Fue un fin de semana diferente, muchos volvimos al box, seguimos viendo la UFC y nos alejamos cada vez más de la Selección Nacional.
El primer espectáculo del fin de semana fue el viernes. La esperada pelea entre el legendario Mike Tyson contra el ahora boxeador, antes instagramero, Jake Paul.
Si hay algo que tiene Jake Paul es la capacidad de convencer a cualquiera de que peleé con él. La verdad le ha agarrado a puro viejito en necesidad, pero que en algún momento fueron reconocidos a nivel mundial. La pelea fue en Texas pues ahí no había problema para llevarla a cabo por la gran diferencia de edad entre Tyson y Paul.
Todos los mayores de 40 años nos hicimos ilusiones y pensamos que la pelea iba a ser como fue en la película de Rocky donde salió a pelear contra alguien mas joven y casi logra ganarle. La diferencia, lo de Stallone es película y segundo, el personaje no estuvo internado a punto de morir meses atrás antes de la pelea. Paul logró que Netflix transmitiera en vivo la pelea, siendo la más vista en muchos años. La pelea fue mala pues muchos esperábamos que Tyson iba a salir a comerse vivo a Paul, más después de la cachetada que le dio en el careo antes de la pelea.
Paul entendió quien fue Tyson y no lo humillo ni busco derrotarlo con base a golpes, Tyson represento a su edad y sobre todo a alguien que fue afectado medicamente meses antes. El hambre es canija y por subirse al ring le dieron a Tyson 20 millones de dólares, e imagino que algunos extras más por haber aguantado de pie toda la pelea.
Después de estar decepcionado del box, la siguiente noche me dispuse a ver la UFC donde, como siempre, hubo muy buenas peleas. La final entre dos leyendas Jon Bones Jones y Stipe Miocic. Desde Nueva York la pelea fue un espectáculo y los invitados fueron otros.
A la pelea asistió nada más y nada menos que el presidente electo Donald Trump, con Robert Kennedy Jr. y su nuevo socio, el multimillonario Elon Musk. La entrada de Trump al inicio de la función fue digna de uno de los peleadores que subían al ring. La gente lo recibió con una gran ovación. Para rematar, cuando Bones Jones ganó la pelea hizo el bailecito típico de Trump y empezó a gritar USA, USA, ganándose a la gente y a Trump también. Algo similar hizo Jake Paul al final de su pelea donde dio un discurso donde enunciaba que el país iba a cambiar y que había llegado la persona indicada para cambiarlo y cerró al grito de USA.
En estos dos eventos nos podemos dar cuenta del efecto populista que tiene Trump y como este se puede comparar contra el que tuvo Andrés Manuel López Obrador cuando fue presidente. La gran diferencia es que a AMLO en cualquier estadio lo hubieran abucheado, diferente a Trump que su popularidad se da en este tipo de espectáculos.
Lo que sí es decepcionante es lo de la selección mexicana que me entere que jugaba porque le dieron un latazo al mal llamado mejor DT mexicano de todos los tiempos, Javier Aguirre. Aguirre se equivocó al responder los insultos que le lanzaron los hondureños pero lo del botellazo o latazo si estuvo de más.
En mis tiempos había un dicho gringo que nos decía mi maestra que decía “stick and stones break one’s bones, but words will never hurt me”. En español, palos y piedras pueden quebrar mis huesos, pero las palabras nunca me harán daño. Esto tenía que ver algo con el bullying que había en esas épocas. “Lo de grito homofóbico solo afecta a los que se ofenden, pero un latazo si te descalabra” podría ser la frase de la selección de ahora en adelante. Los de la FIFA tendrían que hacer algo con los hondureños, el estadio o la calificación al mundial. Sería ridículo todo el pancho que han hecho por un montón de energúmenos gritando “puto” y que no hagan nada por un montón de tipos buscando agredir físicamente a la gente de la cancha, ¿no cree?
¡Animo!