La tregua de unos cuantos días que le proporcionó el fallido intento de asesinato al candidato republicano Donald J. Trump, actual líder de las encuestas presidenciales en Estados Unidos acabó para el debilitado Joe Biden.

Intelectualmente disminuido, cansado, rodeado de unos cuantos “yes men” and “yes women”, incluyendo su esposa y familiares cansados, así es como Joe Biden enfrenta los llamados cada vez más fuertes de donadores, políticos republicanos y hasta el actor George Clooney para que abandone sus intenciones de reelegirse.

Aún con su avanzada deficiencia cognitiva, que algunos achacan a una demencia senil y otros, incluyendo medios estadounidenses, a un diagnóstico de mal de Parkinson o Alzheimer, Biden sigue siendo Biden en su estado disminuido y se aferra al poder.

En el fútbol existe un término que por primera vez escuché en el balompié sudamericano pero que ya ha sido adoptado en el continente: “le tendieron la cama”. Cuando los jugadores simplemente no concuerdan con el director técnico, lo abandonan y se dejan ganar hasta que la situación es insostenible y se ve obligado a renunciar.

Así le están tendiendo la cama los multimillonarios que contribuyeron decenas de millones a la campaña de Biden; así le tienden la cama los 32 congresistas demócratas que piden que dimita a la candidatura y algunos personajes de la órbita de la gris vicepresidenta Kamala Harris, quién sería la sucesora natural para tomar las riendas de la campaña.

Sin embargo, Harris, una figura gris en este cuatrienio de Biden, no convence tampoco a buena parte de la clase de multimillonarios donantes, por lo cual se habla de una doble sustitución en medio del caos que aqueja a una tambaleante nación norteamericana, que parece estar ya en fase terminal y sin una aparente salida...