Justo en medio de uno de los momentos de mayor tensión en el escenario económico internacional de los últimos tiempos con el anuncio de la imposición de aranceles impulsados por el gobierno de Estados Unidos que sacudió los flujos globales de comercio e inversión, Nuevo León no sólo reaccionó a tiempo, sino que logró anticipar la jugada.
Y es una realidad que mientras muchas entidades del país observan con incertidumbre el rumbo de las relaciones comerciales, el Gobierno de Nuevo León tomó decisiones, se posicionó y actuó. Tal vez con la sorpresa de muchos, con el apoyo de otros, pero con los beneficios para todos, y es que en momentos de crisis se notan más los liderazgos.
La reciente gira internacional del gobernador Samuel García por Europa no solo confirma su apuesta por el posicionamiento global del Estado, sino que representa la consolidación de una visión económica estratégica. Como ejemplo el reciente anuncio realizado por la empresa automotriz Volvo de incrementar su inversión en Nuevo León por más de mil millones de dólares para construir su planta más grande de vehículos pesados en el mundo.
No es cosa menor, es una señal inequívoca de que la entidad en cuanto al desarrollo industrial, sabe jugar en las grandes ligas. La planta, ubicada en Ciénega de Flores, ya está en proceso de construcción y se espera que en el verano de 2026 inicie la producción de camiones. Su impacto tampoco es menor pues genera en la entidad más de 3 mil empleos directos, transferencia de tecnología, fortalecimiento de la cadena de suministro y atracción de más de 20 empresas proveedoras interesadas en instalarse en el estado.
Este tipo de inversiones generan un círculo virtuoso que activa economías locales, promueve innovación y posiciona al estado como eje logístico y manufacturero de América del Norte.
No, no es poca cosa. Y tampoco producto de la casualidad, y aunque en lo local a la oposición le encante señalar los costos de los viajes, seguramente porque conocen y recuerdan los viajes de su Presidente Peña Nieto.
Pero, ante las evidencias, deberíamos cuestionarnos el costo de no haber tomado la iniciativa de salir al mundo por las inversiones.
Lo relevante de este logro no es únicamente el monto invertido o el número de empleos. Es el momento en el que se da. Mientras el presidente Trump impulsa nuevos aranceles contra decenas de países —incluidos China y la Unión Europea—, dejando a México fuera de ese esquema gracias a su tratado comercial (T-MEC) y a la interlocución diplomática del gobierno federal.
Pero la realidad es que no basta con tener condiciones preferentes en papel, ya lo dijo el secretario Ebrard -Seguimos negociando-: se necesita capacidad de ejecución, claridad en el mensaje y certidumbre en el entorno. Y eso es justamente lo que hoy ofrece Nuevo León.
El gobernador García durante su encuentro con directivos de Volvo en Gotemburgo, dejó claro por qué la entidad sigue siendo el destino predilecto de la inversión extranjera por su ubicación estratégica, su infraestructura moderna, su conectividad global, su gente altamente calificada y una cultura de negocios sólida y confiable.
Volvo, al igual que muchas otras empresas globales, ha encontrado en Nuevo León más que un espacio industrial: ha encontrado un socio. Un socio confiable, que entiende el valor de la planeación, la colaboración público-privada y la estabilidad institucional. Un socio que, en lugar de encerrarse ante las crisis globales, decide abrir sus puertas y presentarse al mundo con hechos.
En este nuevo orden económico, los estados que esperen se quedarán atrás. Los que actúan marcarán el rumbo. La estrategia internacional del gobierno estatal no es un ejercicio cosmético ni un gesto protocolario; es una política pública de alto impacto, con resultados tangibles y visión de futuro. Y frente a un mundo que cambia aceleradamente, ese es precisamente el liderazgo que se necesita.