Veo las imágenes de jóvenes empleados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación manifestándose silenciosamente y, luego, felicitando a su presidenta, ministra Norma Piña. Recuerdo haber estado, como meritorio, en ese mismo segundo piso de la Corte, hace tres décadas y me da pena y coraje la tristeza e incertidumbre que deben estar pasando esos jóvenes abogados, pero sobre todo me indigna cómo se les engaña. Para ellos va la narrativa de lo sucedido.

El presidente López Obrador y su gobierno están cortos de recursos. Además, quieren mandar señales de empoderamiento contra el empresariado en sus últimos treinta días. Traen agravios contra varios empresarios y medios de comunicación, sobre todo desde que los “machuchones” del Consejo Coordinador Empresarial y del Consejo Mexicano de Negocios pusieron en duda, la semana pasada, la sobrerrepresentación que busca –y hoy tendrá– Morena y aliados.

Y, en este contexto, desde la Corte se dieron muestras de protección institucional al empresariado. Primero, con dos recursos que totalizan más de $35 mil millones de pesos, en supuesto adeudos al SAT por parte de Elektra, la presidenta de la Corte se “sentó” en estos más de mes y medio. Para luego turnarlos a estudio en estos últimos días. Lo cual, más allá del veredicto judicial final, hace que López Obrador no pueda cantar victoria sobre estos recursos. Pudo haber hecho lo mismo la presidenta, turnar estos asuntos para revisión adicional, pero hace más de un mes. Su letargo llamó a la sospecha.

De igual manera, en otro tema de pesos, Norma Piña listó, ayer, para resolución el caso de Operadora de Centros Comerciales Opción, una subsidiara de una importante empresa canadiense, British Columbia Investments. Se trata de un millonario pago de intereses sobre créditos fiscales indebidos que pretendió cobrar el SAT en el 2012 (leer a Darío Celis el 27 de Agosto en El Heraldo). Esta empresa, de haber pagado 492 millones, ahora con intereses y recargos pretende se establezca, desde la Corte, una nueva fórmula para que ahora cobrasen casi mil millones de pesos. Este criterio impactará en otros litigios fiscales contra el SAT.

Así, parece que los únicos litigios que en estos días avanzan en la Corte son aquellos que involucran mucho dinero. Temas relevantes para el futuro del país como la prisión preventiva oficiosa; el respeto a las minorías parlamentarias (“viernes negro”); o, incluso el haber tomar los recursos de los pensionados llevan meses siendo postergados de votación.

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En este contexto llegamos al 22 de agosto. El presidente del PAN, Marko Cortés presenta un litigio (contradicción) para que la Corte aclare cómo deben de repartirse los escaños en la Cámara de Diputados. Con inusual rapidez la presidenta de la Corte admite –en menos de 24 horas– el litigio y lo turna a quien ha sido su fiel escudero y asesor político, el ministro Juan Luis González Alcántara. Cuando el turno se hace público en la base de datos de la Corte y lo publica Milenio, el lunes por la noche, todo el sistema electoral y el político se pusieron a operar.

Y es que la Corte tenía dos ases bajo la manga, ambos polémicos: i) suspender la sesión del Tribunal Electoral, unos días, para darse el tiempo para estudiar el litigio y proponer un criterio sobre sobrerrepresentación. Esta opción era polémica pues en contradicciones y en temas electorales no hay suspensiones. Pero estas ya las ha dado la Corte en otras ocasiones donde también eran improcedentes. La Corte es la Corte.

La otra opción, que era la esperada, ii) que la Corte circulase un proyecto para ser votado ayer por la tarde o el día de hoy, antes de que sesione el Tribunal Electoral (TEPJF). También dando un criterio.

Ninguna opción sucedió pues durante la noche del lunes y la mañana del martes los ministros de la Corte recibieron todo tipo de presiones: que si les quitarían su haber de retiro vitalicio, que si habría denuncias penales, que si habría juicio político, que habría recusaciones, etc., etc… Y la presidenta de la Corte y su ponente se echaron para atrás de un “arreglo” que habían hecho con el presidente del PAN.

Luego de las presiones y de tener que dar marchas atrás a su plan, Norma Piña estaba tan nerviosa que, al inicio de la sesión de Pleno de ayer, no atinaba ni a decirle a sus compañeros ministros lo que votarían para no sesionar. Tiraron, ese día, “la toalla” en el tema de la sobrerrepresentación. Por cierto, sacando también del listado el tema fiscal de la empresa canadiense. Sencillamente en la Corte ya no hay temple para incomodar al oficialismo. Tampoco para hacer su trabajo.

Así cuando la historia juzgue este momento en la vida del país que vea a la Corte y a su presidenta. No al INE, no al TEPJF. Que vea cómo se manejaron los turnos en la Corte y cómo hubo una oportunidad para fijar algún criterio ante las contracciones legales que hay para con la sobrerrepresentación.

Que también los jóvenes integrantes del Poder judicial Federal vean que el paro de labores fue lanzado por los trabajadores al no haber ninguna directriz cupular; que en tres meses ni la Corte, ni el Consejo pudieron redactar un solo párrafo de contrapropuesta a la reforma judicial del oficialismo; y, que lo que le interesa a la mayoría de los ministros es su haber de retiro vitalicio.

El presidente López Obrador traía bien medidos a los ministros. Sabía que con el “dulce” de su haber de retiro vitalicio les controlaría. Eso está pasando. No hubo ni necesidad de meter un artículo transitorio como se propuso en la Comisión de Gobernación, en la Cámara de Diputados, para quitar del cargo a Norma Piña. Fue la enemiga “perfecta” de López Obrador y este decidió dejarla ahí. Fue una oveja dirigiendo a todo un Poder al precipicio.

Con lo aquí escrito queda más que claro que el Poder Judicial y sobre todo la Corte requieren una reforma urgente, pero la que se está dictaminando dista mucho de ser la idónea.

A esos jóvenes que tomaron los pasillos de la Corte y a los que están en las protestas en miles de juzgados a lo largo del país, les toca pelear por la justicia a la que aspiran, por el México que sueñan. Los dejaron solos y los traicionaron. Esa es la realidad. A empezar de nuevo.