Los discursos de toma de posesión presidencial se encuentran entre los mensajes más significativos y simbólicos de las sociedades democráticas. Marcan la transición de poder, pero también marcan el tono de la agenda, la visión y la relación de un gobierno con los ciudadanos.

Los discursos inaugurales brindan una oportunidad para que los presidentes recién elegidos comuniquen sus prioridades, valores y planes para la nación. Elaborar un discurso de toma de posesión convincente exige un proceso meticuloso, guiado por expertos en redacción de discursos, que combinan precedentes históricos, habilidad retórica y mensajes estratégicos.

¿Por qué son importantes estos mensajes?

A) Establecen la agenda nacional:

  1. Visión y prioridades: articulan la visión del presidente para el país y describen las prioridades políticas clave. Por ejemplo, el discurso inaugural de Franklin D. Roosevelt en 1933, durante la Gran Depresión, enfatizó la acción inmediata y el esfuerzo colectivo para restaurar la economía, preparando el escenario para el “New Deal”.
  2. Mensaje unificador: tienen como objetivo unificar a la nación, especialmente después de elecciones divisivas, apelando a valores compartidos y objetivos comunes. El segundo discurso inaugural de Abraham Lincoln en 1865, pronunciado durante la Guerra Civil, buscó promover la reconciliación.

B) Definen liderazgo y autoridad:

  1. Demostración de mando: son una plataforma para que el presidente demuestre sus cualidades de liderazgo, conocimiento y mando sobre cuestiones nacionales y globales. El discurso de John F. Kennedy de 1961 ejemplificó esto al proyectar confianza y llamar a la participación ciudadana activa con su famosa frase: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregunta qué puedes hacer tú por tu país”.
  2. Legitimación del poder: sirven para legitimar la nueva administración, proporcionando un reconocimiento formal de la transferencia pacífica del poder y reforzando las normas e instituciones democráticas.

C) Permiten conectar con los ciudadanos:

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  1. Generar confianza: crean una conexión con el público, mejorando la confianza y la credibilidad. El discurso de Barack Obama de 2009, por ejemplo, abordó los desafíos que enfrentaba la nación y al mismo tiempo fomentó la esperanza y la resiliencia, reforzando su compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas.
  2. Acción inspiradora: el lenguaje inspirador y la retórica visionaria pueden motivar a los ciudadanos a apoyar la agenda del presidente y participar en la vida cívica, fomentando un sentido de responsabilidad y compromiso colectivos.

¿Cuál es la metodología para elaborar un discurso de inauguración presidencial?

Elaborar un discurso inaugural exitoso exige un proceso colaborativo, donde redactores, asesores y el presidente trabajan juntos para producir un texto que refleje los objetivos del nuevo gobierno.

A continuación presento un esbozo de la metodología y los pasos que suelen emplear los expertos:

A) Investigación histórica y análisis contextual:

  1. Estudio de precedentes: revisar discursos inaugurales anteriores para comprender temas, tonos y estructuras exitosos. Esto proporciona una base para elaborar un discurso que respete la tradición y al mismo tiempo aborde cuestiones contemporáneas.
  2. Conciencia contextual: comprender el clima político, económico y social actual es crucial. Analizar el sentimiento del público, los desafíos clave que enfrenta la nación y el contexto único de la elección para adaptar el contenido y el mensaje del discurso.

B) Lluvia de ideas colaborativa y desarrollo de conceptos:

  1. Ideas iniciales: celebrar sesiones de intercambio de ideas con el presidente para discutir los temas centrales, la visión y los mensajes clave. Este proceso colaborativo ayuda a alinear el discurso con el estilo personal del presidente y los objetivos estratégicos de la administración.
  2. Marco conceptual: definir los principales temas y mensajes que transmitirá el discurso, su columna vertebral, asegurando coherencia y consonancia con la agenda más amplia de la administración.

C) Elaboración de la narrativa y la estructura:

  1. Desarrollo narrativo: construir un relato convincente que entrelaza la visión del presidente, las referencias históricas y las prioridades políticas. La narrativa debe involucrar a la audiencia emocional e intelectualmente, creando una sensación de propósito y dirección compartidos.
  2. Diseño estructural: incluir una introducción que marca el tono, un cuerpo que detalla temas y políticas clave, y una conclusión que inspira y pide la acción colectiva. Los discursos eficaces suelen utilizar recursos retóricos como la repetición, el paralelismo y las anécdotas para reforzar los puntos clave.

D) Redacción y afinación:

  1. Borradores múltiples: escribir diferentes versiones del discurso, incorporando comentarios de asesores, historiadores y expertos en comunicación. Este proceso iterativo permite perfeccionar el lenguaje, el tono y el contenido para garantizar la claridad y el impacto.
  2. Incorporación de comentarios: escuchar a un grupo diverso de asesores que ayuden a garantizar que el discurso penetre en diversas audiencias, incluidos aliados políticos, críticos y el público en general.

