Siempre he creído que las mujeres podemos ser todo lo que soñemos. A mí jamás me coartaron la libertad de soñar, al contrario, tuve como ejemplo una madre trabajadora, que sin dejar de lado su pasión por el deporte y la música, llegó a ser contadora de profesión; así es que en mí experiencia personal no hubo más límites que los que yo misma me imponía, como bailar, por ejemplo, tengo dos pies izquierdos y reconozco que lo hago fatal.

Sin embargo, el paso de los años me ha obligado a salir de mí burbuja de privilegio, para percatarme que el camino no es tan fácil para todas; todo lo contrario, y peor en una industria mayoritariamente masculina, en la que la lucha de las mujeres ha sido larga y complicada.

Entré al mundo maravilloso de la aviación en 1998, y lo hice de la mano de muchas mujeres que no se conformaban con ser “sobrecargos de aviación”, pues querían llevar las riendas de una aeronave. En mi generación se impulsó la entrada de mujeres al cargo de piloto. Han pasado 27 años, y ahora en todas las líneas aéreas comerciales del país, pero también en la aviación militar, podemos ver mujeres pilotando una aeronave.

Eso me da muchísimo gusto, de hecho, la estrella del show aéreo de la Feria Aeroespacial fue un F35, un Lockheed Martin Lightning II, pilotado por Melanie MachKluesner, quien sorprendió a la audiencia por su habilidad para realizar complicadas maniobras.

Es difícil explicar y plasmar la sensación de la experiencia producida por el espectáculo en vivo. Imaginen ustedes, un programa que arranca con “Welcome to the jungle” de Guns & Roses, mientras se escucha rugir el potente motor de una aeronave que pasa frente a nuestros ojos en cuestión de segundos, dada la increíble velocidad que es capaz de alcanzar.

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Así lo relató Melanie a la FAMEX: desde los seis años soñó con ser piloto de un avión caza, porque los veía en los juegos de fútbol americano; ahora ya no es ella quien los ve a la distancia, sino la encargada de volar uno de los aviones más modernos dentro de la flota militar de la fuerza aérea de nuestro vecino país, los Estados Unidos.

Pero México no se queda atrás, ¡para nada! Ya les comenté que actualmente se ha ido incrementando la participación de las mujeres dentro de la profesión de piloto, pero también como ingenieras aeroespaciales, técnicas en mantenimiento, meteorólogas, controladoras aéreas, ya no sólo en las áreas de atención al cliente o como sobrecargos.

Por parte de nuestro país, dentro de las exhibiciones aéreas de la FAMEX también hubo una mujer a cargo de una aeronave, realizando una serie de acrobacias y maniobras que emocionan hasta la médula. Todos los presentes pudimos apreciar cómo surcan los cielos; es impactante y finalmente es uno de esos momentos en que podemos decir que “el cielo es el límite”.

Hubo mujeres paracaidistas, tanto de los Estados Unidos como del grupo de paracaidistas de nuestras fuerzas armadas, lo cual nos llena de orgullo, pues de verdad se vuelven un referente importantísimo para las nuevas generaciones, sobre todo las niñas que les encanta admirar aviones.

Porque sí, no solo cautivan a los hombres, nosotras también nos emocionamos con el ruido de los motores y con la velocidad que alcanzan las aeronaves. Pude constatar con mis propios ojos que la emoción de volar no es exclusivamente masculina.

No sólo las mujeres han conquistando el ámbito de la aviación comercial y militar, hoy también podemos hablar que el espacio exterior, y no, no me refiero al “viaje espacial” de Katy Perry, la novia de Jeff Bezos, dueño de Amazon y de Blue Origin.

Katya Echazarreta estuvo respondiendo dudas y preguntas de asistentes que se dieron cita para poder escuchar sobre su experiencia y trayectoria

En la FAMEX tuvimos la gran oportunidad de asistir al “Meet & Greet” con Katya Echazarreta, quien es la primera astronauta mexicana, y gracias a un formato como de “charla entre amigos”, más que una ponencia fue un intercambio muy interesante de información.

