Queda claro que en esta segunda ocasión que Donald Trump llega a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, viene dispuesto a cortar cabezas y con más ánimos de venganza, que de realmente “arreglar” la forma de administrar su propio Estado. Y todos los días ha enfocado sus baterías para culpar a las minorías de todas las desgracias que le ocurren al vecino país.
Y para muestra un botón. Tenía sólo un par de días en el poder, y develó su política avasalladora, enfocada en desaparecer todo lo que suene “woke”, progresista en pocas palabras.
Y tengo que puntualizar: etiquetar de esa forma los derechos de las minorías, nos habla de una profunda incapacidad de los actuales gobernantes norteamericanos y sus seguidores, de comprender que los derechos humanos no son “moneda de cambio”.
Con una visión muy limitada, están poniendo todas sus esperanzas de “volver a hacer grande a su patria”, en un pensamiento cuasi mágico e idílico, más parecido a un comercial de televisión de los años 50 del siglo pasado, mostrando al país perfecto.
Hablemos de la famosa política “DEI”, que tenía la finalidad de generar espacios de trabajo, con inclusión de minorías y de la diversidad, tanto dentro del gobierno federal como en el ámbito privado, además de generar políticas de “justicia ambiental”.
Pero para los republicanos de Trump es totalmente diferente; de entrada no tienen claro quiénes son esas minorías. Simplemente no ven a las mujeres, que desde hace muchos años, piden romper el techo de cristal, promoviendo políticas que permitan que las mujeres accedan a los cargos de poder, que siguen siendo “reservados” para los hombres.
Para Trump y compinches solamente existen las comunidades “blancas, provenientes de Europa”, no forman parte de su mundo “ideal” nativos americanos y los afroamericanos, sin olvidar por supuesto a la comunidad hispana, ni a la comunidad LGTBQ+.
Hay que señalarlo como es: desde el primer accidente aéreo que hubo en los Estados Unidos -ya bajo el gobierno de Trump- se trató de culpar a las minorías, con la intención de hacerlas pasar como responsables de los accidentes aéreos, y qué mejor ejemplo que el accidente más reciente, el vuelo de 4819 de Delta Connection.
Y si es necesario gritarlo, lo gritaré, el responsable de que los aviones “tengan accidentes” es el capitalismo rapaz, no lo es ni la diversidad, ni las políticas de inclusión, como piensan en las altas esferas del poder norteamericano.
Vayamos al inicio y hagamos memoria. Sí, al terrible accidente ocurrido en el aeropuerto de Toronto, Canadá, que iba pilotado por dos mujeres; en redes sociales comenzó a manejarse que todo había sido culpa de que eran mujeres piloto, pues de haber sido “hombres”, otra historia se habría escrito.
Están culpando a Endeavor Air, la empresa que prestaba sus servicios para Delta Airlines, y que como empresa no tiene ningún inconveniente en contratar mujeres piloto. Y aquí es donde las redes sociales empiezan a manejar la campaña de misoginia en contra de las mujeres pilotos.
En un posteo (tuit) escrito por Eduardo Menoni resalta lo siguiente: “El avión que se estrelló en Toronto, Canadá era un vuelo de Delta operado por Endevoir Air, una pequeña aerolínea obsesionada con los vuelos SIN HOMBRES y tripulados exclusivamente por mujeres. Los medios progres están OCULTANDO ESTO, DALE ME GUSTA Y RT para que todos se enteren”.
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Respiro profundamente para poder seguir sin exaltarme: suponiendo sin conceder, que la culpa del accidente haya sido porque en lugar de “hombres, machos alfa, lomo plateado” iban mujeres al mando de la aeronave, hay varios puntos que debemos observar.
Primero pongamos las cosas claras. La empresa que presta sus servicios, no está compuesta exclusivamente por personal femenino, sino que promueve una plantilla integrada tanto por hombres, mujeres y miembros de la diversidad.
Así que se está partiendo de una falacia al hacerle creer a la gente que el accidente fue por culpa de que las dos pilotos, capitán y primer oficial, eran mujeres.
Tal y como reza en la página de la empresa “En Endeavor, construimos y fomentamos una cultura en la que se valoran las diferencias. Apoyamos un entorno inclusivo en el que los empleados se sienten capacitados para hacer oír su voz y compartir sus experiencias y perspectivas.”.
Y a diferencia de las voces que en redes sociales fustigan y señalan como culpables a las mujeres que iban al frente de este vuelo, el propio CEO de Delta Airlines, Ed Bastian, ha felicitado a la tripulación por la magnífica respuesta que dieron ante el accidente, en el que todos los pasajeros sobrevivieron.
Los mensajes en contra de las mujeres piloto se replican en las redes sociales, donde generalmente hombres dejan claro que no volarían en un avión donde el piloto de la aeronave fuese mujer, porque uno de sus más grandes argumentos es que “las mujeres no trabajan bien bajo presión”.
Lo cual es falso. De entrada a nivel mundial las mujeres piloto apenas alcanza a ser el 7% del total de profesionales que manejan aviones. Para más claridad, el 93% son hombres al frente de una aeronave. La posibilidad de que te toque volar con una mujer piloto es muy baja lamentablemente.