Irreverente
Les platico: Ernesto Leal Flores era dueño de la Imprenta Plata cuando lo conocí en la oficina del Lic. Abelardo A. Leal Jr.
Casi todas las tardes caía por la Redacción del Periódico El Norte donde inicié mi carrera como periodista en 1974.
Fue quien institucionalizó los famosos bloks de un cuarto de hoja tamaño carta, con la leyenda de Redacción EL NORTE, que usábamos todos los reporteros, antes de que las grabadoras aparecieran masivamente.
Quizá influenciado por el Lic. Leal y aprovechando que su imprenta era de las más grandes de la comarca, publicaba un semanario que se llamaba ¡Óigame!, cuyo color emblema era el naranja.
En su edición número 10 del 3 de enero de 1970 -que costaba en el voceo $1.20 pesos de los de antes- publicó en primera plana de ese medio, el artículo de José E. Iturriaga al que tituló:
- Luis Echeverría… ¿Será el Mesías?
Luego, a manera de subtítulo:
El “Cuarto Movimiento” de nuestra sinfónica histórica.
Echeverría asumió la presidencia de México el 1 de diciembre de ese mismo 1970, pero en aquellos años, desde que el “tapado” era destapado, todos sabíamos que ese sería el próximo presidente.
Y Echeverría lo sería también para suceder en el poder a Gustavo Díaz Ordaz, porque era además Secretario de Gobernación, que en esos años era la antesala obligada del nuevo presidente.
De ahí la anticipación del artículo de marras.
Viene esto a colación por dos motivos:
1.-
Hoy cumple 100 años Luis Echeverría Álvarez y pasará su día encerrado en la misma recámara donde lo fui a visitar el año pasado para documentar un artículo que -aunque usted no lo crea- todavía no publico porque me falta amarrarlo con otras fuentes. Así de touching está el asunto.
En esa casa de la Colonia San Jerónimo de Lídice de la CDMX, donde es atendido por su asistente-enfermera desde hace 25 años, Echeverría ve pasar los días uno detrás del otro, todos exactamente iguales.
De sus ocho hijos que tuvo con doña Esther Zuno Arce, le quedan siete, tras el suicidio a sus 71 años del tercero, Alvaro, en mayo de 2020, en su casa de Los Laureles, ubicada en la Colonia La Pradera, de Cuernavaca.
Doña Esther murió en 1999 y le sobreviven Luis Vicente, María del Carmen, María Esther, Rodolfo, Pablo, Benito y Adolfo, más 19 nietos y 4 bisnietos.
Del tema por el cual fui aceptado para visitar a don Luis -como le gusta que le llamen- les platicaré tan pronto como termine la investigación de mi artículo, que a veces puede demorar hasta medio año, como fue la serie que publiqué sobre el bandido de Ricardo Peralta a su paso por Aduanas. Aquí está la liga, digo, por si les interesa
2.-
La proximidad, similitud y afinidad entre los gobiernos de Echeverría y López Obrador es pasmosa.
El populismo de ambos es el principal ingrediente, pero hay otros más.
Como se lee en el artículo de ¡Óigame!, a LEA se le asociaba con un Cuarto Movimiento. ¿Les dice algo ahora eso de la 4T?
Y en el argot político de los que circulaban alrededor del poder, se llegó a considerar a LEA una especie de Mesías.
¿Acaso no es ese el título que se ha endilgado -o le han adjudicado con su permiso- Andrés Manuel?
Dentro de esas afinidades aparece el hecho de que el presidente López Obrador nombró a Ignacio Ovalle como director general de la empresa Seguridad Alimentaria Mexicana -SEGALMEX- que es una especie de concentración de lo que eran Conasupo y Liconsa.
Ovalle inició su carrera política como jefe de la oficina de vendedores ambulantes, adscrita a la Secretaría de Gobernación durante el mandato de Gustavo Diaz Ordaz.
El titular de SEGOB en esos años era Echeverría, quien al llegar al poder lo nombró su secretario particular y luego pasó a ser secretario de la presidencia.
Ovalle fue director del Instituto Nacional Indigenista en el gobierno de López Portillo.
Luego embajador de México en Cuba y Argentina con Miguel de La Madrid y al llegar Carlos Salinas de Gortari fue nombrado director de Conasupo.
La roque señal
Llegó a ser diputado federal y en 1996 fue de los legisladores que aprobaron el aumento al IVA.
Su foto atrás de Natividad González Parás, Augusto Gómez Villanueva y Humberto Roque Villanueva, se hizo famosa por la soez “roque señal” que hizo éste último cuando la votación del pleno del Congreso de la Unión aprobó la que era una impopular medida, pero ordenada por el presidente en turno, Ernesto Zedillo.