E) Ensayo y finalización:

  1. Ensayo: pronunciar el discurso varias veces, lo que permite realizar ajustes en la presentación, el ritmo y el énfasis. Esta práctica ayuda al presidente a familiarizarse con el discurso y decirlo con confianza y autenticidad.
  2. Edición final: ajustar el texto en función de los resultados del ensayo y las consideraciones de último momento, lo que garantiza que el discurso esté pulido y listo para ser pronunciado.

El discurso se pronuncia durante la ceremonia de toma de posesión, un evento altamente simbólico y ampliamente visto. El estilo de expresión del presidente, incluida la modulación de la voz, el lenguaje corporal y el compromiso emocional, desempeña un papel crucial en la eficacia del discurso.

Después del evento, los asesores analizan las reacciones del público y de los medios para evaluar el impacto y la recepción del discurso, brindando información para futuras comunicaciones y compromisos.

He estudiado la política de Estados Unidos durante muchos años. Recuerdo mis lecturas sobre algunos de los más famosos redactores de discursos presidenciales notables, sus principios clave y sus consejos prácticos:

Ted Sorensen (asesor de John F. Kennedy), discurso inaugural de Kennedy (1961).

  1. Conoce a tu jefe. Comprende su estilo, valores y voz”. Enfatizó la importancia de escribir de una manera que represente auténticamente la personalidad y los ideales del presidente. Esto asegura que el discurso suene natural y sincero viniendo del presidente.
  2. Inspira a tu audiencia. Llámalos a la acción”. Creía que los discursos no sólo debían informar sino también inspirar a la audiencia a participar y actuar en apoyo de la visión y las políticas del presidente.

Peggy Noonan (asesora de Ronald Reagan), discurso “Challenger” de Reagan (1986).

  1. Mantenlo simple y claro. La complejidad confunde; la simplicidad comunica”. Desaconsejó el lenguaje complicado y los argumentos complejos. Recomienda mensajes sencillos y claros que el público pueda comprender y recordar fácilmente.
  2. Apelar a las emociones del público. La gente recuerda cómo les hizo sentir un discurso”. Invocar la emoción. Sugirió que la resonancia emocional es crucial para una comunicación eficaz, ya que ayuda a conectar a la audiencia con el mensaje en un nivel más profundo.

Michael Gerson (Asesor de George W. Bush), discurso en la Catedral Nacional (2001).

  1. Emplea técnicas retóricas como repetición, paralelismo y contrastes para reforzar tu mensaje”. Es fundamental la claridad moral y el uso de imágenes evocadoras, particularmente en tiempos de crisis nacional.
  2. Destacó el uso de recursos retóricos para crear frases memorables y enfatizar puntos clave, haciendo que el discurso sea más impactante.

David Frum (Asesor de George W. Bush), discurso sobre el “eje del mal” (2002).

  1. Habla de las preocupaciones de la gente. Aborda lo que les importa”. Atender las preocupaciones de la nación. Enfatizó que los discursos efectivos deben centrarse en temas que resuenan en el público, abordando sus miedos, esperanzas y preocupaciones diarias.
  2. Es conocido por su lenguaje agudo e impactante que enmarca cuestiones geopolíticas complejas en términos comprensibles.

Jon Favreau (Asesor de Barack Obama), discurso inaugural de Obama (2009).

  1. Todo discurso necesita una narrativa. La gente se conecta con las historias”. Enfatizó la importancia de construir un arco narrativo en los textos para hacer que los puntos sean más identificables y atractivos para la audiencia.
  2. La autenticidad importa. No intentes ser alguien que no eres”. Subrayó la importancia de la autenticidad, la honestidad y recomendó que los discursos reflejen las creencias genuinas del presidente y no sean demasiado pulidos o artificiales.

Cody Keenan (Asesor de Barack Obama), discurso de Obama en Selma (2015).

  1. La historia puede ser una guía poderosa. Úsela para conectar eventos pasados con problemas actuales”. Recomendó utilizar referencias históricas para dar peso a los argumentos y proporcionar contexto, ayudando al público a comprender las implicaciones más amplias de las políticas o acciones actuales.
  2. Esté preparado para adaptar el discurso a los acontecimientos actuales y al estado de ánimo de la nación”. Los discursos deberían ser lo suficientemente flexibles como para responder a eventos inesperados o cambios en el sentimiento del público, asegurando relevancia y puntualidad.

Elaborar un discurso presidencial es un arte que combina la comprensión de la voz única del presidente, abordar las preocupaciones del público y utilizar técnicas retóricas y narrativas efectivas. No se debe perder de vista la importancia de la claridad, la autenticidad y la emoción.

Los presidentes tienen la oportunidad de pronunciar discursos poderosos y memorables que inspiren y movilicen a la nación. Estaremos atentos al mensaje de la nueva presidenta de México el 1 de octubre. Serán las palabras del poder, pero nos recordarán el poder de las palabras.