PROMETEO

En nuestro país mayormente las PYMES se identifican por criterios de número de empleados y volumen de ventas en pesos anuales. En un sector que ha sido poco valorado e incluso ignorado, prevalece el discurso repetido y oportunista de apoyos que no son más que ilusorios, ni el sector financiero público ni el privado, lo han tenido como objetivo claro de negocio en las políticas públicas y privadas. Por el contrario, son una carga adicional no solo impositiva sino sobre regulatoria que deben cubrir las PYMES en México.

Las PYMES deben pagar impuestos, el impuesto al valor agregado IVA, impuesto sobre la renta ISR y el impuesto especial sobre producción y servicios IEPS. Cada mes antes del día 17 se hace la declaración y retenciones del IVA e ISR. Lo cual incluye el ISR retenido por concepto de salarios. Una vez al año las empresas pagan impuestos locales y estatales y el ISR en la declaración anual. Así las cosas, una PYME debe contar con planeación financiera básica, no solo de su actividad, sino de carácter fiscal e incluso legal.

Por lo anterior y ante el bajo estimulo al sector empresarial (PYMES), es clave diferenciar y reiterar el concepto de microfinanzas (no confundir con microempresa), que es una orientación comercial clara en la informalidad, desarrollada por personas de bajos ingresos e incluso en situación de pobreza, que son más enfocados al auto sustento y al auto empleo. No tiene que ver con la formalidad laboral, ni la contabilidad reportada al SAT, son controladas por liderazgos informales alienados al poder político en turno.

La microempresa, opera en su mayoría con un administrador único, cuenta con contabilidad y registro ante diversas autoridades, es un concepto más identificable, las observamos en nuestro entorno más cercano, son entidades que operan con menos de 10 personas, con limitado presupuesto operativo, en términos de ventas son del orden de 4 millones de pesos anuales.

La pequeña empresa, puede ser de un administrador único o bien constituida en sociedad. Son empresas formales, que operan de entre 11 y 35 personas, se estima que el 80% evolucionó de micro empresa a pequeña empresa. Sus ventas son entre 5 y 100 millones de pesos anuales.

La mediana empresa, mayoritariamente son sociedades, que cumplen incluso con diversos trámites regulatorios y que ya operan con un capital más sólido y tienen laborando entre 40 y 100 personas, su facturación es mayor a los 100 millones de pesos anuales.

Las MiPymes son la columna vertebral de nuestra economía, son 4.2 millones de empresas registradas en el SAT y que contribuyen con el 55% del PIB y el 80% del empleo formal en México.

Las grandes empresas en México son 11,895 identificadas como grandes contribuyentes en el SAT que participan con el 22% del PIB y el 20% del empleo formal. De acuerdo a datos del propio SAT, al cierre de 2022, representaron el 46% de los más de los casi 4 billones de pesos que se obtuvieron por ingresos tributarios en el año. Sin embargo, esta identificado desde hace décadas que existen empresas que pagan significativamente menos impuestos por estrategias fiscales complejas, toda vez que el propio SAT identifica que las grandes corporaciones tienen una tasa efectiva del 1.3% y no del 30% que es la tasa corporativa del ISR, lo que refleja que los grandes corporativos están sacando el mayor provecho y generando mayor carga en las PYMES. Podrá haber discusión al respecto, pero la realidad es que hay grandes evasores y lo malo es que nuestras autoridades nunca los detienen y pues bendita impunidad.

El pago de impuestos por las PYMES es el 70% de la recaudación anual para el SAT, en tanto el los asalariados es del orden del 24%, la diferencia es lo que cubren los grandes contribuyentes. La recaudación en México es baja con relación al PIB, esto es por debajo del 18%, en América latina es del 22% y la OCDE cuenta con el 34%. Es decir, hay un serio problema de recaudación, subsidiado por las PYMES y los asalariados, en beneficio de grandes corporaciones y la informalidad.

El reto es la informalidad que genera el 23% del PIB y que registra el 56% del empleo. Modelo estimulado por todos los gobiernos de un color u otro desde los años 80 a la fecha, pues se asocia a corrupción, impunidad, clientelismo y competencia desleal fomentada por las estructuras de gobierno en todos sus ámbitos (federal, estatal y municipal).

La población económicamente activa (PEA) es del orden de 59.5 millones de personas para el cierre de 2022, de los cuales 33 millones están en la informalidad y 26.5 millones dentro de la formalidad. Esa desproporción de la informalidad, limita el desarrollo e igualdad, además que estimula la migración a grandes ciudades, por lo que es un fenómeno que no solo afecta a la zona metropolitana de la CDMX, sino a zonas metropolitanas en Guadalajara, Monterrey, Puebla, Tijuana y que también ya se observa en medianas ciudades, en especial en las capitales estatales.

