Fundación
De acuerdo con los datos e interpretaciones más recientes, quizá si consideramos los hallazgos arqueológicos de los últimos 30 años, Tlatelolco era una ciudad gemela de la gran Tenochtitlan. Una especie de extensión de la ciudad mexica más grande de la región que no solamente contaba con un centro ceremonial-religioso, sino que además era un importante punto de intercambio comercial.
El origen del barrio tlatelolca se remonta, quizá a unos 200 años antes de 1520, año en el que el dominio de los mexicas llegó a lo más alto del poder político, militar, religioso y comercial, y que entró en decadencia tras las guerras con los invasores españoles y sus aliados provenientes de pueblos cercanos. De hecho, se dice que Tlatelolco fue el último lugar defendido por los aztecas-mexicas- tlatelolcas encabezados por Cuauhtémoc.
Acerca de la fundación de Tlatelolco, esto narra Eduardo Matos Moctezuma: “Varias son las fuentes históricas que relatan que hacia 1337 un grupo inconforme decide trasladarse a un islote al norte de la recién fundada Tenochtitlan. El lugar escogido se conoce como Xaltelolco, “lugar del montículo redondo de arena”, donde fundarán la ciudad de Tlatelolco, “montículo redondo”. En el glifo que conocemos de la ciudad se ve un montón de arena sobre el que yacen un águila, un escudo, una lanza y una macana, o en ocasiones se muestra a un gobernante sentado sobre el montículo. Ambos casos se ven en las Ordenanzas del señor Cuauhtémoc, mientras que en el Códice de Tlatelolco se ve sólo al gobernante sentado encima del cerrillo de arena. Una forma simplificada muestra solamente el montículo, como se aprecia en varios códices.” Matos Moctezuma, Eduardo, “Breve historia de Tlatelolco”, Arqueología Mexicana, núm. 89, pp. 28-33. Texto tomado del sitio Arqueología Mexicana del INAH. (https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/breve-historia-de-tlatelolco).
Justamente una de las extensiones comerciales más importantes del pueblo mexica antiguo fue el mercado de Tlatelolco. Hay algunas interpretaciones e indicios tangibles en torno al lugar donde se asentaba este gran mercado del Tlatelolco antiguo, el cual se encontraba en la zona que hoy es el barrio de Tepito-La Lagunilla.
Si se confirma esa hipótesis, entonces la herencia comercial social de la época prehispánica, hoy, se ejerce en lo que conocemos como los tres mercados de Tepito: de calzado (Granaditas), de comestibles y de cosas usadas. A ello habrá que agregar el mercado de comestibles de la Lagunilla, así como los comercios de ropa y enseres diversos que se ofrecen en los alrededores del barrio bravo. No puede faltar la tradición comercial de artículos de importación (fayuca) y de mercadeo de diversos productos nacionales y extranjeros; y por supuesto el tradicional tianguis de los domingos con la venta de antigüedades de La Lagunilla, a ras de calle.
Pienso que La Lagunilla de los domingos es el real heredero del mercado de Tlatelolco.
A la fecha, aún hay vestigios de casonas o algunas huellas de bardas o construcciones que son evidencia de las viejas construcciones prehispánicas en algunas calles de la ciudad de México (centro histórico), así como en algunos sitios específicos de la colonia Guerrero.
En una parte de lo que en los años 70´s fue el Centro Mercantil y luego el supermercado El Sardinero, se encontraron algunas de estas marcas y donde se realizaron importantes registros arqueológicos.
Uno de los sitios simbólicos e históricos de la zona, que quizá representa el edificio más antiguo es el que se conoce como la “Casa Blanca” del Tecpan, ubicado al interior de la unidad habitacional, cerca del Paseo de la Reforma y a un lado del club social, cultural y deportivo “Antonio Caso” (tercera sección).
Siglo XX
En 1964 se inauguró la Unidad Habitacional “Adolfo López Mateos” Nonoalco-Tlatelolco. Una obra monumental dirigida por el arquitecto Mario Pani que constaba, hasta 1985, de más de 100 edificios de departamentos o viviendas. En los años 80´s se calculaba una población de alrededor de 70 mil personas, habitantes del Tlatelolco urbano.
En el lugar, es decir, dentro del perímetro de la unidad habitacional desde entonces han existido comercios, escuelas, bancos, parques y jardines, centros de salud, una parroquia, oficinas de gobierno, centros deportivos, culturales y sociales; un cine; estacionamientos; y una estación del metro, entre otros diversos sitios públicos.
