados para la implementación de políticas que incluyan cronogramas, asignación de recursos y obstáculos potenciales. Involucrar a expertos y partes interesadas para garantizar soluciones integrales y prácticas.
b) Fomentar el apoyo multipartidista a iniciativas clave puede conducir a políticas más sólidas y duraderas. La creación de coaliciones entre partidos puede mitigar la polarización y fomentar un entorno político más cooperativo.
c) Establecer mecanismos para monitorear el progreso de la implementación de políticas y evaluar su impacto. Esto permite realizar ajustes y mejoras, asegurando que las políticas logren los resultados previstos.
Una victoria abrumadora, si bien indica un fuerte apoyo, también puede poner de relieve profundas divisiones dentro del país. El presidente debe tomar medidas proactivas:
a) Promover el discurso civil; fomentar el diálogo respetuoso y constructivo entre ciudadanos y líderes políticos.
b) Implementar programas que promuevan la educación cívica y la concientización sobre la importancia de la unidad y la cooperación. Educar a los ciudadanos sobre el proceso democrático y el valor de las diversas perspectivas puede reducir la polarización.
c) Abordar las disparidades sociales y económicas subyacentes que contribuyen a la división. Las políticas destinadas a reducir la desigualdad, mejorar el acceso a la educación y la atención sanitaria y crear oportunidades económicas pueden ayudar a cerrar las brechas.
Obtener una victoria en una elección presidencial es a la vez un logro significativo y una profunda responsabilidad. El presidente debe sortear las complejidades de las altas expectativas y sanar las divisiones de la nación.
El éxito final de una victoria abrumadora no reside sólo en el triunfo electoral, sino en la capacidad de gobernar sabia e inclusivamente, garantizando que todos los ciudadanos se sientan representados y valorados en el proceso democrático.