En los años setenta del siglo 20 el sociólogo Daniel Bell publicó una obra crucial y admonitoria.
En “Las contradicciones culturales del capitalismo” hizo notar lo que desde entonces ya se constataba como un rasgo relevante de la época tardía-moderna: la erosión de las bases morales de la sociedad estadounidense.
Para Bell, los pilares de su cultura, de origen cristiano protestante, por ejemplo: trabajo, honestidad, austeridad y frugalidad estaban perdiendo la batalla ante el estilo de vida hedonista, consumista y enajenante.
Cincuenta años después parece que Bell tenía razón. Las muestras están a la vista y las enseñanzas pueden ser fácilmente inferidas.
Para los mexicanos aprender de ellas es vital.
Cada persona o sociedad crece sobre los raíces de sus creencias culturales fundamentales compartidas y puestas en acción de manera más o menos coherente.
Si tales raíces son infectadas por la propia dinámica tecnológica y económica incontrolada a la que alimentan entonces el árbol puede secarse, quizás sin posibilidad de regeneración
Capitalismo y el mundo de la vida
Si el capitalismo consumista masivo e hiper tecnológico somete a los seres vivos a su dictadura colonizadora, sin equilibrios, no hay lugar para el mundo de la vida.
Según la visión de Bell, este último se sostiene en los valores culturales o morales primigenios, los cuales, desde luego, no permanecen inalterados en el tiempo, aunque tampoco se reproducen si pierden consistencia
Para algunos observadores, ese es el tema de fondo que diferencia a naciones de Occidente y Oriente, dígase los Estados Unidos y China: la capacidad de mantener y adaptar sus valores culturales a los contextos cambiantes.
Los mexicanos y sus valores
Conviene preguntarnos: ¿En dónde estamos los mexicanos en ese orden‽ ¿En el egoísmo o la solidaridad? ¿La competencia o la cooperación? ¿El universalismo liberal o la identidad comunitaria? ¿La irresponsabilidad o la integridad convertida en Derecho?
¿Acaso es posible un equilibrio entre esos términos?
Podemos concluir que hoy, lo mismo que ayer, tanto entre las personas como entre las naciones el respeto a los valores relevantes y mas o menos cambiantes de su propia cultura es su alma y también su posibilidad.