“¿Qué es en el fondo actuar, sino mentir? ¿Y qué es actuar bien, sino mentir convenciendo?”

SIR LAURENCE OLIVIER

El Oscar a la mejor actuación para el ingeniero Octavio Romero Oropeza. Después de escucharlo en la Cámara de Diputados, queda claro que dio su ¿mejor? interpretación. Y si la situación de Pemex no estuviera estrangulando a México, creo que hasta podríamos reírnos de los otros datos del director general.

Con absoluta —no ‘poquita’— desfachatez aceptó: “hicimos un poquito de trampa, bueno no es trampa, pero sí es trampa”. Eso, al comparecer ante la máxima tribuna del país, para nada puede considerarse una broma. Una confesión pública de uno o varios ilícitos, más bien.

Pemex es la empresa petrolera más endeudada del mundo, así sea que Romero insista recetarnos sus otros datos. Más de 110 mil millones de dólares son la deuda que embarga a Petróleos Mexicanos. Una acumulada de varios sexenios; este, el de la 4t, ha aportado lo suyo de manera muy significativa al deterioro.

Mas el ingeniero, como parte de su actuación, lo niega. Hace como que olvidó la ominosa carta que él le mandó no hace mucho al secretario de Hacienda. En ella le SOLICITABA AYUDA, pues la empresa productiva del Estado le debe hasta a sus proveedores. Tan solo con uno de ellos —uno de los miles— Pemex tiene una deuda superior a los 187 millones de dólares. ¿La fuente de la información de lo que digo? ¡La dio el mismo director!

Ante lo cual, que el ingeniero nos aclare: si Pemex goza de un superávit ¿por qué señalan lo contrario las calificadoras internacionales?, ¿por qué no le pagan a quienes les deben? ¿O será que termina siendo repartido en sobres amarillos?…

Las columnas más leídas de hoy

La empresa petrolera que fue durante muchos años la caja chica de los gobiernos, desde el sexenio pasado se ha convertido en un barril sin fondo por cuanto a los recursos que exige del gobierno federal. Petróleos Mexicanos está literalmente desfondando al país y, por lo mismo, a cada uno de sus habitantes.

Tan solo entre 2019 y el primer semestre de este año, el gobierno federal le ha inyectado a Pemex más de 900 mil millones de pesos. Además le redujo el derecho de utilidad compartida del 60 al 40%; esto es, obtuvo a costa del erario (nuestros impuestos) una reducción en sus pagos por 415 mil millones de pesos.

Tal vez porque Romero conoce el verdadero tamaño del boquete es que usó la palabreja “desendeudado”, que en portugués significa desencantado. Así es como los mexicanos estamos con Pemex y con su administración.

El funcionario hace como que no entiende —¿o será que realmente no lo entiende?— que NADA ha desendeudado porque se ha utilizado el dinero publico para inyectarle y sacar a flote a la empresa.

Un desendeudamiento desencantado pues ha sido a costa de emproblemar a Hacienda (entiéndase, a México). Realidades que desencantan y más cuando la cabeza de la Petróleos Mexicanos nos miente en su comparecencia.

Es válido endeudarse para crecer, pero pagar esa deuda con el dinero de Hacienda que estaba destinado para el desarrollo social y productivo de México —y encima “vendérnoslo” como un logro— es reprobable. El costo financiero de Pemex ha aumentado, no disminuido.

Encima, la empresa —por indicaciones de su dirección— se ha dado el lujo de regalar a Cuba (de nuestro patrimonio como mexicanos —¡y encima a escondidas!—) 200 millones de dólares.

¿Quién miente? ¿El director de Pemex o la canciller Alicia Bárcena? Ella informó a la opinión pública que México realizó una donación de crudo a Cuba a través de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID).

Si lo regaló, dado que Pemex es de todos, ¿qué precepto legal lo faculta para ello? Si es crudo que se le vendió al gobierno cubano, ¿sabe que nos puede meter en un problema serio con nuestro principal socio comercial? Alguien miente. Mas, dado que EXIMBANK canceló el otorgamiento de un crédito de 800 millones de dólares que tenía apalabrado con México para actividades de exploración y producción de Pemex, podemos darnos una buena idea de quién es el que falta a la verdad…

Las cuentas de Pemex no cuadran —por ende no convencen—. Una refinería que sigue sin refinar, tampoco.

Pemex está desfondando al país. Es el más importante boquete para nuestras finanzas y explica —en parte— el gran deterioro que ha habido de los programas sociales. Hipotecar el futuro del país es lo que ha costado el dichoso desendeudamiento que presume Octavio Romero.