Las guerras regionalizadas en Europa Oriental y Medio Oriente encuentran escenarios cada vez más intensificados, con armas de mayor capacidad destructiva, con coaliciones de Estados y con movimientos armados contendientes cada vez más activos, especialmente con la presencia de las grandes potencias nucleares con intereses contradictorios, mismas que están muy cerca de provocar una conflagración mundial, pero México no se mueve un centímetro del texto constitucional del artículo 89 que ha existido siempre, pero no todos los jefes de Estado han actuado igual ante momentos álgidos de la política regional o internacional.
Tenemos derecho los ciudadanos a conocer el razonamiento sobre el entorno regional-global, y de política exterior que ha hecho la presidenta de la república con su secretario de relaciones exteriores, el Dr. Juan Ramón de la Fuente, o si le han tomado opinión al ex secretario de ésta última, Marcelo Ebrard, o a los responsables de las fuerzas armadas del país, o a otros expertos, nacionales, regionales o globales.
Pero la presidenta Sheinbaum, siempre que le preguntan (realmente, muy pocas veces lo hacen periodistas o reporteros, enganchados con el tema judicial) siempre responde aludiendo al texto constitucional. ¿Por qué esta interpretación pasiva? ¿estaremos esperando que caiga el primer misil sobre territorio de EUA, nuclear o no nuclear? ¿o se considera que las declaraciones y posicionamientos seguidos de bombardeos de distintos tipos en ambas guerras no son más que pirotecnia y fuegos fatuos?, y además, que razonamientos como el de este autor, son impertinencias inatendibles, aunque no sean de un solo ciudadano sino de cada vez más.
Los cohetes balísticos de alcance medio (300 km, llamados ATACAMS) entregados a Ucrania por EUA y Gran Bretaña (Storm Shadow es de largo alcance), son respuesta de las potencias occidentales a dos movimientos tácticos de Rusia y su líder Vladímir Putin: i) el avance veloz de las tropas rusas en la región del Donbas y Lugansk ocupando nuevas ciudades y generando un bloque territorial cada vez más amplio cercano a la región de Crimea ya ocupada por Rusia desde 2014, de inmenso valor estratégico; ii) el pacto militar de defensa firmado recientemente con Corea del Norte que le permitió incorporar a las tropas norcoreanas a la defensa del territorio ruso ocupado por Ucrania-OTAN en la región de Kurks y que no ha liberado totalmente el ejército ruso, a pesar de causar innumerables bajas a las tropas ocupantes y reducir la porción del territorio ocupado, tropas que incluyen a miles de mercenarios, que ahora combaten contra rusos y norcoreanos.
La respuesta de Putin a dicho ataque y al anuncio de la entrega de misiles del mismo perfil táctico para Ucrania por parte de Gran Bretaña, la respondió el comandante político ruso modificando la doctrina nuclear del ejército: en tiempos de la URSS el uso de armas nucleares se basaba en el principio de “no ser quien ejecute el primer disparo”, es decir, de acuerdo a ello, la URSS jamás iniciaría una guerra nuclear. Sin embargo en días recientes se firmó un decreto-ley que modificó dicha postura: Putin autorizó el uso de armas nucleares incluso durante una guerra de carácter convencional, con armas no nucleares. Hay un cambio radical. En suma, pueden ser usadas en cualquier momento que lo determine el Estado Mayor del ejército,
Declaró además que Rusia se reservaba el derecho de atacar al país que entregara o haya entregado los cohetes balísticos de mediano alcance para ser usados contra el territorio de Rusia. Pero, además, ensayó contra Ucrania un arma hasta ahora no usada: los cohetes hipersónicos Oréshnik de alcance medio. Todo indica que en occidente no se tiene esa tecnología militar, que sí poseen Rusia y China.
Algunos reporteros desde EUA han comentado que el gobierno de Joe Biden sabe “que las amenazas de Putin son falsas”. Lo mismo dicen algunos de las medidas prometidas por Donald Trump contra México, como si estuviéramos hablando de personajes y líderes que no tienen el poder para hacer lo que dicen, calculando todas las variables y los riesgos. Opinan con una gran dosis de insensatez y ligereza
Resulta increíble que un presidente como Joe Biden a solo dos meses de concluir su mandato, desarrolle una serie de decisiones que tensan al máximo la situación con Rusia en un tema tan delicado como una confrontación militar que arrasaría a otros países y la convertiría en una conflagración mundial, con un contenido de destructividad nunca visto ni tampoco imaginado. Parece que quisiera dejar el peor escenario posible para la llegada de su sucesor, pero, además, que el nivel de la frustración de no haber podido doblegar a Putin es inmensa y pretende tomar medidas desesperadas para impedir que Putin gane una guerra que tiene casi ganada. ¿Por qué afirmamos esto?
Porque los misiles de alcance medio pueden dar en blancos militares o de infraestructura crítica pero la mayoría pueden ser destruidos en pleno vuelo por las avanzadas defensas aéreas rusas. En consecuencia, no modifican la situación estratégica de la guerra, ni de antes de esta guerra, en Donbás, en Lugansk, en Crimea, en Kursk, ni los tremendos bombardeos lanzados sobre Kíev y otros objetivos militares críticos. Menos aún, la participación del ejército norcoreano al lado del ejército ruso.
En Oriente Medio, los riesgos de que Israel pierda la guerra actual, a pesar de los aliados tan poderosos que posee, EUA, Gran Bretaña y otros miembros de la OTAN, ante la perspectiva de una contienda en “siete frentes”, es cada vez mayor, por la intensidad de los bombardeos en su territorio, desde Líbano, Irán, la franja de Gaza, Yemen, Irak, y el trabajo de ataques de milicias como la Yihad palestina.
En esta aparente realidad caótica en donde la seguridad internacional ha sido severamente vulnerada y no hay organismo multilateral o regional que aporte dosis de distensión para buscar un arreglo pactado, se prefigura una línea de continuidad evidente: el orden internacional de la posguerra fría retrocede en forma importante y gana terreno el plan sino-ruso de trabajar intensamente por transitar hacia un nuevo orden global de carácter policéntrico que asigne nuevos roles no sólo a las potencias globales emergentes (China, Rusia e India), sino a las potencias regionales intermedias como Irán, Pakistán, Turquía y otras. Esta inoperancia de las instituciones de la gobernanza global son expresión de la propia crisis aguda del orden político internacional agónico.
Se tendrá que acudir a los actores militares nucleares para buscar pactar, son los que tienen el poder para determinar la agenda o los términos de una negociación que ofrezca una salida a las guerras regionalizadas, fuera de tales instituciones. En eso tiene razón el presidente electo Donald Trump: envío a uno de sus más cercanos colaboradores, Elon Musk, a entrevistarse con el embajador de Irán en Nueva York para explorar posturas sobre el conflicto en Oriente Medio, y busca establecer comunicación con Vladímir Putin para pactar una cita después del 21 de enero de 2025 en que toma posesión del cargo. Directo con los actores militares.
Insisto, el gobierno de México tiene una postura extrañamente pasiva y de bajo compromiso ante una situación regional-global con ingredientes altamente explosivos, como para identificarse con posturas de izquierda que sin duda desarrolla dentro del territorio nacional, pero externamente, se niega a expresar de manera constructiva y propositiva.