“Después de tantos años la verdad es que es mejor

Dejar de lado un poco nuestra fascinación

Y no empezar proyectos inauditos

Y no vivir al borde del abismo

Pues eso ya pasó…

¿Cómo es posible que sigamos así?

¿Cómo me humillas y te atreves otra vez a decir

Que por mi culpa no podemos empezar otra vez?”

LA CASA AZUL

Irónico, quien se autodenomina ‘la ministra del pueblo’ es abucheada por… el pueblo. Lenia Batres recibió una cucharada de su propio atolito.

Trabajadores del Poder Judicial protestaron abiertamente en el foro que Morena organizó sobre la reforma judicial que empuja el presidente y avala su sucesora.

Un error más de Batres olvidar que como ministra no debe participar en eventos públicos organizados por partidos políticos. Los jueces deben ser imparciales y con este asunto ella encarnó lo que tanto critica de su lugar de trabajo: tomar partido por un grupo de poder. Total, ya los sabíamos, ella es muy mala jurista, no sabe de leyes, pero además el presidente la puso allí con el único propósito de dinamitar a todo el aparato judicial.

Pero pasa de largo también algo fundamental: que los más de 51 mil funcionarios y empleados del Poder Judicial de la Federación también son pueblo. Que los integrantes del Consejo de la Judicatura y los 1,800 funcionarios del Poder Judicial están aterrados y muy enojados ante la posibilidad de quedarse sin el trabajo por el que tanto lucharon y se prepararon para alcanzar.

Sí, resulta que después de todo el pueblo no son solo los militares uniformados o los criminales, como dice el primer mandatario. Son también los miles de trabajadores del Poder Judicial. Ellos están preocupados ante la propuesta —más bien ha sido un amago— de reforma judicial de López Obrador.

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En esta discusión no se han atendido asuntos básicos: ¿dónde y cómo se determinará que se hará con los 1,600 (o más) juristas que se quemaron las pestañas preparándose y hoy ocupan por mérito sus puestos?, ¿cómo garantizar que las personas que llevan años aprobando exámenes, teniendo una larga curva de aprendizaje de por medio, puedan ocupar los cargos que se “democratizarán”?, ¿cómo piensan garantizar que los que actualmente ocupan esos cargos, producto de un arduo y constante esfuerzo, no los pierdan?, ¿cuántos y de qué forma serán indemnizados?

Lenia no es ministra del pueblo y tampoco jurista. No entiende ni habla por los miles de trabajadores del Poder Judicial de la Federación y tampoco por los de las estructuras locales. Pudo haber hecho una defensa de cómo mejorar la carrera judicial, de cómo corregir errores que se tienen en esa rama del Estado. Pero no, prefiere una reforma que dinamita el último poder autónomo de la nación. Y una de las razones de ello es que NO lo entiende y tampoco quiere entenderlo.

Y no me refiero solamente a su funcionamiento; basta ver sus participaciones en la SCJN para saber que ella no comprende lo que se discute ahí. Por no hablar de lo atrasada que va en sus responsabilidades… Asuntos que requieren resolución; asuntos del pueblo.

El máximo tribunal constitucional no es un centro político para las grillas. Lenia pasará a la historia como la ministra que careció de conocimientos jurídicos, que nunca tuvo la intención de prepararse (hay ministros que a pesar de su desconocimiento en ciertas áreas se apoyan de sus equipos).

El único “mérito” de la no-constitucionalista es serle fiel al presidente de la República. E insisto en aquello de la lealtad porque flaco favor le hace al mostrar su ignorancia y al desconocer a todos los trabajadores que tanto se ufana representar.

Un poco de reflexión le permitiría entender que el Poder Judicial es el mejor pueblo bueno que hay. En su mayoría personas informadas, imparciales, preparados, con conocimiento de las leyes y la capacidad de dar equilibrio a los intereses de corte social e individual.

Un pueblo bueno que igual debe valorar el otorgamiento de amparos a empresas o a personas. Que le dan valor a la ley, no al que impone y abusa.

Y abuso ha sido que el Ejecutivo y el Legislativo federales no cuiden el proceso para formular y aprobar las leyes que votaron. Y si la Suprema Corte les ha “corregido la plana” es porque el tribunal ha sido constitucional.

Lenia se considera ministra del pueblo debido a su desconocimiento e ignorancia; una verdadera pena. Que no se confunda: el pueblo puede querer a un Poder Judicial más honesto, pero no más ignorante y menos preparado.

Lenia fue abucheada durante su baño de pueblo pues pasó de largo la regla más importante: para representar al pueblo no basta con autoproclamarse como tal.

Giro de la Perinola

Estaba difícil, pero Carlos Alazraki lo logró y fue más allá de la vulgaridad (por cierto, deporte muy practicado en Morena). Ya que de antemano estábamos seguros de que Marcelo Ebrard es un político sin principios, así que lo demás estaba de más. Los comentaristas no deberían caer tan bajo como los políticos que critican. Digo.