Las elecciones del 2 de junio cambiarán las reglas del juego político de México. Posiblemente, el nuevo gobierno federal alterará significativamente el status quo y generará un cambio en la forma en que opere o aborde los desafíos políticos. Habrá una reconfiguración del sistema de partidos. Se construirá un nuevo modelo de equilibrio político rumbo al 2030.
Serán los gobernadores y presidentes municipales quienes tendrán el potencial de impulsar cambios positivos, fomentar la innovación, mejorar la eficacia y la capacidad de respuesta de los gobiernos para abordar los complejos desafíos del siglo XXI. Ellos serán, como dicen en inglés, los “game changers”.
En un entorno de “cambio de juego”, será la política local en donde se tenga la enorme posibilidad de innovar. Pero esto no ocurrirá de la noche a la mañana; ni las soluciones caerán del cielo. Las características de una persona que cambia las reglas del juego en el gobierno son:
- Soluciones innovadoras: introducen ideas, tecnologías o enfoques novedosos para abordar problemas de larga data o aprovechar oportunidades emergentes. Desafían el pensamiento convencional y traspasan las barreras de lo que es posible, dentro de las limitaciones de la burocracia gubernamental.
- Resultados impactantes: producen resultados tangibles y significativos que tienen un impacto positivo significativo en la sociedad. Ya sea mejorando los servicios públicos, reduciendo la desigualdad o promoviendo la sostenibilidad ambiental, logran resultados que los ciudadanos sienten.
- Escalabilidad y replicabilidad: no se limitan a “proyectos piloto” aislados o iniciativas a pequeña escala. Sus ideas y sus obras tienen el potencial de ampliarse y replicarse. Ofrecen soluciones que se adaptan a diversos entornos y pueden implementarse a una escala más amplia para maximizar su impacto.
- Colaboración intersectorial: procuran la colaboración entre agencias gubernamentales, socios del sector privado y organizaciones de la sociedad civil. Aprovechan la experiencia, los recursos y las redes de múltiples actores para impulsar la innovación y lograr objetivos compartidos.
- Toma de decisiones con datos: se basan en datos y evidencia, utilizando investigaciones y análisis empíricos para informar el diseño, la implementación y la evaluación de las políticas públicas. Priorizan la transparencia y la rendición de cuentas, utilizando datos para seguir el avance, medir los resultados y tomar decisiones informadas.
- Respuesta a las necesidades de los ciudadanos: comprenden las preferencias de los ciudadanos. Priorizan el diseño centrado en el usuario y los mecanismos de retroalimentación para garantizar que las políticas y los servicios respondan a las necesidades de las personas a las que sirven.
- Enfoque adaptativo e iterativo: adoptan la experimentación y la iteración, reconociendo que la innovación a menudo requiere la voluntad de asumir riesgos, aprender de los fracasos y adaptar estrategias basadas en la retroalimentación y las circunstancias cambiantes.
- Voluntad política y liderazgo: con voluntad política y liderazgo superan la inercia burocrática, la resistencia al cambio y los intereses creados que pueden oponerse a los esfuerzos de reforma. Los líderes políticos desempeñan un papel crucial a la hora de defender iniciativas innovadoras y movilizar el apoyo de las partes interesadas.
- Visión a largo plazo: se guían por una visión para el futuro, centrándose en un desarrollo sostenible e inclusivo que beneficie a las generaciones de hoy y de mañana. Trascienden los ciclos políticos de corto plazo y priorizan inversiones que generen dividendos sociales, económicos y ambientales duraderos.
- Compromiso y participación pública: involucran a los ciudadanos como participantes activos en el proceso de gobernanza, fomentando un sentido de propiedad, empoderamiento y responsabilidad. Crean oportunidades de diálogo, colaboración y co-creación para garantizar que las políticas y decisiones reflejen las diversas perspectivas e intereses de la población.
Además de todas las características y cualidades anteriores, la herramienta estratégica de gobernadores y presidentes municipales exitosos será la transparencia.
En una era de sobrecarga de información y escrutinio público, la transparencia se convertirá en la piedra angular de una gobernanza eficaz. Ya no es simplemente un principio de buenas prácticas; es una herramienta estratégica que las organizaciones gubernamentales pueden aprovechar para lograr beneficios significativos. Al adoptar la transparencia, los gobiernos pueden cultivar la confianza pública, fortalecer la rendición de cuentas y, en última instancia, mejorar su legitimidad y eficacia.
