El presidente de Colombia Gustavo Petro es un buen ejemplo de la presión que empiezan a tener los dictadores populistas latinoamericanos por parte del gobierno de Trump, sin importar que sean iguales o peores que el mandatario estadounidense.
Es un hecho que va a con todo frente a los problemas de migración, narcotráfico y comercio, aunque existe una gran diferencia entre su primero y segundo mandato, antes, generó un estado de odio en contra de los migrantes y presionó a México para que aceptara tenerlos en la frontera mientras se les autorizaba o no una visa de asilados.
La humillación de Andrés
Como es sabido, AMLO aceptó y se generó una crisis humanitaria cuando los albergues que se montaron en Tijuana, Ciudad Juárez, San Luis Río Colorado, Piedras Negras, Nuevo Lardo o Reynosa, terminaron como verdaderos campos de concentración donde los migrantes sobrevivían en condiciones infrahumanas mientras Andrés le aplaudía.
En esta segunda ocasión, Trump inició la repatriación masiva de migrantes enviándolos directamente a su país de origen, así fue el caso de Colombia, lo que detonó una crisis con el presidente Gustavo Petro.
El discurso populista
En primera instancia, envalentonado, el mandatario colombiano aseguró que no permitiría la entrada al país de aviones procedentes de Estados Unidos con ciudadanos deportados sin un trato digno: “Colombia se respeta, he hecho devolver los aviones que venían con migrantes colombianos”.
Una declaración de lo más grave y absurda, no recibir a sus connacionales y utilizarlos de carne de cañón con fines político-electorales es peor que cualquier cosa. Al negarles la entrada a su propio país, Petro los dejó en total indefensión y en condiciones infrahumanas. Un acto imperdonable.
Pero no fue lo único, el posicionamiento de Petro fue una oportunidad que Donald Trump no dejó pasar para lanzar un claro mensaje al mundo, respondiendo a las declaraciones del mandatario colombiano con el anuncio de sanciones económicas e imposición de aranceles del 25%.
Unas horas después del desplante de Petro, a través de la red Truth Social, Trump hizo públicas cinco medidas: “Aranceles de emergencia del 25% sobre todos los bienes que ingresan a los Estados Unidos. En una semana, los aranceles del 25% se elevarán al 50%” y “sanciones económicas a la Tesorería, la Banca y las Finanzas de la IEEPA”; “prohibición de viaje y revocación inmediata de las visas para los funcionarios del gobierno colombiano y todos los aliados y partidarios”; “sanciones de visas para todos los miembros del partido, familiares y partidarios del gobierno colombiano”; y, finalmente, “la realización de inspecciones reforzadas de Aduanas y Protección Fronteriza de todos los nacionales y cargamentos colombianos por motivos de seguridad nacional”. Al final Gustavo Petro no tardó en doblar las manos de manera espectacular.
Tras las advertencias la Casa Blanca dio por concluido el conato de crisis y anunció que el gobierno de Colombia ya había aceptado “todos los términos del presidente Trump”.
Pero, ¿qué hay detrás?
Petro se dobló al puro estilo de AMLO, sin embargo, no fueron las amenazas de aranceles ni evitar que le regresaran a los migrantes, detrás hay temas como la presunta vinculación con el crimen organizado del presidente colombiano y de muchos miembros de su partido y su gabinete, quienes recibieron la amenaza de retirarles la visa como el primer paso para ser investigados y presentados ante la justicia.
El mandatario colombiano enfrenta severas acusaciones en la investigación que se sigue a su hijo Nicolás, detenido desde 2023 por enriquecimiento ilícito y por recibir dinero del crimen organizado para la campaña de su padre.
Todo este incidente se puede interpretar como dice el dicho, “te lo digo Juan para que lo entiendas Pedro”.
Aranceles
En el tema de Comercio Exterior y la imposición de aranceles, el mayor perjudicado sería el país sudamericano y no impactaría realmente a Estados Unidos. Pero Trump juega con eso porque al anunciar esas medidas manda un mensaje a otras naciones donde pueden tener un impacto muy alto. Es claro que amenazas como la de gravar y fiscalizar transacciones financieras en México se podría traducir rápidamente en que Estados Unidos decida gravar las remesas.
Al final Petro quedó como un líder débil y obtuso al que su pasado lo alcanzó para ponerlo de rodillas frente a Trump. Un líder que antes de proteger a sus connacionales deportados, prefirió utilizarlos de carne de cañón con fines personales y electorales.
Una actitud muy similar a la de personajes como Ricardo Monreal o Adán Augusto López que, antes de generar unidad por el bien del país, velan por sus intereses para evitar que la presión de Trump los llegue a alcanzar.
X: @diaz_manuel