Parte de la falta de pensamiento estratégico entre los medios y operadores políticos que detestan con todas sus fuerzas al expresidente Donald Trump consiste en seguir fortaleciéndolo con acciones que, en su cálculo, deberían terminar por hundirlo.
A Trump lo fortalecieron, por ejemplo, con la fuerte campaña mediática en su contra en 2016 y ahora, contra todo pronóstico, lo siguen manteniendo vigente con acciones cómo la difusión de su “mugshot” o foto en donde aparece fichado ante las autoridades de Georgia en donde enfrenta uno de múltiples procesos por atacar la credibilidad del muy poco confiable sistema electoral estadounidense y por los hechos de violencia del pasado 6 de enero del 2021.
En realidad, si el cognitivamente deficiente Joe Biden hubiera hecho un trabajo ligeramente mejor al del pésimo Trump, las personas de su equipo no tendrían que buscar eliminar a su principal competidor.
Tomando nuevamente las riendas de la narrativa, Trump -con sus antecedentes en escándalos mediáticos cómo su reality show y su participación, incluso, en luchas de la WWE- aprovechó que los ojos de los medios y de los norteamericanos estaban sobre él para realizar su regreso “triunfal” a la red social Twitter X, de la cual fue echado hace dos años y medio en un acto abierto de censura por parte de la oligarquía de Silicon Valley.
Ahora, con Musk como dueño y posible destructor de Twitter, Trump tiene un aliado para retomar su método más eficaz de comunicación ignorando los medios tradicionales.
Con la foto de Trump “fichado”, sus adversarios le han dado un estandarte de campaña y una narrativa para que vuelva a colocarse en los reflectores después de dos largos años de borrado mediático y en una muy buena posición para derrotar a Joe Biden aprovechando el arcaico y obsoleto sistema del colegio electoral estadounidense. Luego que no se quejen.