Sin lugar a dudas, creo que las mañaneras fueron un gran acierto mediático, de marketing publicitario y de imagen para el presidente de México. Le daban visibilidad, nos recordaban a todos, todos los días, que el presidente era Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y que, aunque no hiciera nada trascendente para el bien de los mexicanos, ahí estaba de pie durante casi tres horas hablando de lo bien que ha hecho las cosas, y que si había malas cosas era por culpa de los demás, no de él.
Absolutamente, creo que el “arma” más poderosa que AMLO tenía a su favor eran las mañaneras, pero estas se le han revertido enormemente contra sí mismo y parece que están hechas y diseñadas por la misma oposición, esa que tanto detesta Obrador.
Nadie de sus “oponentes, adversarios, críticos y opositores” ha metido una sola mano en este ejercicio matutino. Ha sido el propio presidente junto con Jesús Ramírez Cuevas, quienes han volteado contra sí mismos el fusil.
Pasamos de oírle decir al presidente cosas sorprendentes y probablemente hasta graciosas a ¿qué?
Nos distrajimos (y ese era el propósito) con la sección de Liz Vilchis y su “Quién es quién en las mentiras”, pero ya terminó de dar lo que tenía que dar para tales distracciones. Incluso hasta casi se pone a actuar las notas la joven Liz, ya sin éxito ni gracia. Porque no podemos negar que tuvieron éxito. En tanto todos hablábamos de ella, el objetivo estaba cumpliéndose .
Con asombro hemos visto proyectados videos desde Don Gato y su Pandilla, hasta Chico Che y la Crisis. Y en medio de todo esto, el país convulsionando en temas de seguridad y economía.
Ya no. Ya dejó de dar gracia o risa. Tampoco logra distraerme... Lo que me provoca es ira y enojo.
Hoy teniendo como invitado al trovador Amaury Pérez, ya es un despropósito. El vacío de información, nada para contar a la gente. Un tipo cantando trova. Pues para festejar la llegada de los médicos cubanos porque dice el presidente que “no hay”.
Yo, de plano, me rindo. Además de todo lo que me provoca tanta indolencia de este presidente, me hace sentir compasión y tristeza por él. De veras que me dan ganas de ayudarlo, de hablar con él. Me recuerda a mi padre sintiéndose así de perdido pero luchando por que no se le notara que estaba perdido y entonces cayendo en una serie de contradicciones enfrente de los demás. Pero se ponía serio y se enojaba si yo le hacía ver que estaba equivocándose. Sí… el presidente me recuerda a mi padre.
Porque él se ha convertido en una mina de oro para muchos… el presidente niega que esté mal, él mismo dice: “Muchos dicen que estoy chocheando, pero no es así”. Niega que esté haciendo las cosas mal.
Entonces, yo me rindo. Seguir hablando de las mañaneras es seguir contribuyendo a que este presidente sea popular. Porque sí, o ocupa un lugar altísimo en las encuestas de popularidad, pero no siempre lo popular es lo correcto.
Yo solo quiero que él esté bien, que se ponga serio.
Mientras tanto, yo no me puedo alegrar por lo que ha hecho y mucho menos alegrarme con la llegada de los médicos cubanos. No entiendo la necesidad. Al menos gracias a Dios después de un cáncer de mama muy agresivo sigo viva porque fui atendida por médicos mexicanos. Quizá fui muy afortunada, o como diría el presidente, fui neoliberal y conservadora y por eso me fue bien en mi atención médica. Pero no iría con ningún médico cubano a atenderme. Ahí sí, de ahí no salgo viva. Creo.
En fin, como siempre agradezco la oportunidad de desahogo al escribir aquí. A veces tengo esperanza que de tanto escribir algo cambie.
Gracias por leerme. Que Dios nos ayude y lo ayude a él.
Es cuanto.