Los asistentes le preguntaron cómo le hacía para entrenar y qué recomendaba para alguien interesado en entrar a la industria aeroespacial como piloto. Ella refirió que más que entrenar para el tema de las “fuerzas G”, punto importante era dominar las náuseas, y que para ello lo mejor era conseguir un pase anual a Six Flags para subirse a los juegos e ir manejando dicha situación.

Nos compartió la experiencia de cuando se subió por primera vez a una aeronave para su entrenamiento de las fuerzas G, relatando cómo se elevaron y descendieron en una maniobra de barrena, y que se ponía la aeronave de cabeza y luego a una posición horizontal, para después dejarle al mando de los comandos de la aeronave y volar ella; dijo que no pudo terminar la práctica totalmente limpia, porque entre las subidas y bajadas su bolsita para mareos fue insuficiente.

De manera por demás amena nos contó que cuando se separa la cápsula donde van los astronautas del cohete, se siente la microgravedad (condición donde la gravedad parece ser muy pequeña), en la que se siente confusión, aseverando que la mente no logra dilucidar qué es lo que está ocurriendo; en esos momentos, se siente la sangre en la cabeza y que su única referencia a dicha sensación fue cuando ella en tierra se ponía de cabeza, pero ella visualmente aseguraba que no estaba de cabeza, y que es una sensación de lo más extraña.

Nos compartió que para los próximos años se tiene planeado un desarrollo privado mixto, esto es que tanto la iniciativa privada como el gobierno contribuyen, y que no solamente estaremos viendo las misiones turísticas como las que organiza Blue Origin, sino que también se va a poder aprovechar este boom para ir bajando los costos y también poder participar en proyectos de investigación y de desarrollo de tecnología.

La industria aeroespacial está cambiando, y no se detiene, sigue avanzando. Incluso ya hay empresas que están desarrollando en estos momentos estaciones espaciales para la Luna, y posteriormente dar el brinco a Marte.

Y como punto importantísimo añade que en esta fiebre de conquistar el espacio no se ha tomado en cuenta a la persona que se va a ir a vivir al espacio, que va a trabajar en el espacio, y anunció que la cadena norteamericana de hoteles Hilton, ha visto un área de oportunidad y ya firmó para ser el primer hotel aeroespacial.

Se tendrán que contratar personas -como se hace en la industria hotelera- pero que vivan y trabajen en el espacio, y ¿cómo se va a lograr?, esa es una pregunta que se impone; no solo hay que preparar a las personas que vayan a trabajar sino también a los futuros viajeros, y habló de su experiencia al respecto en la estación espacial.

Mencionó a la audiencia algunos ejemplos de situaciones de las que normalmente no se habla. Preguntó si ya habíamos visto cómo los astronautas se bañan, o van al baño, algo que es sumamente incómodo, en especial para las mujeres, pues se tienen que conectar un tubo para poder realizar sus necesidades fisiológicas, y físicamente es mucho más sencillo para los hombres.

A pesar de que los astronautas se medican para evitar ir al baño, a veces es imposible luchar contra la naturaleza del cuerpo. La astronauta nos platicó que el baño es una pequeñísima cápsula, en la que evidentemente no hay un sistema que se lleve los malos olores, entonces toda la estación espacial huele feo, y dan ganas de vomitar porque hay que aguantarse el olor. Culminó diciendo que México tiene mucho potencial con el desarrollo de tecnología, y que, por ejemplo, se puede desarrollar nueva tecnología que pueda limpiar el aire de una cápsula.

Cada vez las mujeres van ocupando más espacios y cargos dentro de las fuerzas armadas de distintos países, inspirando a miles de niñas y jóvenes

Desde este espacio felicito a la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA) por la organización de este evento, porque lo mejor, fue la manera tan sencilla de Katya de hablar de un tema tan complicado, pero a la vez tan interesante, como son los vuelos espaciales y el trabajo de los astronautas.

Es un acierto utilizar esta dinámica de cercanía con la gente, para que no lo sientan como algo ajeno, sino que vean que hay carrera dentro de la industria aeroespacial. Alzo mi copa por las mujeres conquistando los cielos de mundo y volando muy alto.