El día domingo 3 de noviembre del 2024, en la Ciudad de México, una persona que se ostenta como jueza federal, de nombre Reyna Rodríguez, convocó a una marcha política. Fue una más de todas las que ha hecho la oposición para buscar el respaldo ciudadano en contra de la reforma judicial. La convocatoria fue en el Ángel de la Independencia y, por lo que se vio, el desaire ciudadano fue evidente.
En esa marcha, la jueza habló, según ella, en un tono trágico y pidió dar la última batalla a favor del actual poder judicial. Calificó al ejecutivo y legislativo mexicano como aquellos que encarnan una terrible dictadura. Considera que los legisladores de Morena y, supongo los votantes, son gentes adoctrinadas, es decir, aduce que son gentes que no son capaces de pensar por sí mismos. Señala que el único poder que queda de pie para defender a la república de antes es el actual poder judicial. Mientras buscaba ser elocuente, megáfono en mano, aseguraba que Morena está acabando con el México que antes conocíamos. Aunque, más que elocuente, su arenga fue patética
Con independencia de la escasa concurrencia a esa marcha, debemos de preguntarnos algunas cosas elementales. ¿esta jueza considera válido querer convencer a los mexicanos a través de ostensibles mentiras que vertió en esa mañana? ¿Sabrá ella, cuando vocifera, a quién verdaderamente está defendiendo? ¿Conocerá, la jueza, el significado del concepto dictadura? La convocante ¿conocerá algunos datos históricos, por ejemplo, aquellos que registran que fueron los conservadores quienes trajeron un emperador a México? ¿La jueza Reyna sabrá que el poder judicial actual está secuestrado por las elites mexicanas? ¿O sabrá acaso que son los conservadores quienes siempre propusieron la existencia de una republica centralista comandada por un poder supremo? ¿Sabrá la jueza Reyna que la llamada dictadura perfecta de Vargas Llosa, fue aquella que construyeron los que ahora están detrás de ella y que, por años, tuvieron el control de los tres poderes de gobierno para cometer crímenes y saqueos impunes?
Van las siguientes reflexiones para esta jueza, para los pocos incautos que le creen y para el noble pueblo de México que, históricamente, se ha opuesto a las atrocidades y latrocinios que defiende esta jueza.
1.- La mayoría del pueblo de México tomó una decisión democrática durante el pasado proceso electoral federal de ahí que es una mentira, es una falacia, señalar que el ejecutivo y el legislativo actual encarnan una dictadura.
2.- Negar una mayoría de edad al pueblo de México cuando tomó una decisión soberana, es agraviarlo. Es muy seguro que esta jueza, con sus diatribas, está ofendiendo al pueblo de México.
3.- El pueblo siente una justa rabia por los abusos que, por décadas, las elites han cometido a su nombre y en su contra. La pobreza, la mediocridad de la educación, la falta de empleo y la injusticia, es la herencia mas ruin de los conservadores. Lo anterior es la afrenta más grave de las élites dada el pueblo de México y es lo que la jueza defiende.
4.- El poder judicial se pudrió, en su mayor parte, cuando se puso al servicio de las elites mexicanas y de sus amos, los extranjeros. También se gangrenó este poder desde cuando no asumió su responsabilidad histórica y no le importó traicionar al pueblo de México. Pudo haber sido un poder que garantizará una verdadera justicia y frenará las ambiciones de las elites, pero se volvió cómplice de los abusos de esas camarillas mafiosas. Pudo haber sido un poder que no respondiera a los insanos intereses de grupos criminales y de organizaciones delincuenciales de cuello blanco y de cuello negro, pero se corrompieron y le fallaron al pueblo. Caso emblemático es la protección dada a Ricardo Salinas, quien es dueño de Elektra, para que no cumpliera con sus obligaciones fiscales.
5.- El pueblo no es tonto, aunque la jueza Reyna crea que lo es, pues sabe bien que fue el poder judicial quien impidió el rescate del sector energético durante el gobierno de AMLO. El rescate implicaba mayor beneficio social y respeto a la soberanía nacional. El poder judicial bien que sabia que el sector energético había sido entregado a extranjeros durante el gobierno de Peña Nieto, aun así, torciendo la ley, impidió su rescate al inicio del gobierno de la 4T.
4.- La reforma educativa del 2013, proponía, entre otras cosas, dejar sin empleo a todos los maestros que no aprobaran un examen desfasado. A juicio del magisterio, el examen era el pretexto para despedir a todos los docentes más politizados. Esta prueba no era transparente, ni justa, ni adecuada a los contextos y cátedras de los trabajadores. La finalidad era deshacerse de miles de ellos en lugar de capacitarlos y apoyarlos para que hicieran mejor su trabajo. Ahí está el comentario del señor X cuando calificó de delincuentes a los maestros que se oponían al neoliberalismo. En esos años, fue el poder judicial quien negó la protección al magisterio mexicano ante la andanada del señor X a través de una ley elaborada a instancias de su organización. A la Corte de esos años le valió un cacahuate la no retroactividad de la ley consignada en la Constitución y dieron luz verde a los despidos magisteriales. ¿La jueza sabrá de estos ultrajes? Por todo eso, el magisterio, en su gran mayoría, avala la actual reforma al poder judicial
5.- El verdadero pueblo apoya la reforma al poder judicial y no cree que los otros dos poderes sean engendros de dictaduras o de grupos antinacionales. En cambio, el pueblo está convencido de que el actual poder judicial se llenó de corrupción, que protege a los grupos saqueadores y que avala la entrega de recursos nacionales a los extranjeros.
Posiblemente, por estas causas, el día domingo 3 de noviembre, el pueblo no acompaño a esta jueza. El pueblo no lo hizo porque es sabio, porque se dio cuenta que la jueza miente, y porque no cree en los discursos infamantes de los fachos; mismas élites que defiende esta jueza.
Mtro. Juan Durán Martínez, docente de escuela pública | Correo: escribidoretica@gmail.com