Según ha informado la presidenta electa Claudia Sheinbaum a través de un comunicado de su oficina, habrá numerosas ausencias destacadas en su toma de posesión el próximo 1 de octubre.
Si bien han confirmado su presencia jefes de Estado y de Gobierno como Gabriel Boric, Lula de Silva, Gustavo Petro y Miguel Díaz-Canel, entre otros líderes latinoamericanos, asiáticos y africanos, resulta particularmente notoria la ausencia de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, y Felipe VI, rey de España.
En el caso del presidente Biden, la Casa Blanca anunció hace unos días que sería su esposa Jill Biden quien encabezaría, al lado del embajador Ken Salazar y otros funcionarios, la representación estadounidense.
A la luz de los años anteriores, el vicepresidente de Estados Unidos era el responsable de la representación del vecino del norte en las ceremonias de investidura de presidentes mexicanos. Lo hicieron Mike Pence en 2018 y Joe Biden en 2012.
En el contexto de las elecciones de noviembre resultaría justificable la ausencia de la vicepresidente Kamala Harris. Sin embargo, otros argumentarían que un gesto de amistad con el vecino del sur supera los imperativos electorales.
Otra ausencia importante es Trudeau. Canadá, en tanto que miembro del T-MEC, es un socio comercial de enorme relevancia para México, no únicamente por el flujo comercial, sino por los lazos que unen a ambas comunidades y por la presencia de mexicanos en ese territorio.
La ausencia de Felipe VI de España será igualmente lamentable. Si bien el monarca no dirige el gobierno, la estrecha relación entre ese país y México echa raíces en componentes históricos y culturales que unen perennemente a ambas naciones. Se espera, no obstante, que el gobierno de Pedro Sánchez anuncie dentro de los próximos días los integrantes de la representación española.
En suma, se echará de menos la presencia de los jefes de Estado y de Gobierno de Canadá, Estados Unidos y España en el momento histórico en que, por primera vez, una mujer asuma la presidencia.
¿Se tratará quizás de una reacción ante los recientes desavenencias de AMLO con los vecinos del norte con motivo de la reforma judicial? ¿O deriva, en el caso español, de las tensiones promovidas por AMLO con el rey Felipe a lo largo de todo el sexenio? Todo ha quedado abierto a las especulaciones.