Los gobiernos futuros, tendrán un serio problema en los siguientes 10 años, pues deben desarrollar fórmulas prácticas y medibles que año con año vayan integrando a la formalidad a las personas, pues los temas de pensiones de una población que se avejenta y con los apoyos asistenciales, serán una verdadera presión en el presupuesto y sus fuentes de ingreso. El gobierno actual hizo los cambios constitucionales para la pensión universal, lo cual es un buen deseo, el detalle será saber cómo se cubrirán esas pensiones sin una recaudación adecuada a la realidad.

Es necesario que las PYMES se integren en cadenas de valor, el 95% no lo hace, solo el 5% que si lo hace, ha tenido acceso a otros mercados, y lograron mayor estabilidad en la demanda y en los precios de sus insumos, además de provechar el T-MEC y el nearshoring, en especial en zonas fronterizas y en zonas de corredores industriales del sector automotriz.

Las empresas de menor tamaño, si bien están en el mapa de todo el país, están concentradas en un 40% en la zona metropolitana de la CDMX, en Puebla el 12%, en Veracruz, el 12%, en Jalisco el 10%, Guanajuato el 8%. Esto es que en 5 entidades se concentra el 80% de la microempresa.

La pequeña y mediana empresa está concentrada en la zona metropolitana de la CDMX con el 30%, Monterrey acapara el 20%, Guadalajara 12%, León 10%, Torreón 8% (el 80% en 5 zonas metropolitanas). Situación similar de alta concentración en pocas entidades.

Esto refleja la necesidad de generar cadenas de valor y proveeduría en cada región del país para estimular la creación de visión empresarial y no de la dependencia de grades corporaciones o de los gobiernos en sus distintos ámbitos. El único factor de crecimiento sostenido para el PIB es el sector privado y está en las PYMES. Fuente INEGI.

Hay entidades como Baja California, Querétaro, Aguascalientes y San Luis Potosí, que han impulsado un fuerte desarrollo industrial y comercial. Es importante destacar que una cosa es la contribución al PIB nacional y otra es crecimiento sobre bases distintas, pues hay entidades con crecimiento en el PIB, pero cuya base aun es modesta con otras regiones del país.

El sector financiero privado, debe ser clave en el apoyo a PYMES, aunado a ello se le ha permitido al poder judicial no ser un apoyo para dar certidumbre de corto plazo en la recuperación de créditos empresariales, lo cual encarece la operación, sin embargo, con la creatividad, el análisis de riesgo y el uso de tecnología para atender a las microempresas se ha logrado bajar costos y controlar riesgos.

De la Banca de Desarrollo, más allá de discursos y de que son bien honestos, y de que ya no hay corrupción. Veo muy complicado que tengan un cambio positivo para las PYMES en tanto no sean dirigidas por banqueros de amplia trayectoria en el sector privado con conocimientos y experiencia en el sector productivo del país.

Estamos a menos de un año de elecciones y ahora hay varios suspirantes, algunos con múltiples acarreados y campañas mediáticas de todo tipo, en las que los afines de uno u otro lado ya andan muy acelerados, sin embargo con tanto tiempo pueden aburrir al elector que de por si tiene una tasa de abstencionismo del 50%, al no sentirse identificado con la oferta de unos y otros.

Casos como las PYMES deberían ser objeto insistente de discusión, como generar actividad de negocios, como ampliar la recaudación en especial con los que no pagan lo suficiente, como disminuir progresivamente la informalidad, no es solo echarse porras por los empleos en el IMSS, hay que bajar la tasa de informalidad (56%) de las más altas en el mundo y hacer que las grandes corporaciones paguen lo justo.

Hay varios muy contentos con la baja de inflación en su interpretación y el tipo de cambió, pero que callan como momias son las altas tasas de interés, que esas si afectan a todos. Pues inhiben Inversión y crecimiento productivo. En especial para las PYMES, que deberían planificar para el nearshoring y aprovechar el tipo de cambio, barato todavía unos meses más. Ello en equipamiento e Infraestructura y logística. Hay mucho por hacer y hay que hacerlo si o si.

Twitter: @MarioSanFisan | PROMETEO (previsión/prospección) | CEO FISAN SOFOM ENR

Banquero a nivel Directivo con más de 30 años de experiencia de negocios. Ex Presidente Nacional AMFE corporativo@fisan.com.mx