Pregunta para arqueólogos: ¿En cada sitio donde se edificó una parroquia de la época colonial había, antes, centros ceremoniales de los pueblos mexicas? Es interesante indagar sobre este hecho porque hay varias parroquias en el barrio o en la zona de Tlatelolco-Tepito: En el centro de Tepito; en la calle de Constancia; en la calle de Peralvillo (Santa Anita); en la colonia Guerrero (Los Ángeles); sobre la calle de Nonoalco (San Miguel); y desde luego en Tlatelolco (parroquia de Santiago Apóstol).
1968
Cuando le pregunto a mis estudiantes de licenciatura ¿Por qué los hechos violentos en contra del movimiento estudiantil de 1968 tuvieron su desenlace en Tlatelolco? Pocos contestan correctamente. Hay quien dice que los dirigentes del movimiento estudiantil eligieron ese sitio porque estaba a un lado de las oficinas de la cancillería, y por el contexto de preparación de Juegos Olímpicos. Claramente esa es una versión equivocada.
Pocos atinan a mencionar, por otra parte, que a un costado de la Plaza de las Tres Culturas se encontraba la Vocacional 7 del Instituto Politécnico Nacional, y que a la vuelta se ubicaba también la Prevo 4 (el equivalente, hoy, a una escuela secundaria técnica, que también era administrada por el Poli). Ambas escuelas se encontraban en huelga durante los sucesos de octubre de 1968. Se eligió a Tlatelolco porque los planteles escolares estaban ocupados por la fuerza pública (Ejército mexicano).
Una de las épocas más difíciles de la vida de los vecinos de Tlatelolco se marcó antes, durante y después del 2 de octubre de ese año. Esto además de la profunda herida que la decisión gubernamental, de represión armada, causó en la sociedad, en general, y en el movimiento estudiantil, en particular.
Muchos vecinos se fueron por temor o para evitar ser víctimas de la violencia desatada por el gobierno.
Las organizaciones vecinales
En el contexto de la historia de las organizaciones vecinales, Tlatelolco vio el paso de varios movimientos cívico-urbanos de residentes de la Unidad. Desde las movilizaciones para que las autoridades de la ciudad prestaran los servicios públicos indispensables hasta la resistencia en torno al cambio de régimen de condominio.
Cabe recordar que, por un tiempo, una oficina paraestatal se encargó de conducir los destinos de la unidad habitacional. Me refiero a Administradora Inmobiliaria, S.A., que cobraba las cuotas de mantenimiento y llevaba la función controladora de los pagos parciales de los vecinos que habían adquirido sus departamentos en abonos.
Existen varios textos de vecinos y ex vecinos de Tlatelolco que dan cuenta de estas luchas, de sus orígenes y evolución. Sugiero la lectura de los textos de Luis Arellano al respecto.
1985
En 1985 la tragedia volvió a Tlatelolco cuando dos terceras partes del edificio Nuevo León se derrumbaron con el sismo del 19 de septiembre de ese año. Otros edificios de la unidad quedaron severamente dañados. En su momento, los técnicos e ingenieros dictaminaron que éstos eran inhabitables: Luego se tuvieron que derrumbar.
Desde poco antes y después de 1985 los vecinos se organizaron en la Coordinadora de Residentes de Tlatelolco, una agrupación vecinal que logró la más alta participación de vecinas y vecinos, y que trabajó fuertemente para lograr beneficios tangibles para las/los vecinos damnificados y, posteriormente, durante las obras de reconstrucción o apuntalamiento de edificios. Destaca de manera especial el liderazgo en este proceso social del Doctor Cuauhtémoc Abarca, entre otros compañeras y compañeros de lucha vecinal.
1985 representó otro parteaguas de la simbólica y mágica vida de la unidad habitacional. Fue el inicio de un nuevo periodo de migraciones en ambos sentidos. Mucha gente dejó los departamentos, ahora con el temor de los daños estructurales de los edificios ante eventuales temblores, pero también Tlatelolco vivió la llegada de nuevos pobladores del barrio.
Para profundizar sobre algunas etapas o épocas de Tlatelolco sugiero la lectura de mi libro “Tlatelolco es más que un minuto de silencio” (Episistemas Educativos, 2019).
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