Es más probable que los ciudadanos crean en su gobierno y lo apoyen cuando tienen acceso a información sobre sus operaciones, procesos de toma de decisiones y asignación de recursos. Este acceso abierto fomenta un sentido de responsabilidad, permitiendo al público monitorear el desempeño del gobierno y responsabilizarlo por sus acciones.
La transparencia también fortalece la rendición de cuentas interna dentro de las organizaciones gubernamentales. Cuando los procesos son abiertos y las decisiones se toman de manera transparente, resulta más fácil identificar áreas de mejora, prevenir la corrupción y garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y efectiva. Esto conduce a un gobierno más receptivo y eficiente, que en última instancia sirve a los mejores intereses de sus ciudadanos.
Además, la transparencia puede ser una herramienta poderosa para mejorar el compromiso y la participación públicos. Al proporcionar a los ciudadanos información fácilmente disponible, los gobiernos pueden alentarlos a participar activamente en el proceso de toma de decisiones. Este enfoque colaborativo puede conducir a políticas más informadas y representativas, lo que en última instancia conducirá a mejores resultados para la comunidad.
Sin embargo, implementar la transparencia requiere un enfoque estratégico y un equipo de excelencia. Los gobiernos deben trabajar activamente para que la información sea accesible y comprensible para el público. Esto implica utilizar varios canales, como sitios web fáciles de usar, iniciativas de datos abiertos y estrategias de comunicación claras. Además, es fundamental fomentar una cultura de apertura dentro de la organización, alentando a los funcionarios a aceptar el intercambio de información y el escrutinio público.
No todos los políticos se podrán convertir en “game-changers”. Sólo los líderes con mentalidad para transformar una nación pueden serlo. Se requiere valor, trabajar en contra de la corriente, voluntad para integrar equipos, redes, y una visión sin límites para dibujar el futuro.
La mentalidad del “game-changer” en una época de transformación obligará a analizar el papel de la tecnología y las preferencias de los ciudadanos. En los próximos seis años habrá más cambios en el mundo de los que se han producido en los últimos 100. Para ser exitoso en el nuevo entorno se requiere colaborar, entender y usar la inteligencia artificial y estar conectado.
Los líderes políticos más innovadores serán los que se atrevan a dibujar un nuevo entorno, a cambiar reglas, a eliminar límites e incluso a desechar estándares que todavía funcionan. Tendrán que ser disruptivos, experimentar con propósito y escalar proyectos; pensar y dirigr con la mirada puesta en la siguiente generación.
Gobernadores y presidentes municipales que cambian las reglas del juego tienen que despertar el interés del ciudadano. Deben ser audaces, visionarios, ir más allá de lo convencional, buscar un propósito, beneficiar siempre a la gente; tener un impacto en la vida de las personas.
Persistencia, confianza y valentía deben formar parte de la identidad de esos nuevos líderes políticos. Todo es cuestión de mentalidad. No pueden seguir estirando los viejos modelos que dieron éxito en el pasado y que hicieron grandes a los políticos de antes. En tiempos de transformación, no se logra el éxito sin disrupción, sin innovación, sin espíritu emprendedor.
Esperamos que nuestros líderes en los estados y municipios sean optimistas, disruptivos, que experimenten, que corran riesgos, que fracasen, que aprendan de sus errores y que triunfen. La inteligencia emocional es relevante. No basta el conocimiento técnico. A la realidad se le descubre, se le interpreta, se le da forma, y se encuentran las oportunidades.
Tienen que conocer la historia, aprender de sus competidores políticos, tener ideas propias, conocer a los ciudadanos, analizar datos, contar con un flujo continuo de información, diseñar estrategias de autoajuste, romper las reglas, tener creatividad, alejarse de los convencionalismos.
El gobierno es una constante tarea de descubrimiento y solución de dilemas. Siempre se presentarán paradojas y contradicciones. Aquí es cuando la transparencia deja de ser simplemente un imperativo moral y se convierte en una herramienta estratégica que las organizaciones gubernamentales pueden aprovechar para lograr beneficios significativos.
Al fomentar la confianza, fortalecer la rendición de cuentas y mejorar la participación pública, la transparencia allana el camino para un gobierno más eficaz y legítimo, que servirá a los mejores intereses de los ciudadanos.